Manuela Castañeira: “El gobierno le hace el juego a la derecha”

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Periodista: Hablamos con Manuela Castañeira, candidata a presidenta en 2019 por el Nuevo MAS ¿Qué tal Manuela?

Manuela Castañeira: ¿Que tal Hernán? Buenos días, gracias por el llamado.

P: ¿El partido, el Nuevo MAS, cómo se está organizando hacia el 2023?

M.C: Hace poco nos estuvimos organizando en una reunión nacional de referentes. Estuvimos discutiendo, entre otros, con Alcides Christiansen y Lucas Ruiz, que son nuestros referentes allí en Neuquén. Algunas definiciones ya las hemos tomado. En el 2023 ya hemos definido algunas cosas, aunque todavía no las hemos formalizado.

El año que viene voy a ser candidata por el Nuevo MAS, pero todavía hay que discutir con el resto de la izquierda para buscar una fórmula común. Sobre todo en una situación como esta hay que hacerla, en que hay tantas discusiones de fondo para hacer. Presentar alternativas anticapitalistas, socialistas, ser parte de la discusión de hacia donde debería ir el país es lo que tiene que hacer la izquierda.

También está pendiente todavía el debate de las PASO, si se van a hacer o no. Nosotros pensamos que hay que eliminarlas.

P: Hablabas sobre lo que son otras expresiones del trotskismo. ¿Sigue abierta esa discusión?

M.C: Hay mucho diálogo pendiente. Ahora, lo cierto es que hay muchos debates políticos. Ellos ya anunciaron candidatos sin discutir con el resto de la izquierda, es por ejemplo lo que hizo Myriam Bregman. Hay mucho por recorrer todavía sobre las formas; estamos, por supuesto, abiertos a abrir un diálogo.

De todas formas, hay también una polémica abierta sobre cómo nos posicionamos frente a los ataques a las libertades democráticas. Hace poco hubo un hecho gravísimo, el atentado a Cristina Fernández. Nosotros fuimos el único partido de izquierda que salió a la calle y eso ha generado muchos debates, porque el resto de la izquierda no fue. Para nosotros eso fue un grave error. Para nosotros las libertades democráticas se defienden en la calle.

En nuestro país hay quienes quieren traer el bolsonarismo, con todo lo que significa en cuanto a contrarreformas laborales. Lo hacen atentando contra derechos mínimos. Quieren poner en cuestión el derecho a la organización y la movilización. El lugar para defender estos derechos es la calle.

P: ¿Por qué crees que hubo poco reflejo en el resto de la izquierda en salir a la calle? Porque es evidente el contenido de esas políticas que vos llamaste acertadamente “bolsonaristas”: anti planeros, anti trabajadores, anti feministas, macartistas.

M.C: Totalmente. Antisocialistas, anticomunistas es lo que son.

P: Sirve un poco para zamarrear a algunos de nosotros, porque lo cierto es que vienen por todos nosotros, todos los que defienden alguna causa. Y parece equivocado los que dicen “yo defiendo mi espacio y ya está”.

M.C: Eso que mencionás es clave. Hay que entender que ese intento de magnicidio lo hicieron contra la voluntad popular, contra las libertades democráticos. Para mí hay dos grandes problemas en Argentina: hay que luchar contra el ajuste y defender las libertades democráticas. Sin libertades democráticas no se puede luchar contra el ajuste.

Respecto al debate en la izquierda, yo creo que hubo un cálculo electoralista. Pensaron que podrían ganar algún voto. Eso no es claridad política, no es pensar en el mensaje que nosotros le tenemos que dar a los trabajadores. Hay que ser claros en que no se pueden cuestionar los derechos democráticos, nuestro derecho a la organización y la movilización. La izquierda tiene una tradición muy rica en la defensa de esos derechos y tiene que hacerle honor.

Hay sin duda algo de confusión. También hay un poco de provincialismo en el mal sentido, en el de no ver lo que pasa en la región. Tratan de entender Argentina sin mirar lo que pasa en otros países. Pocas veces sucede que tan linealmente hay conexiones. Miremos el plebiscito de Chile y ganó el “Rechazo”. La derecha ahora quiere plantear que la gente votó en defensa de la Constitución pinochetista, cosa que obviamente no fue así. El gran límite fue el gobierno de Boric, que la mató antes de que nazca. Esos progresismos son organizadores de derrotas.

Mirá Brasil, Bolsonaro hizo una movilización importante para poner en cuestión las elecciones. Y el PT no ha salido a la calle para contestar. Entonces vemos una derecha que ataca mientras del otro lado nos piden que “bajemos un cambio”. Pero la derecha no baja un cambio, y si nosotros no nos preparamos para movilizar para resistir a esos ataques, para defender las libertades democráticas, no van a encontrar ningún límite.

No se pueden aplicar acá mecánicamente esas cosas porque los países tienen historias diferentes. Pero sí podemos ver lo que quieren traer a Argentina. La reforma previsional, por ejemplo, que ahora en Brasil se extendió muchísimo la edad jubilatoria y mucha gente se puede morir sin haber dejado nunca de trabajar.

En Argentina hay sectores de las patronales, de los poderosos, que no soportan que un trabajador tenga ni un mínimo de dignidad. Dicen que Argentina no es un país viable porque tienen algunos límites a la explotación. Y quieren decir basta e imponernos un ultra capitalismo sin límite alguno.

Y las libertades democráticas les resultan un obstáculo para poder implementar esos planes.

Ahora bien, el gobierno es lo más inconsecuente que hay a la hora de enfrentarlos. Le terminan haciendo el juego. Por ejemplo, a los pocos días del intento de asesinato a Cristina les dieron el “dólar soja” a los patrones del campo, a la Sociedad Rural, a los mayores patrocinadores de lo que llaman las campañas del odio y antes fueron el principal apoyo de las dictaduras militares.

Fortalecieron así a estos sectores para seguir con sus campañas. Y mientras los fortalecen a ellos siguen con el ajuste, y eso genera el llamado “discurso del odio”.

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