Llegaron los números de la inflación para el mes de mayo y todo son malas noticias para los trabajadores argentinos. Ya es noticia vieja que el oficialismo está perdiendo la «guerra contra la inflación» por paliza. Pero los precios de rubros sensibles como el de Alimentos y bebidas no alcohólicas despiertan preocupación.

En mayo, los alimentos subieron un 4,4%, apenas por debajo del 5,1% que aumentaron los precios en general. Sin embargo, cuando se ve la película completa, queda claro que los alimentos son uno de los rubros que más están aumentando, aún por encima de la inflación general.

En lo que va del 2022, la inflación fue del 29,3% pero los alimentos subieron un exagerado 33,7%. En los últimos doce meses, la inflación acumulada es 60,7%. La de los alimentos se ubica en 64,7%.

Por si queda alguna duda de cómo estas variantes afectan a la mesa de los trabajadores, no hace falta más que ver cuáles fueron los alimentos que más subieron en mayo. La lista la encabeza la cebolla (17,7%), seguida por el azúcar (11,9%), hamburguesas congeladas y leche en polvo (11,4%) y la harina de trigo (10,4%).

En el último año, la medición segmentada indica que café, té, yerba y cacao subieron un 77,3%. Los productos lácteos, por su parte, llegaron al 70,2%.

Ajuste vía inflación

Como puede verse, no se trata de que suban los precios del caviar o de algún tipo de «producto de lujo». Son los alimentos básicos (y justamente los que no pueden ser reemplazados en la alimentación) los que alcanzan las mayores subas.

Lejos quedaron los eslóganes de «la vuelta de los asados». Más bien, el oficialismo parece no poder garantizar que los sectores más vulnerables de la sociedad puedan acceder a una alimentación mínimanente digna.

Y no se trata sólo de los desocupados o los trabajadores precarizados y en negro. Aumentos superiores al 60% en el rubro alimentos señalan que la gran mayoría de los trabajadores argentinos se están quedando por detrás de la inflación.

Es cierto que la inflación de los alimentos es una tendencia internacional a partir de la guerra en Ucrania. Pero ese factor no salva de culpas al personal político argentino. Yendo al caso, la inflación de este rubro es 4,6 veces más alta en la Argentina que en otros países de Latinoamérica.

Lo que reflejan los números publicados por el INDEC no es una tendencia «automática» ni imparable de la macroeconomía ni argentina ni internacional. Se trata de una política de Estado: la decisión de la coalición gobernante de ajustar a los trabajadores asalariados mediante la inflación para cumplir las metas marcadas por el FMI. Aún si para eso hay que hambrear a millones de argentinos.