Este 16 de octubre, se realizará un referéndum en Ecuador para decidir si se elimina la restricción del artículo 5 constitucional que impide la instalación de bases militares extranjeras en el país. La consulta es impulsada por el gobierno derechista y pro imperialista de Noboa.
La pregunta del referéndum sería la siguiente: si la población está de acuerdo con “eliminar la prohibición de establecer bases militares extranjeras o instalaciones extranjeras con propósitos militares o ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”. Como parte del mismo, también se votará por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, la disminución de la cantidad de representación parlamentaria y eliminar el apoyo público financiero para los partidos políticos.
De aprobarse la reducción de la Asamblea Nacional, la misma quedaría de la siguiente manera: habría 10 representantes nacionales, 1 asambleísta por provincia y otro asambleísta por provincial nacional por cada 400.000 habitantes de acuerdo al último censo. En total, la cantidad de legisladores disminuiría de 151 a 73, por ende lo que buscaría esta reforma es una concentración de poder al reducir la cantidad de representaciones de las provincias con menor población y beneficiar a las que tienen mayor densidad de población.
De conjunto, la propuesta de Referéndum resulta reaccionaria, desde la sumisión al imperialismo estadounidense, hasta eliminar el apoyo estatal financiero a los partidos políticos.
La vía libre para habilitar la consulta por referéndum se dio el 24 de septiembre, en medio de la convulsión social que atravesaba el país, cuando la convocatoria recibió el aval de la Corte Constitucional.
El camino al referéndum: entre el autoritarismo y las protestas
Según encuestas y sondeos de Clima Social, un 38% de las personas encuestadas aprobaría que regresen las bases militares extranjeras, mientras un 43% lo rechazaría y un 19% se mantiene indeciso. Por su parte, la encuestadora Cetadatos arroja los siguientes números: un 53% de las personas encuestadas apoyaría el retorno de las bases, un 34,1% no lo hace y un 12,6% se mantiene indeciso.
De cara al Referéndum, Noboa ha incrementado las acciones autoritarias y los despliegues de fuerza. El lunes anterior (10/11), trasladó a 300 privados de libertad a una cárcel que ni siquiera está inaugurada.
Las imágenes de los presos se asemejan a las del Cecot (El Salvador): los reos con las cabezas rapadas y atados, algunos con bolsas negras en la cabeza y las manos atadas. Con esto, el gobierno busca afianzar una imagen de “mano dura” frente a la espiral de violencia por el narcotráfico que atraviesa el país.
A la campaña del gobierno se le suma, también, las muestras de apoyo del imperialismo estadounidense. En particular con las constantes visitas de emisarios de Washington a Quito: en septiembre, el Secretario de Estado, Marco Rubio, hizo una gira al país andino y, durante los últimos tres meses, la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, realizó dos visitas.
En su última gira, realizada la semana pasada, Noem visitó junto a Noboa, las bases militares en las ciudades costeras de Manta y Salina (ambas son candidatas a la futura instalación de bases militares estadounidenses). La aparición de la Secretaria de Seguridad Nacional a pocas semanas de que se realice el referéndum, sin duda, se puede leer como una muestra de apoyo al gobierno ecuatoriano.
Aún con ese despliegue en apoyo al “sí”, lo cierto es que la oposición a las bases militares extranjeras cala en la población ecuatoriana. De hecho, en las últimas semanas Noboa tuvo que moderar el discurso, debido a los cuestionamientos por la posibilidad de reabrir la base militar en las Islas Galápagos (que sería un ecocidio). El presidente ecuatoriano tuvo que salir a decir que “no se trata de afectar ni regalar Galápagos”, sino de proteger el archipiélago y que no se trata de “bases militares extranjeras”, que podría tratarse de abrir “bases extranjeras” para otros fines.
El “no” a la apertura de bases militares extranjeras está encabezado por Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y el correísmo. Desde esos sectores, se han convocado algunas marchas y se recorren barrios llamando a votar por el “no”.
El gobierno cipayo de Noboa: el interés geopolítico del retorno de las bases militares en Ecuador
En las últimas semanas, en medio de la escalada en el Caribe y el Pacífico, las fuerzas armadas ecuatorianas y Guardia Costera de Estados Unidos realizaron varias operaciones conjuntas, deteniendo a personas en aguas internacionales. Acciones que se suman a los actos de terrorismo de Estado y ejecuciones extrajudiciales ordenadas por Trump.
El gobierno de Ecuador, además, mantiene varios acuerdos militares con Washington, como el “Acuerdo relativo al Estatuto de las Fuerzas” y el “Acuerdo Relativo a Operaciones Contra Actividades Marítimas Transnacionales Ilícitas”, los cuales permiten la presencia militar del imperialismo norteamericano en el país andino. A lo anterior, se le suma el incremento en la cooperación militar que pasó de apenas 800 mil dólares en 2017 a un pico de 172 millones en 2022.
Además, con el retorno de las bases militares a Ecuador, Washington se aseguraría de controlar un área importante en Latinoamérica, extendiendo la presencia militar desde el Caribe hasta el Pacífico, con fácil acceso al Canal de Panamá y al Puerto de Chancay en Perú, una pieza clave de la Iniciativa de la Franja y la Nueva Ruta de la Seda de China.
Por ese interés geopolítico, uno de los lugares más atractivos para instalar una eventual base militar estadounidense es Baltra, parte de las Islas Galápagos. Las otras dos ubicaciones que se han colocado sobre la mesa son Manta y Salina, localizadas en regiones costeras en tierra continental.
La discusión actual también rememora los anteriores despliegues de bases militares estadounidenses en Ecuador. En 1911, Washington intentó hacerse con el archipiélago por 99 años. Ya en 1942 y en medio de la Segunda Guerra Mundial, logró abrir la base aérea “The Rock» en la isla de Baltra y desplegó 2.474 tropas, cuyo fin era defender el Canal de Panamá de eventuales ataques de los japoneses.
En la actualidad, la Casa Blanca estaría interesada “en retomar el control del dominio marítimo en torno a las islas Galápagos”, ya que “le da la capacidad de tener preeminencia ante la posibilidad de entrar en un conflicto armado ante cualquier amenaza sobre el espacio acuático”.
Washington también tuvo una base militar en Manta entre 1999 y 2009, cuando el correísmo aprobó la prohibición constitucional para establecer bases militares extranjeras. Allí funcionó el Puesto de Operaciones de Avanzada (FOL, por sus siglas en inglés) para operaciones aéreas antinarcóticos.
Repudiamos este intento del imperialismo estadounidense y del gobierno cipayo de Ecuador por abrir las puertas del país sudamericano al control para Washington de los recursos y las posiciones geopolíticas. Este referéndum también expresa la lógica territorial que atraviesa la coyuntura, en la que las potencias imperialistas, debido a su pugna, buscan un mayor control de las zonas de influencia.




