Crisis social y ecológica

Vaca Muerta, Lado B

Miles de trabajadores migraron hasta el sur en busca de un trabajo mejor, pero muchos se encuentran desempleados y deambulando por las calles. Además, persisten los problemas ambientales y la afectación a la salud de la población.

El sueño del “oro negro” que se puede transformar en pesadilla

Como siempre pasa en nuestro país, el sueño de un trabajo (o de obtener uno mejor), mueve legiones de trabajadores/as de una provincia a otra, de una localidad a otra.

En los 90, fue la exención impositiva en algunas provincias, como San Luis, donde huyeron decenas de grupos empresarios para evadir impuestos y, hacia allí, miles de trabajadores/as para evadir la desocupación en sus lugares de origen.

En este momento, la “luz” que irradia Vaca Muerta desde la provincia de Neuquén, alumbra e ilusiona a miles de trabajadores/as de distintas provincias que la están pasando muy mal, por lo cual migran hasta el centro petrolero para intentar cambiar su destino por uno mejor, es decir, contar con más pesos en el bolsillo y más tranquilidad personal y la de sus familiares.

Las expectativas de un laburo bueno sumaron un aluvión de adherentes, pero también están generando desilusiones y zozobras. El “oro negro” cambió de categoría frente al incierto panorama laboral y de condiciones de vida.

Los trabajadores que se quedan en la calle y a la espera de ser llamados a un trabajo, mantienen su aspiración, pero en el “mientras tanto” buscan alguna otra ocupación para subsistir. El número de personas en esta condición cada vez es mayor y colman los albergues dispuestos por las autoridades de la ciudad de Neuquén para cobijarlos durante la noche en medio de la ola polar, donde se suman los neuquinos de localidades del interior de la provincia, más los oriundos de otras provincias, fundamentalmente de Córdoba y del Norte. Esta situación se repite en Añelo, la población más cercana a Vaca Muerta.

Vaca Muerta: una mina de oro para algunos, la incertidumbre y el sufrimiento para otros

“No basta con saber soldar para trabajar con ductos que transportan gas a altísima presión”, dice el sr Daniel González, empresario neuquino que integra la Federación de Cámaras del Sector Energético de la Provincia de Neuquén y secretario de la Asociación de Comercio, Industria, Producción y Afines de Neuquén.

Los empresarios no tienen apuro, pues tarde o temprano pondrán las instalaciones a punto y tendrán miles en la puerta para intentar ingresar al establecimiento como operarios. Por ahora, son muy exigentes en la incorporación del personal, fundamentalmente porque están en una instancia de preparación para la producción futura, que entraría en su apogeo en el 1926/27.

Pero el “lado B” de la actual Vaca Muerta no solo preocupa a quienes lo están sufriendo y a quienes nos solidarizamos con ellos, sino también a las autoridades. Se están congregando en la ciudad de Neuquén un número muy importante de población migrante que deambula buscando trabajo, que pernocta en refugios (los que pudieron ingresar a esos lugares) o en la calle. Según las autoridades locales, alrededor de un 22% de los usuarios de los albergues provienen de otras provincias.

La otra nube que afecta el horizonte de la población neuquina son las consecuencias en el medio ambiente de la instalación de esta planta gasífera.

Los estudios que se realizaron ponen la piel de gallina. ¿Qué protección tienen los laburantes del lugar y la población de Neuquén? De este tema no se habla. Y de parte de las patronales y el gobierno seguro que se lo va a seguir ignorando.

Pero los estudios realizados al respecto son categóricos: los residuos acumulados en la zona son perjudiciales para el medio ambiente y sus habitantes, tanto para las comunidades mapuche como para quienes habitan las ciudades y localidades del interior de la provincia.

Denuncian, entre otros, el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, que Vaca Muerta configura un ecocidio y etnocidio. Lo determinan con base a un exhaustivo estudio científico sobre el impacto del fracking, tanto en la naturaleza como en la salud de la población.

El “lado B” de Vaca Muerta lo trajeron a luz quienes estudiaron el tema en profundidad. Debemos tenerlo muy en cuenta para mostrarlo y enriquecerlo, seguramente, con las denuncias y luchas que surgen y surgirán de parte de los/as trabajadores/as, las comunidades del interior de la provincia y la juventud, para avanzar y derribar todos los “lados B” que el capitalismo nos pone en el camino.

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