
Una medida recesiva desesperada para sobrevivir a la sequía de divisas durante el calendario electoral.
La medida fue anticipada la semana pasada luego de una reunión del titular del Banco Central Miguel Pesce y la secretaria de Energía Flavia Royón con representantes de las principales petroleras que operan en el país. Entre ellas Raizen, Axion, YPF y Trafigura.
Según esta disposición, las petroleras deberán dejarán de tener prioridad en el sistema SIRA, «que les permitía acceder en uno o dos días a las autorizaciones y los dólares oficiales para poder concretar sus importaciones de combustibles«. Para suplir el suministro del Central, las importadoras deberán acudir al financiamiento de bancos internacionales o de sus casas matrices.
En las últimas horas se sumó también a las automotrices. Las multinacionales autopartistas recibirán plazos de 195 días en el SIRA. En suma, los pedidos de financiamiento realizados de aquí en más serán desembolsados recién durante el próximo mandato presidencial. ¿Cuánto cotizará el dólar oficial para esa fecha? Nadie lo sabe. Pero probablemente más que ahora. Durante el último mes, el peso se devaluó a un ritmo del 6$.
Sequía crónica y manotazos recesivos
La sequía de divisas que aqueja a la Argentina parece no tener fin. Ninguna de las medidas implementadas por la super – gestión de Massa fue realmente efectiva. El dólar soja III llega a su fin este miércoles sin perspectiva de renovación y con magros resultados. El Central logró retener apenas 1 de cada 4 dólares ingresados de las agro – exportaciones, y a cambio de una sangría constante de pesos.
Tras el choque con la realidad Massa optó por buscar padrinazgo externo. Primero en el FMI y ahora en China. La idea es conseguir dólares cómo sea para evitar un colapso de la moneda nacional durante el año electoral. Ese escenario desataría una hiperinflación casi instantánea y sepultaría cualquier esperanza de victoria electoral del peronismo. Incluso podría hacer crujir la estabilidad política en un contexto de ajuste y descontento social largamente acumulado.
El cepo a las importaciones es una medida desesperada y destinada a una corta vida. Una restricción prolongada de las importaciones ejercería una presión recesiva sobre la industria. Especialmente teniendo en cuenta que la medida grava dos sectores centrales. Las petroleras condicionas el mercado de la energía (que afecta todos los precios e insumos de la economía) y las automotrices son la rama más avanzada de la lánguida industria nacional.
En última instancia, Massa no resuelve ningún problema de fondo. Sólo intenta estirar la vida de las reservas durante algunos meses, o incluso semanas.