Alberto Fernández desconoció el ajuste que lleva adelante su gobierno y defendió el acuerdo con Fondo. Lo hizo esta mañana en una entrevista que le realizó María O’Donell para la radio Urbana Play.
En referencia a las críticas al plan económico de su gobierno, el presidente respondió «Díganme donde está el ajuste porque no lo sé, yo no lo encuentro», y destacó que «firmé el acuerdo con el Fondo y el país creció 5 puntos».
Se trata de un cinismo sin igual que intenta tomarnos a todos por tontos. Si él «no sabe» dónde está el ajuste haría bien en preguntarle a su ministro de Economía, Sergio Massa, quien viene aplicándolo de manera brutal, inclusive de manera más descarada que su antecesor en el cargo, Martín Guzmán.
Alberto afirmó que el presupuesto en salud, educación y vivienda «aumentó», pero eso no sólo no es verdad sino que es precisamente en esas áreas donde se concentra el ajuste. De hecho, la aplicación del presupuesto 2023 implica un recorte total de $300.000 millones en áreas que el gobierno llama «gasto social».
Estas áreas comprenden los presupuestos para programas de asistencia alimentaria, asignaciones familiares, becas estudiantiles y el Fondo de Incentivo Docente. Es decir, precisamente esas áreas que Fernández se jacta falsamente de haber «aumentado». El objetivo de estos terribles recortes es cumplir las metas de déficit fiscal digitadas por el FMI.
Pero el ajuste descarado no es algo nuevo. Si con Guzmán estaba (pobremente) disimulado con aumentos presupuestarios por debajo de la inflación, con Massa se trata de recortes lisos y llanos, inclusive en términos nominales.
Así, a mediados del año pasado, con apenas unas pocas semanas en el cargo, Massa recortó los presupuestos de Salud, Educación y Vivienda por un total de $210.000 millones, que todavía restaban por ejecutar en el presupuesto 2022. Las áreas afectadas debieron funcionar con el presupuesto ejecutado hasta esa fecha.
Entonces, los programas más afectados por los recortes fueron el PROCREAR (Vivienda), el Conectar Igualdad (Educación) y el Programa de Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles e Inmunoprevenibles (Salud). La realidad es precisamente la opuesta a lo que sostiene cínicamente Fernández.
Acerca de las supuestas consecuencias «virtuosas» de haber firmado el acuerdo con el Fondo para luego «hacer que el país crezca 5 puntos», no merece demasiado análisis. Se trata de una jugarreta retórica de muy mala calidad. Fernández se refiere al rebote de la actividad económica luego del derrumbe sufrido durante el primer año de pandemia, que casi alcanza los 10 puntos del PBI. Es muy difícil hacer pasar al rebote posterior a semejante derrumbe como la idea de que «el país está creciendo». Pero para un gobierno que no puede reivindicar ningún logro de gestión frente al pueblo trabajador, cualquier dato, por más parcial y tergiversado que sea, viene bien.