Juicio Comisaría de Ramos Mejía: una batalla más ganada a la impunidad

Los genocidas Rodolfo Enrique Godoy, Roberto Obdulio Godoy y Francisco Rodolfo Novotny fueron condenados por sus crímenes durante la última dictadura militar.

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“‘(…) ‘Con el orgullo y con las dos pelotas bien puestas: por los 30 mil desaparecidos, por la mierda que pasamos, me cago en Videla, me cago en Massera’, corrige. Luego se calzó un pasamontañas y reveló un buzo estampados con la frase que está por utilizar como remate: ‘Enfrente de todas las cámaras, que lo vea todo el mundo. A la dictadura, a la represión policial y los milicos… Grabalo bien: ¡Nunca más, hijos de puta!’”. (Infobae,Trueno debutó en el Luna Park con clima mundialista y reivindicando el “Nunca Más”, 2/12/22)

 

La visita ocular a la Comisaría de Ramos Mejía con la participación de dos sobrevivientes del cautiverio y torturas en el lugar, Alcira Camusso y Héctor Ratto, significó una pieza fundamental en los fundamentos de las acusaciones a los genocidas que actuaron en el lugar.

Alcira Camusso, que fue secuestrada embarazada, fue torturada en ese lugar y luego fue trasladada “con su identidad” al penal de Devoto; reconoció a Roberto Obdulio Godoy durante el transcurso de una audiencia, que ella seguía por zoom. “Esa cara no me la olvido más, Godoy”, le espetó en medio del juicio. También reconoció a Norberto Atilio Bianco, el médico que la atendió en la comisaría por su embarazo.

Destacó, al recorrer una parte del lugar tenebroso de la reclusión y la tortura sin fin, la inmensa solidaridad que recibió de los detenidos comunes, ya que ella estaba doblemente destrozada no sólo por su situación sino porque posteriormente se enteró que su compañero, a quien habían secuestrado y herido, había fallecido. Esa solidaridad fue la que la decidió, cuando recuperó la libertad, a estudiar Trabajo social, como instrumento para ayudar a mejorar la vida y los sufrimientos de la población más pobre y sus nulas posibilidades de avanzar.

Héctor Ratto, quien fuera trabajador de Mercedes Benz, también reconoció el lugar donde fue torturado. Fue secuestrado desde su lugar de trabajo en agosto de 1977, en la localidad de González Catán. Fue liberado en marzo de 1979 y posteriormente tuvo que volver al siniestro espacio para hacer un “control” frente a sus secuestradores.

“Ya sabe que la Justicia tiene momentos de justicia, y otros de absoluta crueldad, como hace algunos meses cuando se dictó el sobreseimiento de Juan Ronaldo Tasselkraut, el gerente de la multinacional alemana al que oyó dar por teléfono la dirección de uno de los trabajadores que fueron secuestrados y permanecen desaparecidos.” (La Retaguardia, 11/8/22). Así como, agregamos, seguramente tiene el orgullo de que los trabajadores de Mercedes Benz fueron los primeros de los duramente represaliados que salieron a acompañar a las Madres, haciéndose presentesen la marcha del 30 de abril de 1981 y a pelear por sus 8 trabajadores desaparecidos.

Las víctimas por las que se juzgó a los genocidas de la Comisaría Ramos Mejía son diez. Pasaron por ese lugar, donde fueron duramente torturados, hambreados, en condiciones paupérrimas, antes de ser llevados, la mayoría, a otros centros clandestinos o a la cárcel, o a la “libertad controlada”.

Nuevas condenas que nos impulsan a continuar la pelea por el ¡Nunca Más!

Los procesados y posteriormente condenados fueron: Rodolfo Enrique Godoy, Roberto Obdulio Godoy y Francisco Rodolfo Novotny, tres ex oficiales del Ejército. Los/as testigos/as coincidieron en que hay que continuar la investigación, porque hay más personal jerárquico de las FFAA que actuaron en ese lugar, que tenía sus “traslados” hacia otros centros de mayor envergadura.

Francisco Rodolfo Novotny, Rodolfo Enrique Godoy fueron sentenciados a penas de 17 y 18 años y Roberto Obdulio Godoy a prisión perpetua. La Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad había solicitado penas de 20 a 25 a los primeros y perpetua al último.

Como se está repitiendo en otras causas, si bien todo el tribunal consideró a los delitos tratados como de lesa humanidad, uno solo de los tres magistrados, el dr Ricardo Basílico, consideró que fueron en el marco de un genocidio.

Así como saludamos la decisión de ese juez, repudiamos la negación de la figura de genocidio, tal como lo han hecho en causas anteriores otros tribunales. Están tratando de pasar como “algo natural” la negación de la figura de genocidio, cuando fue una conquista de décadas de lucha y sacrificios de organismos de derechos humanos, familiares, sobrevivientes, abogados, para instalarla. Que reafirma que fueron 30.000 y que el objetivo fue el exterminio de una vanguardia de masas de luchadores/as.

Los ahora condenados están en prisión domiciliaria y, aunque las querellas solicitaron su revocatoria, se “pasó vista al pedido”. No se la negó ni se la concedió. Se la pateó para adelante…

Las puertas están abiertas para continuar la lucha. Intentan entorpecerla, achicarla en sus dimensiones, frenarla. Porque los dueños del Poder, no sólo el Judicial, del Poder capitalista defensor de sus organismos de represión y sus servicios de inteligencia, siguen intentando (como lo vienen haciendo desde la vuelta de la democracia) a parar esta lucha titánica.

Y no lo logran ni lo lograrán, porque las nuevas generaciones siguen el ¡Nunca Más! que gritó Trueno en su recital.

 

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