¿Dónde deberíamos ir después de la última frontera; dónde debieran volar los pájaros después del último cielo?
Mahmoud Darwish, poeta palestino.
“Cincuenta años después / estoy tratando de contar la historia / de lo que se perdió / antes de mi nacimiento / la historia de lo que estaba allí / antes de que la casa de piedra cayera / el mortero explotó / las rocas sueltas fueron llevadas lejos para nuevos propósitos, o aplastadas / la tierra se declaró limpia, vacía”.
Lisa Suhair Majaj, poeta palestina.
Desde el miércoles pasado (14), el ejército de Israel profundiza la masacre y lanzó una nueva ofensiva contra la Franja de Gaza. Como informamos en otra nota, solamente ese día los ataques dejaron un saldo de 120 personas muertas.
Estos números causan escalofrío. Pero solamente fueron el comienzo de una nueva campaña de bombardeos que, hasta el día de hoy (19), ya se cobró la vida de 464 personas, incluyendo una gran cantidad de niños y niñas.
En total, el ejército sionista bombardeó 670 objetivos alegando que eran utilizados por Hamas y otros grupos de la resistencia gazatí. Una versión que no se condice con la realidad, dado que la enorme mayoría de las víctimas fueron civiles alcanzados por los bombardeos mientras descansaban en sus casas o en tiendas de campaña.
Basel al-Barawi, 46, vio como un misil israelí impactó en la casa de su primo en la localidad de Beit Lahiya. Adentro de la residencia se encontraban otras diez personas de su familia. “Todos fueron martirizados. Sólo sobrevivió una niña de seis años, que ahora está en el hospital. Empezamos a sacarlos de debajo de los escombros: sus rasgos estaban desfigurados, sus cuerpos cubiertos de suciedad, sus ropas desgarradas. Su piel se había vuelto gris por la ceniza y el polvo. Sentí que se me desgarraba el corazón mientras los cargaba y se los entregaba a otros”, declaró este profesor universitario al diario inglés The Guardian.
De acuerdo a varios medios internacionales, estas acciones hacen parte de la “Operación Carros de Gedeón” que, a su vez, se inscribe en el plan “Fase 3: La captura completa de Gaza”.
Como indica su nombre, esta ofensiva tiene por objetivo asegurar el control y ocupación de amplias partes de la Franja, imponiendo una masacre en Gaza de por medio. Por ello, las autoridades militares sionistas ordenaron el desplazamiento forzoso de cientos de miles de palestinos hacia el sur del territorio.
En otras palabras, Netanyahu y su gabinete de extrema derecha ya hablan públicamente de la limpieza étnica que quieren desarrollar para colonizar el enclave. Es más, en las últimas semanas Israel continuó buscando países para que acojan a los gazatíes que emigren de forma “voluntaria”, esto es, a quienes opten por escapar de la muerte por hambre o los bombardeos que le ofrecen a diario los sionistas.
Esto es justamente lo que pretende lograr Israel con la operación militar en curso. El objetivo es concentrar a la población en tres franjas de tierra totalmente controladas por el ejército israelí, las cuales estarán separadas por cuatro zonas ocupadas. Los civiles tendrían prohibido el desplazamiento entre las zonas y estarían obligados a utilizar identificaciones con fotografías o códigos de barras para acceder a los centros de distribución de alimentos.
Además de la muerte y destrucción provocada por los ataques militares, el gobierno sionista instauró un bloqueo total al territorio, impidiendo la entrada de cualquier tipo de ayuda humanitaria desde el 18 de marzo.

Esto desencadenó una crisis humanitaria de dimensiones catastróficas, al grado que la totalidad de la población gazatí (2,4 millones de personas) están amenazados por una hambruna masiva. Esto, según Human Rights Watch, confirma que Israel utiliza el bloqueo como una “herramienta de exterminio”.
Las fotografías de niños y niñas cadavéricos provocaron indignación a nivel internacional. De inmediato, comenzaron a circular las comparaciones con las imágenes de los campos de concentración nazis. Los perpetradores de la masacre en Gaza son lo más parecido al nazismo en nuestra época.
Inclusive, el presidente de los Estados Unidos declaró en su reciente gira a Medio Oriente que era preciso acabar con el bloqueo a Gaza, porque muchas personas estaban muriendo de hambre. Esto no fue un gesto de humanidad por parte de Trump, pero sí da cuenta de lo fuerte que fue la presión internacional para que el principal cómplice del sionismo tuviera que diferenciarse tenuemente del gobierno israelí.
Debido a lo anterior, Netanyahu aseguró que aliviaría parcialmente el bloqueo por razones diplomáticas, no humanitarias. “Los combates son intensos y estamos avanzando. Tomaremos el control de todo el territorio de la Franja [de Gaza]…No cederemos. Pero para tener éxito, tenemos que actuar de tal manera que no nos detengan. […] No debemos dejar que la población pase hambre, ni por razones prácticas ni por razones diplomáticas”, declaró el premier israelí en un video de su cuenta en Telegram.
En todo caso, queda por ver si realmente Israel va permitir la entrada de ayuda humanitaria a Gaza. Además, insisten en que el ejército o entidades privadas serán los encargados de distribuirla, para así “evitar” que Hamas se apropie de los alimentos.
Lo anterior fue denunciado por el Secretario General de la ONU, António Guterrez, quien aseguró que las Naciones Unidas no harán parte de un mecanismo de entrega que esté por fuera del derecho internacional.
Por otra parte, mientras Israel bombardeaba Gaza, el presidente Trump reiteró el interés estadounidense de controlar Gaza. “Tengo conceptos para Gaza que me parecen muy buenos, convertirla en una zona de libertad, dejar que Estados Unidos se implique y convertirla en una zona de libertad”, declaró el magnate norteamericano durante su visita a Catar.
Hace 19 meses comenzó la sangrienta ofensiva sionista contra la población gazatí, sometida desde entonces a una barbarie sin precedentes en las últimas décadas. Al momento de escribir este artículo, se estima en más de 53 mil las personas asesinadas por las fuerzas armadas israelitas, en su enorme mayoría civiles.
Israel aplica contra la población gazatí la misma tecnología de limpieza étnica y exterminio que utilizaron los nazis contra los judíos europeos. En vez de estrellas de David, ahora se utilizarán identificaciones digitales; en vez de guetos, ahora se habla de “centros de distribución humanitarios”.
Los sionistas cometen estas atrocidades de forma impune y envalentonados por el apoyo incondicional del imperialismo estadounidense (primero con Biden y ahora con Trump). El establishment internacional, por su parte, se limita a emitir “quejas” institucionales, mientras la maquinaria militar israelí continúa masacrando al pueblo palestino.
Lo anterior confirma que el colonialismo y el supremacismo racial son parte integral del capitalismo del siglo XXI.
La liberación de Palestina del yugo sionista e imperialista es una de las principales tareas de la humanidad en este siglo XXI. Esto no será posible con la propuesta –reaccionaria e inviable- de los dos Estados. Palestina será libre, socialista, democrática y no racista, o no será.




