
En Libertador General San Martín, provincia de Jujuy, se dio a conocer la denuncia ante el Ministerio de Seguridad, que este último viernes (17) realizo Delfina Antonella Díaz, una joven trans de 19 años, contra miembros de la Infantería y la policía por el abuso sufrido tras ser detenida. El hecho denunciado tuvo lugar en las últimas horas del domingo (12), mientras Delfina y unas amigas se encontraban en la vereda en su casa del barrio Eva Perón.
Ante la supuesta infracción a la cuarentena obligatoria, un miembro de la Comisaria 39 y tres agentes del Cuerpo de Infantería, irrumpieron con total violencia y agresión, llevándose a Delfina luego de sujetarla del cuello en la patrulla. Luego de golpearla la llevaron a un descampado cercano, tras agravios e insultos y más golpes, abusaron sexualmente de la joven diciendo que la iban a “hacer macho”.
Para zafar, ella fingió una convulsión, y así logro que la trasladaran a una dependencia del SAME. Cuando le relató lo sucedido a una enfermera, esta la trató de mentirosa y se rió. Pero después de eso, el calvario estuvo lejos de terminar. Fue llevada a la Comisaria 39, la subieron a un patrullero junto a dos menores, para llevarlos al hospital Oscar Orías. Sin dejar que Delfina recibiera atención médica, la hacen permanecer en el vehículo. Allí, uno de sus agresores la amenazó y golpeó nuevamente, para que no los denunciara.
La violencia institucional en su forma más atroz y descarada
A Delfina no sólo la humillaron y vejaron con un inusitado ensañamiento por su identidad de género, también se produjeron mil y un arbitrariedades hasta que la joven fuera liberada recién al mediodía del lunes (13). Los agresores y miembros de las fuerzas represivas la amenazaron con iniciarle una causa por narcotráfico, la hicieron firmar un texto que no pudo leer producto de las golpizas recibidas. Efectivamente la imputan por el secuestro de sustancias en el contexto de la detención por la contravención, al no cumplir la cuarentena y por ebriedad “escandalosa”.
Por último la retuvieron en la Comisaria 24, su mamá la buscó en varias dependencias policiales donde le negaron arbitrariamente el paradero de Delfina. Ella como muchas/os miembros del colectivo trans travesti, pese a su corta edad, no es la primera vez que sufre abusos y violencia policial. Valientemente se animó a denunciar a sus agresores. Ahora la Fiscalía Penal de San Pedro tiene intervención en el caso. Ella dijo que tuvo miedo de denunciar lo ocurrido, pero:
“la tuve que hacer porque hoy me tocó a mí, mañana le puede pasar a otra persona, sea trans, sea chica, sea varón”1
La rabia por lo que le ocurrió a Delfina, por la transfobia, el abuso, la violencia, se multiplica por la anuencia del estado, que pretende pasar estos hechos como un “exceso”. Cuando en realidad son una constante en el accionar de las fuerzas represivas.
A un mes de la cuarentena obligatoria, el blanco y foco sistemático de violencia de los “héroes” que el gobierno pretende erigir, sigue siendo la juventud, de los barrios pobres y de laburantes, el colectivo LGBT y las y los trabajadores.