El 22 de septiembre, la gestión de la Carrera de Sociología UBA convocó una reunión interclaustro para volver a avanzar en su plan de reforma del plan de estudios. Luego de múltiples interrogantes que la dirección dejó sin respuesta, estudiantes y docentes expresamos nuestro rechazo a la reforma. En respuesta, la dirección de la carrera y figuras afines a su espacio político, respondieron con provocaciones.
La semana siguiente, 25 de septiembre, tuvo lugar una primera reunión de la Comisión de Estudiantes de Sociología en la Plaza Seca de FSoc, donde con el ¡Ya Basta! presentamos una primera declaración describiendo los puntos de la reforma, en la cual planteamos desde un primer momento la necesidad de frenar la reforma y defender nuestra carrera del intento de la gestión de achicarla y robarle su perspectiva crítica del capitalismo.
Les estudiantes del ¡Ya Basta! también fuimos claros con nuestro rechazo a la reforma frente a las autoridades de la carrera el 29 de septiembre, cuando tuvo lugar la última sesión de Junta de Carrera hasta la fecha, en la que llevamos la preocupación y malestar de estudiantes frente a las respuestas vacías de la gestión.
Frente a la dirección de la carrera que responde a las críticas con provocaciones a quienes nos oponemos a la reforma, y de cara al debate que se ha abierto entre docentes y estudiantes de Sociología, presentamos esta declaración retomando algunas de las discusiones que tuvieron lugar en estas instancias para esclarecer el carácter de la reforma y la necesidad de organizarnos para frenar el intento de las autoridades de imponer esta reforma contra la voluntad de les estudiantes y trabajadores de la carrera.
Una reforma en el marco del ataque de Milei a la Universidad y las Ciencias Sociales
El martes 14 de octubre la dirección de la carrera convocó dos reuniones para atender las “consultas” de estudiantes (les docentes quedaron excluidos de la convocatoria, una maniobra de la gestión para dividir a los claustros y buscar imponer su visión de la carrera justificando la reforma).
En la reunión, las autoridades de la carrera partieron de la premisa de la “necesidad” de una reforma, especificar qué problemas ven en la carrera ni cómo esta reforma los resolvería. En una actitud antisociológica, construyen desde el sentido común de la “necesidad de actualizarse” para intentar imponer una reforma que cede a las presiones de la derecha de Milei y el ataque a las ciencias sociales por su perspectiva crítica del capitalismo.
Presentan la creación de un título intermedio, el cambio de nombre de materias sin aclarar sus contenidos mínimos (Sociología Sistemática pasaría a ser una Teoría Sociológica), la creación de nuevas materias obligatorias orientadas a un perfil técnico y a las políticas públicas dentro del estado, la reducción de horas de investigación y la obligatoriedad de “Prácticas Sociales Educativas” que no requieren más formación que el CBC, y presentan estos cambios como si fueran cuestiones técnicas, ocultando los intereses políticos de la reforma. Sin embargo, la perspectiva ideológica de la dirección de la carrera queda expresada en el intento de imponer como obligatorias “perspectivas latinoamericanas”, en toda la carrera, sin aclarar de qué marco teórico, con una orientación que se intuye populista en detrimento del carácter generalista y plural de Sociología.
Sin embargo, un tema en el que las autoridades hacen particular hincapié es la búsqueda de recortar drásticamente las materias optativas, que actualmente son 120 entre Sociologías Especiales, Teorías Sociológicas y Seminarios y son valoradas por les estudiantes como parte importante de nuestra formación.
Su objetivo es “transformar” las optativas en materias “electivas”, para lo cual las cátedras deberían pasar por concursos. La trampa de esta “transformación” es que las electivas serán materias encuadradas en alguno de los 4 ejes que la dirección quiere crear con la reforma. Así, la gestión quiere “ordenar” las trayectorias de cursada dentro de ejes que funcionen, dicho por ellos mismos, “como estantes de una biblioteca”, cada uno con un grupo de materias electivas propias de la temática.
El problema es que todo orden es político, y los estantes de una biblioteca agrupan ciertos libros relegando otros, precisamente los que no encajan dentro del sistema que la biblioteca construye. Los 4 ejes que propone la dirección de la carrera son “Estado, estructura social y políticas públicas”, “Cultura y significación”, “Territorio, ambiente y poblaciones” y por último “Desigualdades, control, conflicto y cambio social”. Queda borrada de estos ejes la palabra “Revolución” así como la perspectiva anticapitalista de la sociología, ya que se ordena la carrera para formar funcionarios del Estado que implementen políticas públicas, técnicos de datos y perfiles en base a la demanda del mercado laboral.
Afuera de estos ejes quedarían las materias que sigan como optativas, que no encajen en los ejes planteados y que verán reducida la matrícula de inscriptos ya que el plan de estudios que plantea la reforma establece un máximo de 2 optativas, cuando actualmente son 9 las optativas que podemos cursar (3 teorías sociológicas y 6 Sociologías especiales, además de 200 Hs de investigación).
Este reordenamiento de la carrera es el corazón de la reforma: limita su carácter pluralista conquistado con la reforma del plan de estudios posterior a la derrota de la dictadura del 76. Una pluralidad de voces que permitió el ingreso de docentes exiliados durante la dictadura, la conformación de cátedras como espacios de investigación y producción teórica con nuevas y diversas líneas de pensamiento.
Por eso no puede pensarse esta ni ninguna reforma por fuera de su contexto social, político e histórico: hoy Milei busca destruir la Universidad pública, es un gobierno oscurantista, negacionista de la violencia de género y ultracapitalista, que ve solo mercancías y desprecia todo lo que escape a la ley de la ganancia capitalista, como la educación y la salud públicas.
La carrera que imagina la gestión en tiempos de Milei es adaptada al mercado y los criterios de la ley del valor, como se expresa en frases de la gestión como que “hay demasiados docentes” para la cantidad de estudiantes inscriptos en sociología. Frente al ataque político y económico de Milei a la Universidad Pública, buscan realizar un autoajuste recortando las materias optativas lo que pone en riesgo el puesto de trabajo de nuestrxs docentes y la pluralidad de perspectivas y contenidos de nuestra carrera.
Desde el ¡Ya Basta! nos oponemos completamente a adaptar la sociología al discurso de Milei: hoy nuestra carrera ofrece una amplia formación generalista que abre diversas perspectivas para les graduades y permite incluso interpretar datos obtenidos por una IA u otros programas, o especializarse en el marco de una experiencia profesional a partir de un amplio conocimiento metodológico y teórico. En cambio, la reforma plantea una formación según las demandas del Estado burgués y del mercado, busca crear un perfil técnico y especializado que rebaja la formación generalista de nuestra carrera. Defendemos una sociología anticapitalista, crítica del sistema social, que permita pensar e intervenir sobre los problemas contemporáneos en un sentido crítico.
Por eso fuimos parte de los estudiantes que planteamos críticas en la reunión del 14/10 y estuvimos a la cabeza del repudio a la reforma. La gestión, por su parte, respondió evadiendo las preocupaciones de les estudiantes independientes y sobre el final de la reunión, ante los cuestionamientos de nuestra agrupación, admitió que planean aprobar la reforma “con o sin consenso”. Más claro imposible: por más que intenten darle un barniz democrático juntándose con estudiantes, esta reforma es imposición de arriba hacia abajo, fomentada por los intereses del Consejo Superior de la UBA y la presión mercantilista del gobierno de Milei.
Rechacemos la reforma: Defendamos una sociología crítica y anticapitalista
El intento de la gestión de imponer una reforma desde arriba encuentra resistencia entre les estudiantes que venimos reuniéndonos semanalmente para defender nuestra carrera. En los debates de la Comisión de Sociología fuimos claros en la necesidad de rechazar la reforma, una idea compartida con estudiantes independientes que comprenden el ataque que significa el nuevo plan de estudios.
También existen otras posturas, como la de “En Clave Roja” (PTS) que en las reuniones con la dirección de la carrera dicen que “solo estamos en contra de algunos puntos de esta reforma” y estarían a favor de negociar con la gestión punto por punto sobre la aprobación de la misma. Así lo expresaron en la reunión con la dirección de Sociología el martes 14 y en la reunión de la Comisión estudiantil del viernes 17/10 a través de su representante en la Junta. Nos parece una posición adaptada al intento de la dirección de reordenar nuestra carrera.
Por otro lado, vemos con preocupación que un sector de les docentes bajo la presión de perder su puesto de trabajo realicen una formulación como “sin regularización, la reforma es precarización”, ya que se coloca en el terreno de la negociación con las autoridades. El problema de “una reforma con todos adentro” es que abre la puerta a que se eliminen contenidos y perspectivas de la carrera recortando las materias optativas bajo eufemismos como “reorganizar” y “unificar cátedras”, lo que significa obligarlas a modificar sus programas para mantener su trabajo y que se pierda la pluralidad de voces.
Esto es, en sí mismo, una precarización de nuestra formación porque destruye el carácter pluralista, donde se han formado líneas de investigación y pensamiento desde la derrota de la dictadura y que es actualmente un espacio para el desarrollo de teorías críticas, con una fuerte presencia de la teoría marxista, entre otras, que perderían su riqueza y especificidad con esta reforma.
Por una sociología anticapitalista
Estamos en un mundo en combustión donde el capitalismo del SXXI crea nuevos problemas ligados a la tecnología y la relación con la naturaleza, las relaciones sociales en el marco de los discursos de odio en las redes, el surgimiento de extremas derechas y, también, una nueva perspectiva anticapitalista en la juventud como forma de pensar un futuro superando las experiencias del Siglo XX.
La sociología es una herramienta indispensable para transformar la sociedad. Una sociología sin una perspectiva anticapitalista, sin un profundo cuestionamiento al orden de una sociedad con explotados y oprimidos, que está cruzada por la lucha de clases, es un arma sin filo que legitima al Estado Capitalista o se dedica a emparchar los sufrimientos de las mayorías. No queremos una carrera que se adapte al derrotismo del peronismo, ni un enfoque para ser funcionarios del estado capitalista. Queremos una carrera plural donde cada estudiante y docente pueda decidir su perspectiva sin perder el carácter fundamental de ser profundamente irreverente y crítica del capitalismo y sus miserias. La sociología será anticapitalista o no será.
Rechazamos el intento de reforma de la actual dirección de la carrera. Frente al intento de imponer esta reforma desde arriba, movilicemos a la próxima reunión de la Junta y a todas las instancias donde la gestión quiera decidir sobre nuestra carrera, para frenar la reforma y defender una sociología crítica y anticapitalista.




