Netanyahu y Trump no son libertad

La liberación de las mujeres y diversidades de Irán y Medio Oriente sólo vendrá de sus luchas

No hay dudas que el régimen de los Ayatollah es reaccionario y misógino, pero la defensa de los derechos de las mujeres y diversidades, fuertemente oprimides en ese país, no es justificación para una guerra, ocupación, ni su defensa.

El pasado 12 de junio, Israel lanzó la operación “León Naciente” contra Irán, bombardeando altos mandos militares y científicos nucleares. Inmediatamente, el ataque se dirigió contra la población civil, y ya se cuentan más de 430 muertes. Al día de hoy este ataque ya involucra también a Estados Unidos, que bombardeó 3 centros nucleares, abriendo aún más la posibilidad de una escalada nuclear mundial.

Las feministas socialistas nos posicionamos claramente contra este ataque bélico del Estado colonial de Israel y del imperialismo estadounidense en contra Irán, a quien defendemos críticamente como nación, sin que esto signifique apoyar políticamente al régimen de los Ayatollah; un régimen teocrático y burgués, enemigo de los intereses de les de abajo. Las feministas socialistas nos paramos del lado de las mujeres y diversidades, de les trabajadores, del lado del pueblo oprimido y explotado, y sostenemos que sólo un proceso revolucionario de les de abajo puede lograr la emancipación de la población iraní.

El ataque contra Irán fue, en un primer momento, justificado por Benjamín Netanyahu como una “operación preventiva” para eliminar el arsenal nuclear de Irán (en el contexto de negociaciones diplomáticas entre Irán y EEUU por el desarme nuclear). Pero, rápidamente, dio un giro en su discurso sosteniendo que los bombardeos buscan desestabilizar al régimen iraní para lograr un cambio de régimen; es decir, intervenir directamente en la vida política del país, destituir al gobierno reaccionario del Ayatollah Ali Jamenei, y construir un régimen político a su antojo.

El cinismo del genocida Netanyahu fue total cuando hizo un llamado a las mujeres iraníes a “alzar su voz. Mujer, Vida, Libertad”, invocando el lema de la rebelión del pueblo iraní a finales del 2022, impulsada por las movilizaciones masivas provocadas por el asesinato de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral. Una rebelión que fue muy importante en Irán, iniciada por la revuelta de las mujeres que se negaban a taparse el cabello con el hijab de manera obligatoria, y que rápidamente se extendió por todo el país, con huelgas casi totales (incluyendo al gremio clave del petróleo), dándole un golpe muy fuerte al gobierno de Jamenei.

Las declaraciones del genocida sionista, reivindicando esa rebelión de las mujeres por su libertad, se chocan brutalmente con la realidad de los actos cometidos por el Estado de Israel bajo su gobierno. En Palestina ya asesinó a más de 60 mil palestines; en los últimos días bombardeó directamente los centros de entrega de comida, donde la población gazatí – que está viviendo un bloqueo total para el ingreso de alimentos desde comienzos de marzo – se acerca a buscar mínimas porciones de comida; recientemente la ONU publicó un informe que da cuenta de las agresiones sexuales a las que son sometidas la población civil de Gaza, y particularmente les detenides.

Es totalmente falso que al gobierno de Benjamín Natanyahu le importe un centímetro la vida de las mujeres y diversidades. Internacionalmente es denunciado por su clara campaña de “pinkwashing”, es decir, esconder tras una retórica progre con los derechos LGBTT, las atrocidades bélicas cometidas y, puntualmente, el genocidio en Palestina. Decenas de Marchas del Orgullo del último año alrededor del mundo levantaron la consigna “No hay orgullo con genocidio”. Incluso en la Marcha del Orgullo en Tel Aviv, se proclamó el alto al fuego en Gaza.

¡Este monstruo, responsable de tales atrocidades, ataca Irán y llama a su población a levantarse junto a él, para derrocar al Ayatollah! No hay ningún acto de liberación para el conjunto de la sociedad iraní de la mano del genocida Netanyahu. La guerra, las invasiones, las ocupaciones imperialistas no mejoran – nunca lo han hecho – las condiciones de vida de les de abajo, sino todo lo contrario.

Así lo demuestra la historia de Afganistán. Luego de dos décadas de ocupación yanqui, el retiro despavorido de las tropas estadounidenses dio lugar a una avanzada brutal del Talibán, imponiendo un régimen aún más barbárico que con la ocupación, donde las mujeres ya no pueden ni ir a estudiar, tienen prohibido hablar en público, se les quitaron todos sus derechos a decidir sobre sus cuerpos y vidas.

Pero la población iraní no necesita ningún gendarme genocida que los llame a levantarse, ni a organizarse contra las atrocidades a les que son sometides por el régimen del Ayatollah. Ya en 1979 una enorme rebelión derrocó al Sha Reza Pahlavi, en la que las mujeres tuvieron un rol protagónico y, tras el ascenso al poder de los fundamentalistas, continuaron en las calles luchando por sus derechos y contra las medidas reaccionarias que quería imponer el clero chiíta. Por ejemplo, el 8 de marzo de 1979 comenzaron una lucha que se extendió por varios días contra la imposición obligatoria del hijab, ante lo cual el gobierno tuvo que retroceder temporalmente.

El Ayatollah Ruholla Jomenei (antecesor del actual), que se hizo del poder en el ’79, logró imponer la Sharía (la ley islámica que es ultra reaccionaria y opresiva, y tiene valor de ley suprema), y con eso una serie de ataques a les de abajo; pero no significó una derrota absoluta, las luchas contra el régimen se han sucedido durante décadas.

En los últimos años, les trabajadores protagonizaron peleas por salario, contra la inflación y las condiciones cada vez más deplorables de la vida. Este año, sin ir más lejos, el gremio de camioneros protagonizó una huelga nacional contra el aumento del petróleo.

Por su parte, la pelea feminista por la libertad de decidir sobre el propio cuerpo, la vestimenta y la vida, no se han apagado. La rebelión “Mujer Vida y Libertad”, marcó un quiebre en la sociedad: cada vez son más las mujeres que salen en público sin el velo que las cubra, aunque desde el Estado sigue siendo una imposición, una rebelión contra un símbolo de profunda opresión. ¡No hizo falta la intervención de ningún genocida, ni la masacre de ningún pueblo, para que las mujeres se levantaron con enorme valentía contra la opresión de la obligatoriedad del hijab!

No hay dudas que el régimen de los Ayatollah es reaccionario y misógino, pero la defensa de los derechos de las mujeres y diversidades, fuertemente oprimides en ese país, no es justificación para una guerra, ocupación, ni su defensa. Muchos menos en boca de un brutal genocida.

Solo el pueblo, la clase trabajadora, las mujeres y diversidades, y todos los sectores oprimidos pueden cambiar el destino de sus vidas, pelear por derrotar un régimen ultra reaccionario como el de los Ayatollah y construir una sociedad libre de toda opresión y explotación.

La tarea de les feministas y todo aquel que quiera pelear por la emancipación de las mujeres y diversidades de Medio Oriente, es aliarse a los pueblos oprimidos y ser parte de la pelea por la derrota del Estado genocida de Israel y por la liberación del pueblo iraní, del pueblo palestino y todos los pueblos oprimidos.

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