Los anuncios económicos, devaluación y el fracaso del “plan” económico de Milei y Caputo

Con el anuncio de un nuevo acuerdo con el FMI, el gobierno lanzó el anuncio de una fuerte devaluación del peso, junto a otras medidas de menor impacto. Revientan a los trabajadores, los patrones y los buitres festejan.

El anuncio de una nueva devaluación junto al nuevo acuerdo con el FMI es una confesión del fracaso completo del plan económico del gobierno. El Estado argentino está en default, no puede pagar sus deudas, no puede sostener el tipo de cambio, y los dólares del FMI vienen a sostener con un hilo un “plan” que se derrumba.

El anuncio oficial de las nuevas medidas económicas incluye:

a) Devaluación. Lo llaman “dólar flotante” de entre 1000 y 1400 pesos el dólar. Lo cierto es que el principal vendedor de dólares, el Banco Central, ahora podrá venderlos por hasta 1400 pesos. Ese es el nuevo techo del dólar oficial. Lo presentan como una “banda”, es decir, que no necesariamente debería irse a 1400 pesos. Pero por algo la “banda” de oscilaciones es hacia arriba y no hacia abajo de la cotización oficial hasta hoy. Hace algunos meses, Milei y Caputo todavía se atrevían a decir la estupidez de que el dólar podría irse a 600 pesos. Podría ser cierto que no es una devaluación si no fuera mentira: en las circunstancias actuales, en las que el Banco Central vende dólares para que no se dispare la cotización, la “banda” anunciada es una lenta devaluación, que tienda a acelerarse a medida que pasan los meses.

b) “Fin del cepo”. Es impresionante que intenten presentar esta medida como alguna especie de triunfo. Quieren vender que se terminan las restricciones a la cantidad de dólares que se pueden comprar y vender. Lo cierto es que se termina el cepo para las personas físicas. Es decir, el cepo sigue para las empresas. Las entradas y salidas de dólares que definen su cotización no son las de las personas, son las de las empresas. Levantar el cepo en una situación de salida de dólares como esta sería un suicidio político del gobierno, uno casi literal. Implicaría permitir libremente a las empresas que se lleven todos los dólares que quieran. Llevándose dólares con algunas restricciones ya está generando la crisis actual, basta imaginarse lo que pasaría si no tuvieran ninguna restricción. No es que el gobierno no quiera levantarlo, no puede porque su plan económico fracasó.

c) Se permitirá libremente la distribución de utilidades a accionistas extranjeros a partir de inversiones del 2025. Es un intento desesperado de que ingresen algunos dólares en lo inmediato, con la promesa de que podrán fugar todo lo que quieran en el futuro. Hoy se les ponen algunos límites a cuánto pueden llevarse al exterior las empresas en Argentina a sus accionistas. La promesa de que puedan llevarse dólares libremente en el futuro si invierten este año es un ruego de que inviertan. De rodillas, piden algunos dólares para que no se dispare su cotización.

Devaluación y fracaso del plan económico

Todo el “plan” económico de Milei y Caputo descansaba en una sola premisa: el problema es el déficit fiscal. Faltan dólares porque el Estado gasta mucho, hay inflación porque el Estado gasta mucho. Pues bien: echaron a decenas de miles de estatales, hundieron a los jubilados en la miseria, ajustaron a la educación y la salud, y el problema sigue y crece.

Nada en el “plan” económico estaba bien. Básicamente, los grandes empresarios y sus representantes, les echaban la culpa a los trabajadores y los pobres. Pero el problema es la clase capitalista argentina. Faltan dólares porque la economía argentina no puede vender por ellos más que lo que compra con ellos.

Entonces, esa falta de dólares es compensada por el Estado argentino de dos maneras: con más deuda o con más emisión de nuevos pesos. Estas alternativas se vienen turnando desde hace décadas, provocando un desastre atrás de otro. El problema es que los capitalistas en Argentina se llevan mucho invirtiendo poco, por lo que el país sigue sin poder generar más dólares que los que necesita para funcionar. Y así se sostiene en el tiempo, interminablemente, el ciclo infernal de atraso, ajuste, deuda e inflación.

Después de hacer demagogia durante años contra el FMI (incluso con Caputo como ministro) ahora Milei tiene que volver a la que fue la fórmula de Macri, de De la Rúa, de Menem y Cavallo. Tiene que volver a endeudar el país. ¿Cómo subsistió hasta ahora sin hacerlo? Con el ajuste: los miles de millones que se le sacaron a los jubilados, a los giros a las provincias, a las Universidades y hospitales iban a los bolsillos de los empresarios que fugan y ganan fortunas. También con algunas medidas de menor impacto, como el blanqueo de capitales turbios, que permitió un respiro para las arcas del Estado con el ingreso de unos cuantos millones de dólares.

El FMI salva a Milei

Antes de que se formalizara que habían llegado a un acuerdo con el Fondo la situación era dramática.

Como dijimos, uno de los factores clave de la persistentemente alta inflación argentina es el tipo de cambio. Los aumentos de todos los precios se gestan, en gran medida, en las operaciones de compra de dólares, en la Bolsa y en el mercado internacional.

Al país tienen que ingresar permanentemente insumos de todo tipo para su funcionamiento cotidiano, y esos insumos se pagan en dólares. El capitalista que compra desde la pieza de una máquina hasta un software compra dólares al Banco Central para poder hacerlo. Por su parte, el que vende en el exterior y obtiene dólares, se los debe vender al BCRA para poder ingresar el dinero al país (eso es la “liquidación”).  A eso hay que sumarle los giros puramente financieros: los préstamos de dinero, la rendición de ganancias de las multinacionales a sus casas matrices, etc.

Y, en el movimiento de entrada y salida de dólares, la tendencia es en Argentina siempre a que salgan más que los que entran. Entonces, en las operaciones financieras se ofrecen cada vez más pesos para la misma cantidad de dólares. Eso es lo que está pasando cuando sube su cotización, los empresarios quieren hacerse de dólares a toda costa. Entonces, a su vez, se necesitan más pesos para comprar al mismo precio en dólares, por lo que todos los precios de mercancías internacionales en Argentina suben. Y estos precios pueden ser un componente necesario para un producto argentino hasta uno que compita directamente con un bien producido fronteras adentro. Todos los precios relativos en pesos son arrastrados para arriba.

Por eso son un dato clave las reservas del Banco Central: reflejan cuántos dólares tiene el gobierno para vender y que sigan las operaciones internacionales de compra y venta. Hay que diferenciar en estos las reservas brutas de las netas. Las brutas incluyen fondos que el gobierno no puede tocar (el swap con China, los depósitos privados, etc.). Son las reservas netas las que tiene a disposición el gobierno para vender dólares y pagar intereses de deuda. Vende dólares al precio oficial: así es como sostiene la cotización. Sin reservas netas, no hay dólares que se vendan a la cotización oficial, por lo que el dólar se puede disparar y con él los precios.

Al comienzo de la gestión de Milei, lograron varios meses de comprar dólares en vez de venderlos. Lo hicieron de dos maneras. La primera, el ajuste. Sacándole a los jubilados, a los salarios estatales, a las provincias, a la obra pública millones y millones de pesos; tenían todo ese dinero a disposición para comprar dólares. La segunda, la entrada de dólares del carry trade. Como toda bicicleta financiera es de muy corto alcance: entran dólares, compran pesos sobrevaluados, comprar bonos con una tasa de interés más alta que la internacional, embolsarse la ganancia en pesos, comprar dólares, salir del país.

Nada de eso se puede sostener si no hay una transformación profunda de la base económica argentina que permita que se sostenga en el tiempo la entrada de dólares. Y la principal “inversión” de la era Milei fue el carry trade… Así, el aire económico de los primeros meses se fue desgastando con la salida de dólares.

A fines de marzo, la situación para el gobierno era dramática: las reservas netas negativas eran de US$ 7.100. Es decir, esa es la cantidad de dólares que le faltaban al gobierno para poder operar normalmente. Sin el préstamo del FMI el dólar se hubiera disparado y con él los precios. El escenario, sin el FMI, era de catástrofe inminente. En semejantes circunstancias, el gobierno podría haber perdido todo rastro de gobernabilidad. Milei podría haber volado por los aires.

Con el giro de 12 mil millones de dólares del FMI, las reservas netas pasaron a ser de entre US$4600 y US$4800 millones. Pero el problema de que salen más dólares que los que entran subsiste. Están repitiendo el esquema del año pasado, esta vez con dólares que eventualmente hay que devolver al FMI y con mucho menos para ajustar de los gastos del Estado. El préstamo del FMI pateó la pelota para adelante. Pero la pelota no quedó muy lejos. En su peor semana de marzo, el gobierno había perdido 1200 millones de reservas.

Las condiciones que puso el FMI para el préstamo son un programa claro de “solución” a largo plazo. El compromiso de reforma laboral y jubilatoria es una promesa de esclavización de los trabajadores argentinos para “resolver” una crisis que no generaron.

Seremos directos: Te necesitamos para seguir creciendo.

Manteniendo independencia económica de cualquier empresa o gobierno, Izquierda Web se sustenta con el aporte de las y los trabajadores.
Sumate con un pequeño aporte mensual para que crezca una voz anticapitalista.

Me Quiero Suscribir

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí