La semana arrancó con una suba mantenida de las cotizaciones oficial, financieras y paralela del dólar. El oficial tocó los $1300 en la mañana del martes y acumula 50 pesos de aumento en una semana. El blue cotiza en $1.340, $30 arriba del viernes.
Los bonos soberanos en dólares marcaron por su lado una tendencia bajista acelerada. En el premarket el AE38D bajó un 2%, el AL29D un 2,7%, el AL30D un 0,4%. El AL35D cayó un 1,6% y el AL41D un 1,8%. El Merval operó con una caída de casi el 1% en la mañana del martes.
La caída general de los bonos argentinos (al tiempo que se dispara el dólar) marca que los especuladores y grandes tenedores de divisas (los mercados) le sueltan la mano a Milei. Fueron demasiadas las señales de alarma en el tema cambiario para que el gobierno logre sostener la ya artificial cotización de la divisa norteamericana.
Falta crónica de dólares profundizada por la destrucción de la industria, el fin de la cosecha y la apertura indiscriminada de importaciones; declaración de embargo contra la Argentina por la causa YPF; un déficit astronómico en la cuenta corriente y un tendal de pronósticos pesimistas por parte de consultoras y grandes financieras como la JP Morgan son algunos de los elementos que anticipaban una corrida futura.
Es la economía, estúpido
Todo el mundo sabe ya que el status quo cambiario creado por Milei y Caputo con la ayuda de FMI está destinado a caer más temprano que tarde. La pregunta es cuándo. Pero a los grandes operadores de divisas lo que les importa es cubrirse a futuro. Por eso el dólar muestra una suba sostenida del 6,6% en julio. Y tocó cotizaciones nominales récord que no se veían desde la apertura parcial del cepo en abril, cuando el blue raspó los $1.375.
Los mercados avisaron que iban a pasarse al dólar. El gobierno eligió fingir demencia y priorizar el operativo llegar a octubre. La consecuencias están corriendo. A la tendencia alcista se suma ahora el desplome de bonos y la dificultad del gobierno para renovar tratos con los bonistas.
Hace pocos días, el oficialismo optó por desarmar las LeFi (Letras Fiscales de Liquidez) en un intento de enviar pesos a los títulos del Tesoro como las Lecap. Pero le salió mal la jugada. La mayoría de los inversores evitaron las Lecap y quedó un saldo de 10,5 billones de pesos en el mercado. El efecto inmediato fue la caída de la tasa en pesos de cauciones (operaciones con un día de plazo) y la renovada presión sobre el peso.
¿Qué va a hacer el gobierno para frenar la corrida cambiaria? Por lo pronto, Caputo anunció una nueva colocación de deuda pública fuera de cronograma, es decir, de urgencia. La desesperación del gobierno es mantener el peso estable para que no se dispare la inflación en la previa de las elecciones y se esfumen los votos del mileísmo. Esto significa endeudar al Estado con tasas delirantes en pesos para evitar la devaluación… durante algunas semanas, a lo sumo meses.
A esta altura ya está demostrado que el pacto cambiario del gobierno y el FMI no es más que eso: humo para sostener un gobierno sin ninguna perspectiva de resolución de los problemas económicos del país. La idea de que el dólar se «desplomará al piso de la banda de flotación» es puro delirio, una expresión de deseo. Pasaron solo 3 meses desde el supuesto levantamiento del cepo y la cotización de la divisa estadounidense ya está cerca de perforar no el piso sino el techo de la banda de flotación.




