Trump fue amigo de Epstein al menos durante 15 años. Mientras más intentan negarlo o desestimarlo, más incriminatorio ha resultado para Trump. Y las consecuencias han sido más que meramente mediáticas.
Jeffrey Epstein era, como Donald Trump, un destacado miembro de la «alta sociedad» mediática de Nueva York. No necesariamente del ámbito del cine o la televisión, sino de uno específicamente mediático: los ricos «playboys» que hacen gala de su vida de fiestas en revistas y televisión. Claro que ese ambiente se mezclaba y se mezcla con las celebridades y la política. El caso más obvio es el propio Trump, que cultivó a propósito por décadas su imagen de millonario prepotente, mediático y profesional de las fiestas.
«Sabía de las chicas» decía un mail de Epstein filtrado en estos días acerca de Donald Trump. Y sí, las cosas ya eran evidente para los que no estaban en negación. En otro de los correos, Epstein dice que Trump estuvo a solas por horas con una de las víctimas.
Los vínculos entre Epstein y algunas de las más conocidas figuras del cine, la política y la sociedad de multimillonarios que festejan en las cumbres del imperialismo yanqui eran muchos. Se presentaba como un «financista» multimillonario que usaba su fortuna para vivirla a la manera de cualquier aristocracia decadente.
Como todos a su alrededor, era dueño de múltiples propiedades a lo largo de Estados Unidos. Hubo una que se convirtió en el centro de uno de los casos judiciales más discutidos de los últimos años: su isla privada. Epstein realizaba vuelos privados desde otros lugares de Estados Unidos hacia su isla para sus amigos de la «alta sociedad». Entre los nombres de los «invitados» a la isla de Epstein figuran Trump, David Copperfield, Michael Jackson, Bill Clinton y el Príncipe Andrew de York, hermano menor del actual rey británico.

La isla era Little St. James, y allí llegaban hombres de las cumbres de las sociedad capitalista para las fiestas privadas de Epstein desde el año 2001 hasta el 2018. Little St. James era un centro de tráfico y prostitución de menores.
“Epstein creó una red de empresas e individuos que participaron y conspiraron con él en un patrón de actividad criminal relacionada con el tráfico sexual, el trabajo forzado, la agresión sexual, el abuso infantil y la servidumbre sexual de estas mujeres jóvenes y niñas”, decía la demanda presentada por la fiscal general Denise N. George.
Agrega que sus víctimas eran “sometidas engañosamente a servidumbre sexual, obligadas a participar en actos sexuales y coaccionadas a realizar actividades sexuales comerciales y trabajos forzados”.
El caso se ha convertido en una de las mayores fuentes de teorías de la conspiración desde el 2019 cuando Epstein se suicidó en la cárcel, cuando esperaba su juicio. Hay que decir, sin dar lugar a afirmaciones sin pruebas, que, sin embargo, las condiciones de su muerte son muy sospechosas.
Con el paso del tiempo, se fueron haciendo públicos algunos archivos de la investigación del caso. Uno de ellos nombraba a Trump como uno de los participantes de los viajes a la isla.




