Este lunes (11), el presidente estadounidense Donald Trump, anunció un plan de intervención directa en la seguridad de la capital del país, el cual incluye el despliegue de la Guardia Nacional y el control de la policía local.
“Estoy anunciando una acción histórica para rescatar la capital de nuestra nación del crimen, el derramamiento de sangre, el caos, la miseria y cosas peores (…) Hoy es el Día de la Liberación en Washington D.C. y vamos a recuperar nuestra capital”, declaró durante el anuncio de su plan.
Como parte de esta “liberación”, el magnate y presidente contempla la expulsión de la población sin techo de la ciudad que, según las estadísticas del Departamento de Vivienda, alcanzó las 5600 personas en 2024. La capital norteamericana ocupa el puesto 15 entre las urbes estadounidenses con el mayor número de personas sin hogar.
Como se desprende de las declaraciones de Trump, se trata de un manotazo autoritario con un marcado carácter racista y aporofóbico.
Escudándose en la sensación de inseguridad ciudadana, pretende desplegar al ejército en la capital del país, un gesto simbólico para legitimar el uso de las fuerzas armadas en la resolución de problemas domésticos. Algo que le viene bien al presidente, particularmente luego de la derrota parcial que sufrió en Los Ángeles tras el estallido de una semi rebelión popular contra las redadas de ICE (Notas a propósito del viaje internacionalista del ¡Ya Basta! y el SiTraRepA a Los Ángeles). En esta ocasión, apuesta por utilizar las fuerzas armadas en una ciudad donde la situación está en frío.
Junto con esto, la retórica que empleó fue denunciada por el marcado sesgo racista que caracteriza a los discursos de los sectores conservadores, donde se asocia las ciudades con poblaciones no blancas o lideradas por políticos “progresistas” (es decir, demócratas, lo que puede significar muchas cosas) como lugares caóticos e inseguros que ameritan una intervención externa.
Por otra parte, las estadísticas sobre criminalidad de la ciudad desmienten las afirmaciones del presidente estadounidense. Esto no causa sorpresa, pues el negacionismo es un rasgo estructural de la forma de hacer política de Trump, dado que crea realidades alternativas para justificar sus políticas (ver El asalto trumpista a la razón).
De acuerdo a las estadísticas oficiales, la delincuencia violenta cayó un 26% en la ciudad en comparación con el mismo período de 2024. Asimismo, la tasa de homicidio descendió un 12% y los arrestos de menores un 20%.
Lo anterior confirma que Trump apuesta por avanzara hacia un régimen más autoritario, apoyándose en el uso de las fuerzas represivas y brincándose las instituciones de contrapeso a la Casa Blanca. En este sentido, es claro que el magnate representa un peligro, pero la experiencia de Los Ángeles demostró que es posible derrotar en las calles sus provocaciones y aspiraciones autoritarias.