
Sáenz se presenta como peronista, pero no del Frente de Todos. Ha logrado establecer alianzas con diversos sectores e, incluso, incorporar a su gobierno a radicales y al PRO. De esta manera, también, redujo las posibilidades de sus opositores de ser una alternativa de disputa real. Juntos por el Cambio llevaba solo el nombre, dado que en el fondo era solo el radicalismo con un pequeño sector del PRO personificado por Nanni (apoyado por Larreta y Morales), y el candidato a Intendente por la Capital fue Posadas, funcionario del gobierno del propio Sáenz. El kirchnerismo, representado por el camporista Emiliano Estrada, tejió una alianza intragable con Olmedo, terrateniente ultraderechista y vocero de Milei en la provincia. Esto permitió que Sáenz sacara más de 30 puntos a esas dos opciones, y que fuera saludado fervientemente tanto por Massa, Alberto Fernández… como por Rodríguez Larreta.De hecho, su discurso de triunfo fue categóricamente anti-grieta: “Debe servirle a los políticos nacionales de ejemplo para dejar de lado las diferencias, que se puede opinar distinto”. Además, logró destronar de la Intendencia de la capital a Bettina Romero, heredera del aparato más importante de la provincia, lo que la deja muy cuestionada para pelear las elecciones del 2027.
Sin embargo, este resultado por ser abultado, no debe ocultar que en relación al 2019 hay una merma de prácticamente 6% (40 mil votos), expresando la experiencia de un sector de la población con el ajuste, la crisis social y la profunda desigualdad que existe en la provincia.
Otro dato significativo es que, como viene ocurriendo, las alternativas ultraderechistas referenciadas en Milei lograron muy magros resultados.
El resto del total de 12 listas que se presentaron se expresaron como opciones muy fragmentarias. Sin embargo, la izquierda, que fue dividida en 4 listas, de haberse unificado como fue nuestra propuesta, sería la cuarta fuerza electoral, y podría haber sido vista como una fuerza con mayor volumen político e, incluso, se hubieran obtenido representaciones parlamentarias.
El balance de la izquierda
En ese marco, la izquierda de conjunto realiza una buena elección, totalizando un 6% (muy superior al 2.42% que obtuvo el FITU en 2019). Es una buena noticia, aunque como decíamos, desaprovechada por el resto de las corrientes. Pero el verdadero interés aquí, pasa porque Salta fue el primer fenómeno “electoral” del FIT en el 2013 (después se sumaría Mendoza, y hay que ver cómo es el caso de Jujuy del cual no tenemos percepción directa). Provincias donde, por determinadas circunstancias, la izquierda realiza grandes elecciones, consagra una o varias representaciones de importancia, y posteriormente se desinfla.
Desde siempre llamamos la atención en dos aspectos: la correlación de los números electorales con la lucha de clases y, por derivación, el contenido orgánico en términos constructivos[1]. El Partido Obrero -y por añadidura hoy la Tendencia- han hecho una escuela horrible en la exageración de los fenómenos electorales, que a la postre tenían pies de barro.
Sin lugar a dudas, hoy el Partido Obrero es quien peor parado sale de esto[2]. La votación de 2,17%, no solo expresa un retroceso en relación a hace 4 años, sino que se magnifica porque en la elección de 2019 eran la única alternativa de izquierda. No solo perdieron votos, sino que incluso, el resto de las listas que nos presentamos por primera vez, hicimos una elección proporcionalmente buena.
De haber sido amo y señor de la izquierda hace 10 años, de hablar de “Salta, la troska”, de la inminencia de ganar la Intendencia de Salta en el 2015 y la convocatoria a una Asamblea Constituyente[3], de la ruptura de sectores con el peronismo; a este presente donde constituyó un FIT-U con el MST (la fuerza más abiertamente derechista), donde además le otorgó la preeminencia a cambio de “encabezar” a gobernador, y ni siquiera ser capaz de contener al PTS. No se nos pierde de vista que la burguesía salteña y los medios de comunicación atacaron duramente en el momento de mayor exposición, pero tampoco que los planteos facilistas del PO generaron expectativas en un sector de la población trabajadora que, al no lograr ser satisfechas, generan decepción y descreimiento. El PO nunca contó con un solo contrapeso para atenuar esta situación.
Por nuestra parte, siendo la primera vez que nos presentamos solos en una elección, con infinidad de recursos menos, pero con mucha militancia y apoyándonos en los factores dinámicos de la discusión política y la situación de la provincia, obtuvimos 5.000 votos que constituyen un piso para avanzar en la construcción en la provincia, amén de la instalación de nuestros compañeros Marcos Tognolini y Emilia Murúa como voceros de la izquierda, con muy buenos desempeños en los debates de candidatos. Es un paso en la tarea ineludible de renovar a la izquierda en la provincia para enfrentar el ajuste de Sáenz y ser parte de las luchas de los trabajadores en curso, como los Autoconvocados docentes y de la salud.
[1]“A propósito del desinfle electoral del Partido Obrero en Salta”, 21/05/15, en izquierdaweb.com
[2] El balance del PO es incapaz de ver algún elemento progresivo en la elección, “El operativo reeleccionista se impuso en toda la línea en Salta”, en prensaobrera.com. Es divertido que su compañero de frente, el MST, saca conclusiones completamente opuestas.
[3] Por más esfuerzos que hicimos, nos resultó imposible encontrar la intervención de Altamira en el Luna Park en el 2015, donde trazaba el “proyecto de poder” a partir de los resultados en Salta. Para una crítica del mismo, derivamos a “El Luna Park del PO y los problemas de estrategia de los revolucionarios”, 13/11/14, en izquierdaweb.com.






