
En el día de ayer, el INDEC dio a conocer las cifras de la canasta básica total (CBT) y alimentaria (CBA) para el mes de marzo. Una familia necesitó $60.874 para no ser pobre, y $25.685 para no ser indigente.
Con respecto al mes pasado, la suba de la CBT, que determina la línea de la pobreza, fue de un 5%, mientras que la CBA, que determina la lineal de la indigencia, subió un 4,5%. Las variaciones, con respecto al mismo mes del año pasado, fueron de 45% y 48% respectivamente.
La semana pasada, el INDEC oficializó el número de la inflación en marzo, que fue de un 4,8%, cifra elevada que se puede verificar en el aumento inmediato de bienes y servicios básicos para poder vivir en el día a día. Si tomamos en cuenta la cifra de mas de $60 mil que se necesita para no ser pobre, estamos hablando de casi 3 veces el Salario Mínimo, Vital y Móvil.
La misma institución fue la encargada de dar a conocer el índice de pobreza a finales del año pasado: 42%. Frente a la inflación acumulada en 2021 del 13% aproximado, estamos hablando de una posible inflación anual proyectada de más del 50%. En el presupuesto que el gobierno preparó para el 2021 se hacía una estimación irreal de que la inflación anual será del 29%.
Con estos datos, el problema, como siempre, sigue siendo el terrible deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores. El gobierno impone aumentos en paritarias acorde con lo proyectado en el presupuesto. Así, los trabajadores en blanco caen bajo el umbral de la pobreza con más velocidad aún después de recibir sus aumentos salariales de este año.
Las medidas que el gobierno lleva adelante, como los programas de Precios Máximos, Precios Cuidados, cuotas para electrodomésticos, bonos insuficientes no remunerativos, no resuelven el problema de fondo. De hecho, se quedan muy lejos del objetivo de garantizar salarios que no caigan por debajo de la línea de pobreza.






