#Striketober, el hashtag con el que en redes sociales miles de trabajadores y trabajadoras en lucha a lo largo y ancho de los Estados Unidos comparten su experiencia y manifiestan su solidaridad ante una histórica oleada de huelgas en el país se ha convertido, además, en un grito de guerra.
Ya no se trata sólo de dar a conocer las diferentes luchas, sino que el movimiento ha generado un efecto contagio. Al día de hoy, se calcula que unos 100.000 obreros de todo el país o bien están en huelga o bien están considerando plegarse a ella. Sólo en octubre ya se registraron 17 sectores que están de paro, y van más de 170 en lo que va del año. No es poco para un país con apenas un 11% de sindicalización.
La mayoría de ellos habiendo sido considerados como «esenciales» durante la pandemia, ahora miles de trabajadores en el país norteamericano exigen mejores salarios, terminar con los recortes a los seguros de salud y contratos con mejores condiciones laborales. En todos los casos, denuncian que la rentabilidad de las empresas para las que trabajan viene en franco ascenso, pero ese crecimiento no es compartido con los empleados.
Quizás la punta de lanza del movimiento huelguista sea la de los trabajadores de John Deere, fábrica de maquinaria agrícola. Nada menos que 10.000 trabajadores se plegaron a la huelga a principio de mes por mejoras salariales.
Some beautiful scenes from the picket line in Ottumwa, Iowa, UAW Local 79 pic.twitter.com/3fsWeHZnh1
— Jonah Furman (@JonahFurman) October 14, 2021
La empresa intentó sostener la producción recurriendo a que los trabajadores que no están sindicalizados oficien de carneros del paro, pero fracasó rotundamente, en parte porque sólo consiguió que muchos se plieguen a la huelga, en parte por los piquetes que los huelguistas mantienen en los accesos. Muchos otros denunciaron anónimamente que están siendo obligados a ir a trabajar bajo amenaza de despido.
Se trata de una de las principales fábricas de maquinaria agrícola del mundo. Su CEO, John May, se aumentó su sueldo un 160% el año pasado. Los trabajadores respondieron con remeras estampadas con un «160%» justo en la mira de un rifle de caza, acompañado del mensaje «Deer Season» («temporada de ciervos»). ¿Habrá quedado claro el mensaje?
New John Deere strike shirts just dropped.
(the 160% refers to Deere CEO John May's % raise last year…)
From UAW member @MikeMei84219580 pic.twitter.com/VQU2INNleJ
— Jonah Furman (@JonahFurman) October 19, 2021
La otra gran huelga es la de los trabajadores de Kellogg’s, la empresa alimenticia famosa por sus cereales. Desde el 5 de octubre, 1.400 empleados estan en huelga en rechazo a los recortes en su seguro de salud, las vacaciones y beneficios en su pensión de retiro. Además, la empresa busca establecer un sistema de contrato de dos niveles, pagandole muchos menos por el mismo trabajo a los trabajadores que están hace menos tiempo en la empresa. La huelga se extiende a las plantas que la compañía tiene en Michigan, Nebraska, Pennsylvania y Tennessee.
«Es una buena posibilidad que el Covid haya envalentonado a las personas porque van a trabajar como trabajadores de primera línea o trabajadores esenciales. Nunca cerramos la planta, continuó funcionando sin problemas y obteniendo ganancias récord. Vimos eso y sabemos los sacrificios que hicimos para que eso sucediera», sostuvo Dan Osborn, secretario en Omaha del Bakery, Confectionery, Tobacco Workers and Grain Millers International Union (BCTGM).
Durante la pandemia, los trabajadores de Kellogg’s trabajaron doce horas durante siete días de la semana, debido al aumento de la demanda de alimentos. Eso produjo que la firma registrara ganancias récord. Por ejemplo, sólo el CEO de la empresa ganó $11,6 millones en 2020, unos 2 millones de dólares más que en 2019.
En la planta de Kellogg’s en Omaha, Nebraska, los trabajadores tienen bloqueado los seis accesos a la fábrica durante las 24 horas del día. Una imagen se viralizó en las redes: bajo una noche de lluvia torrencial, un trabajador llamado Erin Shaffer mantiene en alto su pancarta mientras permanece firme en el piquete.
A Kellogg's worker on strike last night holding down the picket line through torrential rain in Omaha, Nebraska
via @Kelloggstrike Facebook page pic.twitter.com/27Gp9pD61b
— Michael Sainato (@msainat1) October 13, 2021
No sólo los obreros industriales están en huelga. La lucha se extiende a otros sectores como los trabajadores de la salud. Más de 24.000 empleados de la mega-empresa de salud privada Kaiser Permanente de Oregon y California también llamaron a la huelga contra los bajos salarios el pasado 10 de octubre, pocos días después de Kellogg’s y John Deere.
Aquí también La trama se repite: no por casualidad la ola de huelgas se registra precisamente entre quienes fueron considerados «esenciales» durante la pandemia, y en este caso quienes estuvieron en la primera línea de lucha contra el virus.
Otro elemento es común a todos estos procesos: la mayoría de sus activistas son jóvenes y nuevas generaciones de trabajadores. Es cierto que el índice de sindicalización decreció en Estados Unidos en las ùltimas décadas (era del 20% en 1983 y es del 11% hoy en día). Sin embargo, una encuesta reciente de la consultora Gallup muestra que hoy en día el 68% de los estadounidenses está a favor de la sindicalización y ese porcentaje crece hasta el 78% si se considera la franja etaria entre los 18 y los 29 años.
La ola de huelgas ha llegado incluso a Hollywood. Más de ¡60.000! empleados que trabajan detrás de cámara en las principales productoras de la industria audiovisual, como Netflix o Warner Bros., votaron hace poco ir a la huelga. Se trata de técnicos, camarógrafos, maquilladores y todo tipo de trabajadores «invisibles» en el producto final, pero sin los cuales estas empresas no podrían generar sus éxitos millonarios. Aquí también se trata de una industria cuyas ganancias se multiplicaron en la pandemia. Finalmente, el sindicato firmó un acuerdo con las empresas el último fin de semana, lo que evitó lo que podría haber sido otra nueva huelga masiva.
Pero no se trata sólo de efectos retardados de la pandemia. Otro fenómeno actual está siendo el motor de las protestas: la creciente inflación, que este año ya llega al 5,4%. En este escenario, muchas empresas están queriendo desacoplar los aumentos salariales de lo de los precios, tal como está estipulado en muchos contratos laborales. Esta es otra de las razones que está alimentando la bronca entre sectores obreros.
Mientras algunas de las protestas y piquetes ya llevan dos semanas y continúan, a esta altura estamos ya ante una de las oleadas de huelgas más importantes en décadas en el país norteamericano. Es una verdad de hace más de 100 años: octubre es el mes de la clase obrera.