
Este martes Sergio Massa retornó a la Argentina después de la gira que realizó por tierras norteamericanas y en la que se reunió con Kristalina Georgieva, la directora del FMI, y con funcionarios del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Tesoro norteamericano. También mantuvo entrevistas con grandes empresarios yankees que evalúan radicar capitales en suelo argentino.
Virtudes de la «devaluación selectiva»
El propósito de la gira era doble. Por un lado, convencer a los organismos de crédito imperialistas de la capacidad del ministro para estabilizar la macroeconomía argentina y cumplir las metas de ajuste fiscal impuestas por el Fondo Monetario y así lograr la continuidad de los desembolsos. El «caballito de batalla» massista para esta tarea fue el tan mentado «dólar soja» anunciado la semana pasada. En poco menos de 10 días, el BCRA comandado por el albertista Miguel Pesce reporta la entrada de 2.000 millones de dólares gracias a la medida que exigían los patrones del campo.
Lo que aún queda por determinar es cuánto perderá el Central por la medida. El superministro lanzó un medio mundo al mercado para captar divisas y lo logró, pero podría crearle nuevas pérdidas netas a las arcas argentinas por el desfasaje con el tipo de cambio oficial.
De una manera u otra, lo que el Fondo exigía era liquidez y Massa la consiguió (al menos de forma momentánea). Como recompensa, Georgieva garantizó el cumplimiento del próximo desembolso del FMI a la Argentina. El monto será de U$D 4.100 millones y estará destinado (obviamente) a pagar la deuda de la Argentina con el propio Fondo.
El BID, por su parte, aprobó un préstamo de USD 3.000 millones para la Argentina, de los cuales USD 1.200 millones irán a engrosar las reservas del BCRA. Y el Banco Mundial desembolsará a la Argentina unos USD 900 millones de forma escalonada.
Voluntad de ajuste
El desembolso logrado era necesario para garantizar la estabilidad inmediata de la situación crediticia y de la macroeconomía argentina como un todo. Si los desembolsos se interrumpen, todo el plan de gobierno del Frente de Todos se viene abajo.
Pero esto es sólo el principio. La otra tarea de Massa era garantizar la voluntad de la coalición oficialista para llevar hasta el final el ajuste que exige el Fondo. El objetivo es simple: acumular reservas de forma constante para pagar la «verdadera» deuda con el Fondo durante los próximos años.
Durante la tarde del martes, Massa se reunió con Alberto Fernández en Casa Rosada para discutir las conclusiones de la gira. Los próximos días estarán bastante cargados para la cartera de Economía. Hoy miércoles se conocerá el índice inflacionario de agosto, mientras las consultoras proyectan una inflación anual de al menos el 95%. Hacia el jueves, el gobierno deberá cerrar su propuesta para el Presupuesto 2023, una parada importante en el camino hacia el ajuste fiscal.
También se esperan anuncios en relación a una nueva legislación energética. La idea del massismo es establecer las reglas de juego para la explotación indiscriminada del petróleo y los minerales argentinos. Es por eso que durante la gira en EEUU Massa se reunió con CEOs de ExxonMobil, Chevron y Shell.
El cuadro de escena no podría ser más claro: Massa y el oficialismo se preparan para comenzar lo más duro del ajuste sobre una clase trabajadora empobrecida y al borde del hartazgo.