
Estamos acompañando a la familia, amigos y compañeros de Franco Almada en una movilización en el centro de Bernal, lugar donde Franco falleció al ser embestido por un auto que luego se dio a la fuga.
La solidaridad con el caso de Franco se hace evidente en la calle y también desde cada balcón donde los vecinos de la zona salen a aplaudir exigiendo justicia el joven de 19 años.

La tragedia de Franco se suma a la de Emma, joven haitiano de 23 años que fue atropellado por un colectivo en la ciudad de Rosario hace un par de semanas; y que ponen en evidencia una vez más la precarización a la que se encuentran expuestos los miles de trabajadores de aplicaciones de delivery que no cuentan con los elementos suficientes para protegerse contra el COVID 19 pero tampoco con seguro ni ART. Bajo el disfraz de «sé tu propio jefe» lo que estas empresas no admiten es una relación laboral encubierta, teniendo a la mayoría de sus empleados como autónomos y monotributistas, eximiendo así de pagarles cargas sociales, vacaciones y aguinaldos, etc.

El gobierno de Alberto Fernández tiene que dejar de hacer la vista gorda a la situación de precarización a la que están sometidos los trabajadores de aplicaciones de delivery, que si bien son considerados esenciales durante la cuarentena no cuentan con elementos de seguridad e higiene necesarios sumado a no tener seguro ni ART y sin un sueldo fijo con el cual contar en el marco de la pandemia obligando a muchos a decidir entre su salud o tener un plato de comida en la mesa.






