
Primero fue el pueblo de El Alto. Luego se sumaron los campesinos. Comenzaron días después a movilizarse sectores obreros mineros. La población de Senkata puso el cuerpo a la lucha contra el golpe y la represión dejó varios muertos. La movilización del año pasado impuso que el golpismo tuviera que convocar a elecciones (aunque todavía está abierta la posibilidad del fraude). El año pasado decidimos ser parte en la calle de la resistencia que no permitió la consolidación del golpe a pesar de la capitulación y huida de MOrales y García Linera.
Una delegación de Socialismo o Barbarie Internacional se dirigió a las calles de El Alto y La Paz para acompañar las movilizaciones que pusieron en jaque al aparato represivo del Estado.
Recién llego a Buenos Aires luego de pasar unos días en La Paz, Bolivia, para solidarizarnos en el terreno con la resistencia popular contra Añez. ¡Abajo el golpe de Estado en Bolivia! ¡Todo el apoyo al pueblo trabajador que lo enfrenta heroicamente desde abajo! pic.twitter.com/HbrxLS8VgU
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) November 21, 2019
No fue Evo ni la buena voluntad de los golpistas: la movilización popular fue la que logró que los derechos electorales de las amplias mayorías no sean cercenados.