
Alberto Fernández asistió a una asamblea patronal en donde declaró que la economía argentina esta creciendo y se esta recuperando el empleo. Omitiendo la dura realidad de millones de trabajadores que cobran por debajo de la línea de pobreza.
En la asamblea CAME, Asamblea Anual de la Confederación de la Mediana Empresa, Fernández brindó un discurso en el que afirmó que el 80% del trabajo en Argentina se genera en las pequeñas y medianas empresas. Continúo diciendo que hay un crecimiento muy grande y se está recuperando el empleo. También llamó a “combatir” la suba de precios. Según Fernández esto último para que este crecimiento no se convierta en la ganancia de unos pocos y la pérdida de muchos. Como si esto no fuese precisamente lo que viene ocurriendo.
Lo que omite Fernández es que, si bien ha habido un rebote desde el peor momento de la pandemia, la pobreza sigue por encima de los niveles pre pandemia. Además, si hubo recuperación del empleo, aumentaron los trabajadores pobres, lo que indica una expansión de la precarización laboral y el trabajo informal. La obvia conclusión es que este supuesto «crecimiento» ha sido justamente para las ganancias de unos pocos. Que el empleo lo generen las pequeñas y medianas empresas también explica la creciente desregulación laboral y el avance de la precarización.
Un discurso que no resiste análisis alguno
El cinismo del mandatario no terminó ahí, sino que también destacó estar orgulloso de su gestión de la pandemia. Durante la pandemia, la pobreza llegó a estar en el 42%. Se dejó a la educación publica en una situación de abandono. No se reconoció la situación laboral de miles de trabajadores de reparto, y sigue sin reconocerse. Se desalojaron varias tomas de tierras, como la de Guernica. No se oyeron los reclamos de los trabajadores tercerizados por el pase a planta y condiciones dignas. Y en este último caso también siguen sin ser escuchados. El jueves en Palermo los trabajadores tercerizados por Trenes Argentinos fueron reprimidos tras realizar un corte de vías en reclamo por el pase a planta permanente.
Para coronar el postre, Alberto Fernández dijo haberse impuesto el deber de que los salarios recompongan lo perdido en los cuatro años anteriores. Un objetivo diametralmente opuesto a las negociaciones salariales que tuvieron lugar hace unas semanas y que fueron acordadas entre el gobierno, las burocracias sindicales y los empresarios. La gran mayoría de estas negociaciones dieron como resultado acuerdos de aumentos salariales por debajo de la inflación proyectada.
El presidente ha decidido omitir en su discurso la crisis social que se dedica a avivar día a día con su política económica. Como puede verse, ninguno de los argumentos que invoca Alberto Fernández resiste siquiera al mas mínimo análisis.
Tampoco es casualidad que esta reafirmación del rumbo económico se de en el contexto de las duras críticas que el kirchnerismo ha hecho contra Guzmán. El gobierno parece testarudo en ver lo que le conviene mientras su apoyo interno se debilita y el país amenaza con sumergirse en una profunda crisis económica y social.