El déficit de la cuente corriente del comercio exterior viene fuertemente motorizado por el sector servicios. De hecho, la balanza de pagos de bienes fue superavitaria por USD 2.060 millones (un superávit que de todos modos podría ser de corto aliento). Pero la balanza de servicios marcó un récord histórico: el déficit primario fue de USD 3.333 millones y el déficit total en servicio alcanzó los USD 4.500 millones.
«Precios pisados»
¿Cómo se explica el desmedido déficit de divisas en el marco de un gobierno que viene de recibir una inyección de estabilidad gracias al FMI y que hace pocas semanas festejaba «el fin del cepo» rumbo a la fantasía de la dolarización?
La mayoría de los analistas decidió hacer hincapié en la fuga de dólares fruto del turismo internacional. Es verdad que aquí opera un factor real. Más de un millón y medio de argentinos viajaron al exterior en mayo, un 45% más que el mismo mes del año pasado. Durante la temporada local, fue noticia el cuasi éxodo de argentinos a Brasil, mientras las playas locales promediaban una temporada discreta.
El aumento de los viajes al exterior resulta de una de las aberraciones económicas de la Argentina mileísta: la cotización del dólar sigue relativamente baja mientras que los precios dentro del país siguen siendo exageradamente caros en dólares. Recordemos que el gobierno dedicó largos meses del año a desmentir la posibilidad de una devaluación. Luego anunció la «salida del cepo» como muestra triunfal de lo anterior… convalidando así una devaluación en torno al 15% del dólar oficial entre enero y junio de este año.
Pero resulta que todo el mundo da por hecho que esa devaluación no fue ni remotamente suficiente. Así lo muestran no sólo las comparaciones internacionales sino sobre todo el accionar de los grandes tenedores de divisas (los tan mentados «mercados»). «El mercado ´pricea` que el tipo de cambio mayorista subirá 2,9% en julio y que de acá a fin de año trepará 15%» (Ámbito, 26/6). Los capitalistas argentinos esperan una devaluación que totalice al menos el 30% en este año.
¿Cómo hacen Milei y Caputo para pisar el precio del dólar si supuestamente se terminó el cepo? Primero que nada, utilizando las divisas ingresadas por el FMI para intervenir en el mercado de cambios de forma no oficial.
Milei dijo que no intervendría el dólar mientras se mantuviera dentro de la banda de flotación. Pero es un secreto a voces que todos los medios financieros mínimamente serios anunciaron hace semanas.
Todas las rondas del mercado porteño presentan «operaciones extrañas» o «movimientos de grandes montos» que nadie parece poder precisar. La estafa financiera con la deuda es un clásico del capitalismo parasitario argentino; sucedió con Macri, con Cavallo, y Milei no quiere quedarse atrás.
Es excesivamente generoso llamar «fin del cepo» a la flexibilización de la compra de divisas que sancionó Caputo. Hoy las empresas siguen percibiendo las mismas restricciones, las únicas liberadas del cepo fueron las personas físicas. Hasta el más delirante y amanecido de los economistas libertarios sabe que una liberación del cepo a las grandes firmas generaría una fuga masiva de divisas y una disparada del dólar catastrófica en pocos minutos.
Vacas gordas, reservas flacas
En el primer cuatrimestre del año las importaciones crecieron un 34% interanual, totalizando $30.500 millones. Las exportaciones crecieron un magrísimo 3% en volumen y un pobre 2% en valores totales. No hace falta ser economista para notar que la bestial apertura de importaciones que aplicó el gobierno preanuncia un agravamiento de la falta de liquidez para los próximos meses.
Sobre todo teniendo en cuenta que, el magro superávit exterior en bienes de la primera mitad del año (esos USD 2.000 millones), estuvo motorizado por la liquidación de la cosecha de este año. En el primer semestre, el campo liquidó unos USD 15.000 millones. Pero se espera que el ritmo baje notoriamente durante el segundo semestre por dos razones (además de que promedia la temporada). Primero: se terminarían los beneficios en la cotización del dólar sojero. Segundo: los capitalistas del agro no son idiotas, y saben que el peso consolidará una devaluación mayor para fin de año.
A eso hay que sumarle que el operativo dólar colchón es, hasta el momento, un fracaso rotundo. Los argentinos que poseen dólares fuera del mercado oficial siguen acumulando una gran masa de divisas, en torno a los USD 266.800 millones. En este marco, el dólar pisado de Milei no parece capaz de resistir por mucho la tendencia alcista. Aún cuando, a nivel internacional, el dólar se depreció casi un 10% por la agresiva política arancelaria de Trump. La mayoría de las monedas se apreció, pero el peso argentino (aún pisado) marca una fuerte tendencia devaluatoria a mediano y largo plazo.
Resumiendo: resolver la escasez crónica de divisas de la economía argentina no está al alcance del Plan Milei. Bien por el contrario, cada movimiento en la política económica del gobierno no hace sino agravarla.
La destrucción de la capacidad productiva nacional y la apertura de fronteras al saqueo carcome la ya débil liquidez argentina. Y el desfalco de miles de millones con la nueva estafa del Fondo plantea dólar pisado para hoy, devaluación y escasez para mañana. Justamente por eso los analistas financieros están pidiendo más endeudamiento para suplir el endeudamiento contraído y, aunque sea, arañar las metas de reservas del FMI.
La ayudita del Fondo puede alcanzarle a Milei para mantener las chapas clavadas hasta octubre, en un escenario optimista. Para el escenario post electoral, todo el mundo espera incertidumbre, descalabros y una nueva devaluación. «Es como salir sin paraguas con pronóstico de tormenta», dice un operador de la city.




