Movilizarse para rechazar el acuerdo con el FMI

Las imágenes de Corrientes en llamas y la absoluta escasez de recursos económicos y materiales para combatir el fuego son la postal de un país en estado crítico, y de la desidia de un gobierno dispuesto a destinar hasta el último centavo al FMI, aunque que el resto arda.

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El incendio de más de 800 mil hectáreas (¡un 10% del territorio correntino!), la pérdida inconmensurable de biodiversidad de los humedales, la destrucción de recursos económicos y el impacto social del desastre, contrastan con la imagen de un presidente que, entre penal y penal en las playas de Mar de Ajó, tuiteaba “Hemos puesto todas nuestras fuerzas para ayudar (a Corrientes)”.

Del contraste de las imágenes al contraste de los números: el gobierno nacional destinó $500 millones de pesos a combatir los incendios en la provincia mesopotámica, osea, menos de 5 millones de dólares. Mientras tanto, avanza a toda velocidad con un acuerdo que entregará 44 mil millones de dólares al Fondo. Podríamos extender el ejemplo a tantas otras situaciones urgentes por resolver, en un país cuya crisis social crece al ritmo de la inflación y la destrucción salarial, mientras la coalición de gobierno ultima los detalles de un plan de austeridad tutelado por el organismo imperialista.

A sabiendas de que los detalles del plan de austeridad podrían empujar a los trabajadores del malestar y el descontento pasivo que existe por las condiciones del día a día, a una bronca activa y la irrupción que podría facilitar la explicitación del ajuste por venir, el gobierno se juega todo a ocultar la letra chica del acuerdo. Claro, no es lo mismo la abstracta enunciación de un plan de déficit fiscal para el 2025 y el 0% del financiamiento monetario del Banco Central al Tesoro para el 2024, formulaciones que son inentendibles para la mayoría de la sociedad, que la bajada a tierra de cara a la sociedad sobre cómo se lograrán tales cosas y el nivel de ajuste que implicará.

El secretismo se ha convertido en estos días en la política oficial,con el silencio de Cristina Fernández y de Máximo Kirchner incluidos, y tiene como finalidad engañar a millones de trabajadoras y trabajadores y negarles un derecho democrático mínimo, como es conocer las condiciones de un acuerdo que pretende hipotecar el futuro de las generaciones actuales y varias que vendrán. La aparición de un borrador del acuerdo con algunas medidas exigidas por el Fondo para cumplir con el pago de la estafa macrista,deja mayor claridad sobre el curso del ajuste para los años inmediatos. De aprobarse se convertirá en una doble estafa incluida la del Frente Todos.

“Secretismo+tratamiento express” aparecen como la fórmula antidemocrática para el engaño de la sociedad. Por estos días han circulado todo tipo de trascendidos sobre las mil y un maniobras probables que intenta el oficialismo y también la oposición para diluir al mínimo posible el tratamiento parlamentario del entendimiento y que el mismo sea exprés. Otro artilugio cuya única pátina democrática sería la del ingreso del proyecto de ley al Congreso, pero que a la vez sea los suficientemente express y con el menor detalle posible, para evitar cualquier reacción social.

Mientras tanto, el kirchnerismo se prepara para una capitulación mayúscula luego de años de venderse como nacional y popular, dispuestos a reventar a los trabajadores y el pueblo con un ajuste en regla y a someter el país al imperialismo.

Maniobras antidemocráticas…

A inicios del 2021, el gobierno logro la votación de la “Ley de Fortalecimiento de Sostenibilidad de la Deuda Pública”, que supone que cualquier toma de deuda externa debe pasar por el Congreso y ser votada allí, una forma de dar seguridad a los acreedores del país que las deudas son asumidas por las fuerzas políticas del régimen (a diferencia de la toma de deuda del Macri que pasó por DNU) y que por lo tanto serán pagadas gobierne quien gobierne.

Semanas atrás, cuando circuló la propuesta de Patricia Bullrich (Juntos) de hacer pasar por DNU el nuevo endeudamiento con el FMI por 44mil millones de dólares (para pagar los 44mil millones de dólares tomados anteriormente, algo que grafica el grado de estafa renovada que implica el intento de acuerdo),el FMI salió a dejar bien clarito que esa no era una vía aceptable, y que por el contrario esta vez tiene que pasar por el Congreso.

Desde ese momento a la fecha, circulan diversas versiones de cómo llevarán adelante el tratamiento en el Congreso para que sea lo más express posible y evitar esa imagen grabada en la retina de Todos y Juntos del 14 y 18 de diciembre del 2017, donde sectores amplios de trabajadores se movilizaron masivamente para impedir el ataque a las jubilaciones, abriendo una crisis política que culminó dos años después en la derrota electoral de Macri y el fin de su presidencia.  Más allá de las diferencias entre las coaliciones, Todos se mira en el espejo de Juntos y quiere evitar a toda costa una irrupción parecida. Tampoco a Juntos le agrada una situación similar que pondría en riesgo el acuerdo y condicionaría políticamente a todas las fuerzas del régimen.

En principio, Alberto Fernández enviará el proyecto el 2 de marzo, luego de la Asamblea Legislativa que sesionará el 1°. Uno de los trascendidos es que el proyecto se trataría directamente en Diputados y luego pasaría al Senado sin pasar por comisiones. Esto le permitiría al gobierno obtener el aval del Congreso en 5 días, y no en 2 semanas que es lo que habitualmente tarda en votarse un proyecto de ley. Por su parte, Elisa Carrió ha enviado un proyecto de ley a Diputados que faculta al gobierno a tomar deuda sin necesidad de que el propio acuerdo (con sus detalles) pasen por el Congreso. A este nivel de ridiculez de las cosas, falta que propongan que Fernández se pasee en taxi en las inmediaciones del Congreso con el proyecto de ley en la mano para cumplir con la formalidad de que el acuerdo “pase por Diputados y Senado”.

El tratamiento express junto con el secretismo son dos maniobras que intentan mellar (al límite de la negación) el carácter democrático (burgués claro está) que supone que la toma de deuda sea debatida en las cámaras de cara a la sociedad, y por esta vía evitar desbordes sociales.Dos elementos de bonapartismo débil que “respeta” la forma parlamentaria de la resolución, pero que de contenido pasa por encima y avasalla el elemento democrático (limitado pero importante) del debate sin secretos ni inmediatismo de cara al conjunto de la población, dando al gobierno atribuciones que lo ponen virtualmente por encima de las instituciones. Claro que en este caso hablamos de elementos de bonapartismo débil, en tanto la maniobra no parte de la fortaleza del gobierno, sino de su temor a desbordes y descontrol que, de ocurrir, podrían abrir una crisis de gobierno.

…Y el ajuste que anticipa el acuerdo

A todo esto, bastó un borrador filtrado a la prensa para dar cuenta del carácter de austeridad que implican las medidas de sometimiento al Fondo, algunas de las cuales se vienen explicitando hace meses por el gobierno pero como decisiones “autónomas” y que, ahora queda más que claro, son medidas exigidas por el organismo de crédito.[1]

Como preámbulo a los mandatos del Fondo, digamos queexige que cualquier recaudación por encima de lo previsto no podrá ser utilizada en forma de gasto público (ni en salud, ni educación, ni salarios estatales, ni obra pública) de manera que se aproveche el ingreso extra para reducir el déficit fiscal en menor tiempo del que fue pautado. Otra de las demandas es acortar la brecha artificial que mantiene el gobierno entre el dólar y el peso mediante devaluaciones de la moneda argentina acorde a la inflación, lo cual significará una devaluación o ajuste redoblado sobre el salario en un país cuya economía está prácticamente dolarizada.

Junto con esto, otro de los “regalitos” es que “la masa salarial del sector público” deberá atarse a “la mejora de la actividad”, lo cual supone que ningún salario crezca por encima de la productividad o del crecimiento económico, algo que ya ha comenzado a verse con las propuestas salariales a docentes del 45% en 4 cuotas, cuando se estima que la inflación será del 53% este año (y eso en las proyecciones que estiman que el acuerdo con el FMI se concrete).A esto se suma el fin de la doble indemnización, medida que tomó el gobierno al inicio de la pandemia, y que el FMI exige que cese “completamente a finales del 2022”.

Por otro lado, el borrador refiere a la “prolongación voluntaria de la vida laboral” y menciona la revisión de los “regímenes especiales previsionales” de los que gozan desde docentes hasta obreros de distintas industrias y servicios, y que son una conquista histórica de las y los trabajadores. Recordemos que el ataque a los regímenes previsionales regulares y también especiales es una “moda” neoliberal que aplican diversos gobiernos del mundo (desde Bolsonaro en Brasil, hasta Macron en Francia) para prolongar la explotación de los trabajadores, recortar gastos estatales e incrementar las ganancias capitalistas.

Desde luego que detrás de la quita de subsidios a las tarifas de los servicios también se encuentra el FMI. Rápido para los deberes, el gobierno acaba de anunciar el aumento de tarifas de gas del 20% a partir de marzo, y se esperan novedades de aumentos en el boleto del colectivo en CABA al doble, el cual (más allá del traspaso de la jurisdicción de las líneas que funcionan en Capital y caen en la contabilidad de la provincia de Buenos Aires, un artilugio para que el malestar del aumento caiga sobre Larreta) pagaran miles y miles de trabajadores del AMBA en su conjunto.

Ganar las calles contra el acuerdo

Desde las diversas organizaciones de derechos humanos, representaciones sindicales, organizaciones sociales y partidos de izquierda que integramos el espacio político del Parque Lezama contra el acuerdo con el FMI, hacemos un llamamiento al conjunto de los trabajadores sin importar su filiación política a movilizarse al Congreso el día que se trate el proyecto de entendimiento con el Fondo para rechazarlo. A la vez que exigimos a la CGT y las organizaciones sindicales que convoquen a acciones, paros y que movilicen para derrotar el pacto de ajuste.

El kirchnerismo se encamina a una capitulación lisa y llana. Lejos de pasar de las palabras a los hechos, exigencia que hicimos para mellar sobre la crisis política abierta con la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista de Diputados, han pasado de las palabras “criticas” del acuerdo al silencio cómplice. La fuerza que se caracterizó por la construcción del relato “gobernar con inclusión social”, hoy se encamina a sancionar y ejecutar un plan de austeridad contra y a espaldasdel pueblo. Una capitulación silenciosa, y sin relato.

Diversos sectores ligados a estas fuerzas parecen deslizarse del “posibilismo”, es decir de la representación de lo que se puede y no se puede lograr y que (además de reflejar las dificultades históricas vinculadas a la falta de superación del capitalismo con una perspectiva socialista) es instrumentalizado por las fuerzas del régimen para limitar cualquier pretensión -no ya revolucionaria, sino incluso tímidamente reformista-al “fatalismo”, es decir la sumisión completa a la realidad donde lo único posible es agachar la cabeza y esperar lo peor.

Es hora de romper con el sopor y apostar a la movilización en unidad de acción con los sectores que sí estamos dispuestos a enfrentar al acuerdo por la vía de los hechos y no sólo en las efímeras palabras. Llamamos a todos aquellos que estén contra el acuerdo a que se sumen a una perspectiva que considera que no está dicha la última palabra, y que el resultado está aún por verse.

Por último, tenemos el orgullo de realizar el segundo Campamento Anticapitalista del ¡Ya Basta! el 26, 27 y 28 de febrero. La convocatoria ha generado la simpatía y el entusiasmo de amplios sectores de la juventud de diversas universidades del país, y de jóvenes trabajadores y trabajadoras que quieren organizarse para conquistar un futuro sin opresión ni explotación. Esta iniciativa anticapitalista se viralizó y ha tenido enorme repercusión mediática por la disputa ideológica planteada, no sólo con los sectores posibilistas y aquellos que han caído en el fatalismo, sino incluso con los sectores liberfachos que pretenden un mundo sin derechos para los trabajadores, sin derechos para las mujeres ni perspectivas para las nuevas generaciones.

Al mundo oscurantista que elucubran los liberfachos les contraponemos nuestra luchapor derrotar el capitalismo y construir una sociedad basada en la que seamos socialmente iguales, humanamente diferentes, y totalmente libres, como decía Rosa Luxemburgo. Esta lucha hoy empieza por organizarse para derrotar el acuerdo con el Fondo, y este campamento estará al servicio de ese objetivo, para que nuestro sueño emancipador se transforme en la peor pesadilla de los opresores y sus voceros.


[1] Ver al respecto “Un acuerdo de ajuste y austeridad” de Renzo Fabb en la presente edición.

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