El estudiantazo en el centro de la situación política

Universidad: no hacer caso a los voceros de la derrota

La Universidad no está de luto, está en pie de lucha.

Las Universidades de todo el país viven la efervescencia de una lucha histórica. Decenas de miles de estudiantes en decenas y cientos de asambleas llenan sus lugares de estudio y resuelven tomarlos. El gobierno, acorralado, hace todo lo posible para fingir demencia o lanza amenazas represivas y acusaciones ridículas. El movimiento estudiantil está escribiendo la historia.

Pero fuera de las facultades, a espaldas de las asambleas, sin hablar ni debatir con un solo estudiante, el CIN, las conducciones nacionales de los sindicatos docentes, la FUA, los centros de estudiantes de radicales y peronistas franjosos hacen sus propias convocatorias. Nos piden que guardemos luto. Nos pedían que nos vistamos de negro y lloremos por la Universidad desde el minuto uno del veto de Milei.

Hoy, convocaron a una «marcha de las velas» desde Plaza Houssay al Palacio Pizzurno a las 18hs. Ni eso pueden hacer bien: ¿Cómo se ven las velas a plena luz del día? No se ven. Es una metáfora perfecta de lo que quieren para la lucha universitaria. Una vela a plena luz del día es una cosa inútil, como sus convocatorias. Hoy, ellos son el principal peligro para la lucha contra el veto de Milei: quieren que las asambleas y las tomas pierdan el control de esta pelea para retomarlo ellos. Por algo ninguna de sus propuestas son hechas al masivo movimiento estudiantil que irrumpió en la escena política, por algo se hacen a espaldas de las asambleas y las tomas.

Es simple, hay que mirar lo que hicieron a lo largo del año. Después de la masiva Marcha Federal Universitaria del 23 de abril, se sentaron a negociar migajas con Milei. En mayo, el rectorado de la Universidad de Buenos Aires (con Yacobitti como vocero público) formalizó un acuerdo con el gobierno para desactivar la emergencia presupuestaria de la UBA. Yacobitti quiso cerrar el reclamo al gobierno a cambio de un supuesto aumento del 300% sobre los gastos de funcionamiento. Este rubro incluye los servicios básicos edilicios y poco más (un 10% del presupuesto ordinario de la UBA), dejando fuera los salarios de docentes y no docentes (el otro 90% del presupuesto). Ahora el conflicto estalla nuevamente por motivos obvios: los docentes y nodocentes no pueden sobrevivir con lo que están ganando.

En el segundo cuatrimestre, hicieron todo lo posible para desalentar la segunda marcha educativa. No la convocaron, no la «militaron», fueron arrastrados por la marea que venía de abajo. Y el día en el que se trató el veto en el Congreso, directamente se negaron a hacer nada. Hace mucho que quieren dar por derrotada la lucha por la Universidad. No llamaron a luchar, llamaron a guardar luto. No quieren ni esperan de la lucha que pueda tirar abajo el veto. Quieren negociar con el gobierno. Y, como el gobierno no quiere negociar, se terminó para ellos toda discusión.

¿Es necesario recordar que son las mismas organizaciones que tienen en sus filas a los diputados «traidores» que se venden por dos pesos y votaron a favor del veto?

En algunas facultades, la Franja Morada hace que las tomas votadas sean sin ocupación, con clases en las aulas, con actividad normal. Son perros sin hocico, sin cola, sin cuatro patas; son tomas sin toma. En la UNLaM, las autoridades peronistas mandan grupitos de choque a romper las medidas de lucha.

Mientras desde las facultades decenas de miles de estudiantes definen el futuro de la Universidad, un puñado de burócratas quiere decidir todo entre cuatro paredes, bien lejos de las asambleas y ocupaciones. Pretenden pasar por encima de decenas de miles con un posteo en redes sociales. Quieren sacarle a los estudiantes el protagonismo que les corresponde, arrebatarles el control de su propia fuerza. Y algunas organizaciones estudiantiles radicales y peronistas van y hacen de voceros de esa lamentable pantomima de «lucha».

Encolumnar a los estudiantes detrás de autoridades y conducciones que nada han hecho por las ocupaciones, que no las han pisado, que las quieren levantar, es gritar a los cuatros puntos cardinales que quieren que gane Milei. Las asambleas tienen que decidir, las ocupaciones las que han tomado la posta. Hay que advertir contra estas maniobras: nadie le puede sacar su protagonismo a los estudiantes en lucha. Intentarlo es ser cómplice de Milei. Las Universidades no están de luto, están en pie de lucha.

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