La reforma de la Policía Federal y el ensayo de Milei y Bullrich de un Estado Policial

La modificación por decreto de los estatutos de la Policía Federal le da a esta fuerza un poder de arbitrariedad, represión y pisoteo de las libertades democráticas mucho mayor.

La reforma de la Policía Federal lo pone nuevamente en evidencia. Cuando Milei grita contra «el Estado» no se indigna con el histórico uso de la arbitrariedad policial para pisotear la vida de la gente común. Le molestan la salud y la educación públicas. Milei es el primer entusiasta del Estado cuando de represión y arbitrariedad de los uniformados de la clase dominante se trata.

La Policía Federal Argentina tiene una muy larga historia de arbitrariedad, represión, violencia indiscriminada, corrupción y gatillo fácil. Pero eso es lo bueno del Estado, para Milei y Bullrich. La reforma de su estatuto quiere darles un poder aún mucho mayor de sujeción y control de las libertades democráticas, de la privacidad de la gente, de sus libertades más básicas. La reforma, incluso, tiene algunas formulaciones y secciones que no disimulan la represión de la protesta social y sus organizadores. 

Las excusas sobre la necesidad de «modernizar» a la Federal son una de las cosas menos creíbles que han salido de boca de Bullrich. Y eso es decir muchísimo.

«El delito debe combatirse en todo momento y todo lugar, el orden público es sagrado y los de azul son los buenos» dijo Milei. «Los de azul son los buenos» dice específicamente sobre la Policía Federal. Específicamente sobre la fuerza policial que hace apenas unos días saqueó y destruyó un pequeño kiosco de La Salada.

Los efectivos policiales federales ya no deberán rendir cuentas ante casi nadie. La reforma estatutaria les torga una serie de nuevas facultades sin pasar por orden judicial alguna.

Vigilar y castigar a la protesta social

La PFA no necesitará orden judicial para «realizar requisas personales» a individuos inspeccionando «los efectivos que lleven consigo, así como el interior de los vehículos, aeronaves o embarcaciones». Lo permite en cuatro casos específicos. Uno de ellos es, lisa y llanamente, participar de una movilización. 

Los siguientes son los casos en los que la nueva normativa permite las requisas ilegales: «a) Que existan circunstancias previas que razonable y objetivamente permitan presumir que se ocultan cosas relacionadas con un delito; b) que no fuere posible esperar la orden judicial ante el peligro cierto de que desaparezcan las pruebas que se intentan incautar; c) que se practique en la vía pública o en lugares de acceso público y en el marco de operativos de prevención; d) y en los demás casos que prevea la legislación vigente«.

El punto c no podría ser más evidentemente uno pensado para reprimir a la protesta. Participar de actividades públicas sujetas a «operativos de prevención» es suficiente para ser requisado sin orden de ningún tipo.

Ciberpatrullaje, espionaje sobre la oposición

El nuevo estatuto de la Policía Federal le otorga también poderes de vigilancia sobre lo que se dice en redes sociales. Esos son los hechos. Ahora, la policía podrá realizar sin orden judicial «tareas de prevención del delito» en espacios públicos digitales como «redes sociales abiertas, sitios web públicos y otras fuentes abiertas».

Las cosas no podrían ser más claras. Milei y Bullrich le dieron facultades a la Federal para controlar las redes sociales y lo que se dice en ellas. Es una decisión clarísima de amedrentamiento de lo que se piensa y se dice en internet.

Arbitrariedad y control autoritario

Toda la nueva normativa es deliberadamente ambigua. Amplía las facultades de arbitrariedad y abuso de poder policial con palabras generales en las que encaja casi cualquier cosa, de manera tal que la policía tenga poder de juez, parte y verdugo.

La arbitrariedad policial de la normativa, ampliamente denunciada como ilegal, busca borrar de un plumazo todo lo conquistado con décadas de lucha contra la arbitrariedad del poder. El CELS denunció que los amplios grados de arbitrariedad que le quieren dar Milei y Bullrich a la policía no son nuevas: «Históricamente esto fue utilizado para perseguir según sesgos racistas, discriminatorios y que pueden ser utilizados con otros sentidos como persecución política». 

De eso se trata. De darle rienda suelta a sus perros guardianes.

«La DFI. Departamento Federal de Inteligencia… de Investigaciones» dijo Bullrich en un fallido en A24. Hablaba del nuevo organismo «tipo FBI» que ha sido conformado con este nuevo estatuto. Nadie se sorprende. No por nada intentan desde el principio inflar los fondos de la SIDE mientras le sacan el pan de la boca a los jubilados. Quieren gente más pobre, más sumisa y más vigilada.

La creación de una nueva agencia de inteligencia sin pasar por ninguna ley no solamente es a toda luces ilegal. Es de una voluntad de control autoritario y violencia estatal desatada indiscutible.

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