La situación de los docentes y de los trabajadores, así como de la educación publica universitaria, está en un estado crítico. La asfixia presupuestaria ha llevado a que los docentes no reciban aumentos salariales acordes con la inflación y ha puesto en peligro de cierre a la gran mayoría de las universidades nacionales, por no decir todas.

La situación ha sido explicada incluso por las gestiones universitarias, que de todas maneras han decidido fingir demencia y administrar el ajuste. Una vez más se demuestra hasta que punto es imposible confiar en las burocracias, en este caso en las gestiones de las universidades.

Los docentes universitarios contra el ajuste de Milei

Es en este contexto que los docentes universitarios han iniciado, de manera incipiente, un plan de lucha en pleno inicio de clases. Los distintos gremios de docentes universitarios se reunieron, formando así el Frente Sindical de las Universidades Nacionales. A principios de mes todos los gremios acordaron realizar un paro el jueves 14 de marzo. La situación es crítica y no da tiempo para que los gremios, en la gran mayoría de los casos burocráticos, hagan la plancha como es costumbre.

La UBA dispuso el cierre de todas las facultades que, debido al paro, no puedan funcionar. Y una situación similar se ha producido en el resto de las universidades, pero no en todos los casos se cerraron las puertas ni la adhesión fue total. De todas maneras, esta primera acción se muestra como una señal resistencia al ajuste y el plan reaccionario de Milei para arancelar o cerrar las universidades públicas.

La primer respuesta del gobierno

A principios de año el gobierno decidió asignar el mismo presupuesto que el año anterior a todas las universidades públicas. Con un más de 200% de inflación interanual ningún número puede cerrar. Se hace más que claro que el presupuesto universitario debe ser de más del triple que en 2023. Pero, en respuesta a esta medida de fuerza, el gobierno comunicó un aumento del presupuesto de apenas un 70%, que es un engaño. Es un aumento solo en cuanto a «gastos de funcionamiento», por lo que no representa ni un 4% de lo que hace falta.