Bahía Blanca amaneció el 7 de marzo bajo los efectos de un gravísimo temporal. La ciudad y localidades aledañas fueron castigadas con precipitaciones de más de 300 mm en un lapso de varias horas. Para tener una proporción de la cosas, basta indicar que la media histórica es de 80 mm.
Debido a esto, varios servicios públicos colapsaron. Fue el caso del Hospital Penna, donde el servicio de neonatología se inundó, obligando al traslado de los bebés y madres que estaban internados en sus salas hacia los pisos superiores del centro médico. También fueron suspendidas las clases en escuelas y colegios, además del transporte público en la ciudad.
Se inunda Bahía Blanca y varias localidades de la zona. 400 mm en cuatro horas, más que la lluvia de todo un año. Incendios, inundaciones, sequías. Cientos de personas evacuadas. El capitalismo está destruyendo el planeta y el negacionismo de @JMilei lo agrava. pic.twitter.com/lrXPFg0Q3O
— Julia Di Santi (@JuliaDiSanti1) March 7, 2025
Las imágenes y videos del desastre son elocuentes sobre la gravedad de lo sufrido por la ciudad. Por la inclinación de las calles en sentido al mar, se formaron potentes corrientes de agua que arrastraron con todo a su paso. Muestra de eso son las imágenes de autos totalmente inundados y diseminados por las calles y veredas. Cientos de casas fueron afectadas y sus habitantes desalojados.
La catástrofe en Bahía Blanca fueron parte de una crisis nacional simultánea en todo el país. Otras regiones del país fueron ese día azotadas por una potente ola de calor. En CABA, por ejemplo, las temperaturas superaron los 35 grados y la sensación térmica traspasó el umbral de los 40 grados.
La catástrofe en Bahía Blanca es un ejemplo de la gravedad de la crisis ecológica en curso, con cada vez más recurrentes los eventos climáticos extremos. Esta catástrofe tiene su origen en el capitalismo ecocida, en la que la acumulación de riqueza para unos pocos se realiza a costa de la explotación de millones de trabajadores y trabajadoras, así como de la expoliación irracional y continua de los recursos naturales. Todo eso se potencia con el negacionismo climático de Trump o Milei, figuras de extrema derecha que representan el «asalto a la razón» que abunda en esta nueva etapa de guerras, crisis (incluida la ecológica), barbarie, reacción y revoluciones.
La responsabilidad del gobierno en la catástrofe en Bahía Blanca es clara. El ajuste se sintió duramente en los organismos del Estado para este tipo de catástrofes. Además, no es la primera vez que la destrucción del entramado social tiene consecuencias ambientales. Así fue también con los incendios forestales en la Patagonia.
En su afán por pasar la “motosierra” en el Estado, en octubre de 2024 Milei disolvió por decreto el Fondo Nacional de Emergencias, cuyo objetivo era financiar acciones de respuesta inmediata ante situaciones de emergencia. De igual manera, sus recortes a la obra pública impiden que el Estado adecue las ciudades ante los peligros derivados de la crisis ecológica, ya sea para la prevención de inundaciones o garantizar el suministro eléctrico durante las olas de calor.
Milei veta la ley de emergencia
La ley 27.790, sancionada por la Cámara de Diputados el 5 de junio pasado, establecía un fondo de ayuda de 200.000 millones de pesos para Bahía Blanca y la declaraba zona de emergencia y en situación de catástrofe junto con el municipio de Coronel Rosales, los cuales sufrieron en marzo grandes inundaciones que provocaron 16 muertos y graves problemas sociales y económicos.
En aquel momento, la iniciativa recibió 153 votos a favor, ninguna abstención y 32 votos en contra, estos últimos precisamente de parte de los diputados de La Libertad Avanza, que argumentaron que esos fondos ya habían sido mayoritariamente otorgados a la ciudad damnificada.
El fondo especial estaba destinado a otorgar subsidios y créditos para la reconstrucción de la estructura edilicia pública del Estado nacional, provincial y municipal afectada, para la construcción y reparación de viviendas de la población afectada.
Milei usa la excusa de que «no dijeron de donde salen los fondos». Claro que esa pregunta tiene para él una respuesta fácil cuando se trata de pagar deuda externa o darle más fondos a la SIDE para el espionaje y la represión.




