Diario de un genocidio

Un genocidio sin fin (XII): “Esto se ha convertido en un inmenso campo de devastación en el que Israel creó la situación perfecta para matar de hambre a la gente”.

La crisis humanitaria en Gaza tomó dimensiones inimaginables. Pero no porque las cosas se salieran de control. Por el contrario, el gobierno de Netanyahu ejecuta metódicamente un genocidio. Insistimos: es un acto de barbarie planificada, donde la violencia es empleada metódicamente para alcanzar fines irracionales.

“Si la gente llega temprano y se acerca a los puestos de control, les disparan para alejarlos. Y si llegan a tiempo, pero son demasiadas personas, comienzan las estampidas y también les disparan”. Con estas simples palabras, Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de Médicos Sin Fronteras, expuso en declaraciones a La Nación la irracionalidad que impera en los llamados “centros de distribución de alimentos” en Gaza.

Desde que entraron a funcionar el 27 de mayo pasado, se transformaron en un engranaje central de la barbarie planificada que implementa el gobierno fascista de Netanyahu en el enclave. Porque de eso se trata: es una masacre planificada, donde el caos es pensado como parte de lo cotidiano.

Anteriormente, la ONU y las ONG distribuían la ayuda humanitaria a través de una “red” de 400 puntos a lo largo del territorio, donde con dificultades atendían a los dos millones de gazatís. En la actualidad, la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), administrada por mercenarios estadounidense en alianza con el ejército de ocupación sionista, cuenta apenas con cuatro centros de distribución.

“Son cuatro sitios del tamaño de un campo de fútbol, rodeados de puestos de vigilancia, montículos de tierra, alambre de púas, que cuenta con un solo punto de entrada y otro de salida, con numerosas vallas. Para cualquiera, esos lugares traen reminiscencias dramáticas de los campos de exterminio”, agregó el funcionario de la ONG.

La distribución de alimentos en estos centros es totalmente insuficiente. Se calcula que diariamente reparten entre 10 y 12 mil bolsas de ayuda. Además, para evitar ataques con coches bombas (al menos eso es lo que dicen), están ubicados a varios kilómetros de los centros de refugiados, por lo que los palestinos se ven forzados a caminar largas distancias para acceder a la ayuda.

Lo anterior es un desafío físico, con más razón para una población debilitada por el hambre y tras veintiún meses de genocidio. Pero las dificultades no acaban ahí. Cada bolsa pesa alrededor de 20 kilos, por lo que solamente los hombres en buen estado físico tienen capacidad de acceder a la ayuda.

En vista de esto, el acceso a la ayuda humanitaria es una competencia de vida o muerte, donde solamente los más fuertes tienen alguna posibilidad de conseguir comida y no morir de hambre. Son los “Juegos del Hambre”, versión sionista.

La crisis humanitaria en Gaza tomó dimensiones inimaginables. Pero no porque las cosas se salieran de control. Por el contrario, el gobierno de Netanyahu ejecuta metódicamente un genocidio. Insistimos: es un acto de barbarie planificada, donde la violencia es empleada metódicamente para alcanzar fines irracionales.

Actualmente, se estiman que 100.000 mujeres y niños sufren de desnutrición aguda severa, mientras que un tercio de la población pasa días sin poder comer. El martes 22 de julio, por ejemplo, se reportó la muerte de más de 100 personas que mostraron signos de hambre y desnutrición, en su mayoría niños.

Pero estos datos no revelan el grado de la crisis. Aunque suene paradójico, en medio de las hambrunas son relativamente pocas las personas que mueren de hambre. En la mayoría de los casos, fallecen por una combinación de dolencias, como la desnutrición y enfermedades derivadas que, debido a la debilidad del organismo, provocan la muerte.

Junto con esto, la ONG World Vision informó que tres de cuatro hogares en Gaza no logran cubrir sus necesidades básicas, es decir, un 74% de la población vive por debajo del mínimo vital, mientras que hace un año la cifra era del 21%.

Dada la gravedad de la situación y la repercusión mundial que está generando, Netanyahu salió a desmentir que hubiera hambre en Gaza y, sin pudor alguno, acusó a las organizaciones humanitarias de “repetir la propaganda de Hamas”.

Pero la realidad de los hechos es tan impactante que, recientemente, varias ONG israelitas salieron a denunciar el genocidio cometido por su gobierno. “Nuestro genocidio”, fue como ONG B’Tselem tituló un informe sobre lo que pasa en Gaza.

La brutalidad del sionismo se incrementó en los últimos meses. Las imágenes que vemos de Gaza nos recuerdan a los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

“Si pudiese encerrar a todo el mal de nuestro tiempo en una imagen, escogería esta imagen, que me resulta familiar: un hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una huella de pensamiento”. Esta cita la extraímos del libro Si esto es un hombre, escrito por el Primo Levi para describir su experiencia en Auschwitz. Pero describen a la perfección lo que sucede actualmente en Gaza.

¡En el siglo XXI no hay nada más parecido a un nazi que un sionista! La destrucción del Estado colonial, supremacista y genocida de Israel es una tarea histórica para la emancipación de la humanidad en el siglo XXI. Palestina será única y socialista, o no será.

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