
Este lunes, el gobierno nacional lanzó la segunda etapa del dólar diferencial para los exportadores de porotos de soja y sus derivados industriales, más conocido como el «dólar soja».
Según anunció el Ministerio que conduce Sergio Massa, el objetivo vuelve a ser la acumulación de reservas de cara a la última revisión de metas del año por parte del FMI. En el nuevo esquema, los exportadores de soja y derivados podrán liquidar a un dólar de $230, bastante por encima de los $172 por los que se cambia un dólar al precio oficial.
De esta manera, el gobierno espera poder revitalizar las reservas del BCRA por hasta $6.000 millones de dólares, luego de que durante octubre y noviembre el Banco Central debió vender más de $1500 millones para tratar de contener el valor de la divisa. En los últimos días, los dólares «blue» y financieros se recalentaron y encendieron las alarmas del gobierno, ubicándose ambos bien por encima de los $300.
Como para no quedarse corto con beneficiar al sector más enriquecido y poderoso de la economía, Massa también anunció que bajará las retenciones de los productos agroindustriales derivados de la soja -principalmente harina y aceite- que se ubicarán ahora en un 31%. Por su parte, las retenciones para la exportación del poroto de soja se mantienen en 33%.
Pero el comunicado emitido por el gobierno habla de «encarar un sendero de reducción de las retenciones para las economías regionales», por lo que no es descartable que los beneficios a los agroexportadores continúen.
Mientras el gobierno demuestra celeridad para ceder frente a las presiones de los sectores más concentrados y aplica de manera estricta el programa de ajuste acordado con el FMI, convalida un aumento miserable del salario mínimo, que se ubica cada vez más lejos del valor de la canasta básica. Los trabajadores tienen que seguir surfeando una inflación descontrolada, mientras los grandes empresarios tienen línea directa para consensuar beneficios con un gobierno que está a su servicio.