El miércoles por la madrugada se encontraron los cuerpos de Morena, Brenda y Lara, las 3 pibas de La Matanza que estaban desaparecidas desde el viernes pasado. 10 horas después decenas de convocatorias se sucedían en todo el país, con miles en las calles denunciando el triple femicidio y exigiendo justicia.
Es una demostración de que el patriarcado no se terminó, pero sobre todo de que el movimiento feminista, y la gran mayoría social, no está dispuesta a dar ni un paso atrás, frente a los mil y un intentos del gobierno de Milei y de toda la extrema derecha de volvernos al medioevo.
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El crimen es tan escabroso como indignante. Y las lacras que hoy son parte de este gobierno no dudaron ni un minuto en querer usarlo contra el feminismo. El eje de su campaña es intentar instalar que no se trata de un femicidio “podrían haber sido 3 hombres” dijo la bruta de la ministra Bullrich, respondiéndole a nuestra compañera y dirigente de Las Rojas y del Nuevo MAS, Manuela Castañeira quien señaló con agudeza que el gobierno de Milei es el responsable ideológico de los femicidios. Claro, podrían haber sido hombres, pero no lo fueron, porque vivimos en el patriarcado, sistema que se ensaña con los cuerpos, las vidas y la sexualidad de las mujeres y diversidades.
Mientras tanto, el movimiento feminista sigue demostrando que con fuerza y organización en las calles, las conquistas del Ni Una Menos, la masividad social que ganó la lucha contra la violencia y los femicidios, siguen siendo parte de nuestro acervo. Y por si quedaban dudas: no nos pasamos 3 pueblos, todavía nos quedan varios kilómetros por recorrer, y hacia allá vamos.
Fue femicidio
El 3 de junio de 2015 el crimen de Chiara Paéz generó tal revulsión social, que la convocatoria de las periodistas organizadas como Ni Una Menos, gestó una marea en las calles de todo el país contra la violencia patriarcal. Un gran triunfo de aquel movimiento fue sacar la violencia del ámbito privado y personal: se llegó a la conclusión de que la violencia contra las mujeres y diversidades es un problema social, y que la pelea es contra el Estado que genera las condiciones para que los femicidios ocurran y queden impunes.
Los casos de Lucía Pérez y Melina Romero, pusieron en debate la “responsabilidad” de las víctimas ¿se puede hacer algo para merecer o generar el propio asesinato? ¿las decisiones de vida de las pibas es argumento para sus femicidios? Si la pollera corta, si las salidas a boliches, si el consumo de drogas. Todo se discutió. Ganamos una amplia mayoría social que dijo ¡BASTA! y que durante todos estos años siguió movilizando.
Fue un punto de inflexión en la concepción del lugar que las mujeres y diversidades tenemos en la sociedad. Aumentaron las denuncias por violencia, porque se empezó a “hablar de eso” y se conquistaron programas de atención. Se ganaron condenas a femicidas y violentos. Los medios dejaron de hablar de crímenes pasionales, y comenzó a instalarse la concepción de la violencia de género.
Muy vinculado a esa pelea estuvo la lucha por la implementación efectiva de la ESI con perspectiva de género en las escuelas, como una herramienta para prevenir la violencia y los abusos. Y también la lucha por el Aborto Legal, que fue la otra pelea para decidir sobre nuestros propios cuerpos. La Marea Verde – que sumó toda una generación de pibas y pibis a una pelea histórica del feminismo, que se plantaron con sus pañuelos haciendo historia – ganó a la mayoría social a favor de nuestro derecho, y recorrió el mundo entero instalando el pañuelo verde como símbolo del Aborto Legal.
La avanzada de la extrema derecha en todo el mundo – de la mano de Trump, Bolsonaro, Milei, Orbán y demás– apuntó fuertemente contra el movimiento feminista y sus conquistas. La negación abierta del patriarcado por parte de Milei, significó el cierre de las pocas y pobres políticas públicas que habíamos ganado los años anteriores: se cerró el Ministerio de Mujeres y Diversidades, los programas de atención a la violencia, se cancelaron los subsidios para situaciones de violencia y de explotación sexual. Arremetieron también discursivamente con diatribas contra lesbianas y homosexuales, les trans, y todo tipo de ataque contras las mujeres.
Cuando la ministra patricia Bullrich dice que Morena, Brenda y Lara podrían haber sido hombres, está negando las múltiples causas que hicieron que Morena, Brenda, y Lara, tres adolescentes pobres del conurbano bonaerense, terminaran involucradas en una red de explotación sexual, narco, torturadas y asesinadas en un vivo de Tik Tok.
No todos los asesinatos de mujeres son femicidios: lo son cuando se apoyan en alguna vulnerabilidad generada por el hecho de ser mujer en esta sociedad patriarcal. Si una mujer es atropellada por un auto y muere, no es femicidio. Nada del hecho de ser mujer incidió en su muerte. Ahora, si una mujer es asesinada por su pareja, de quien dependía económicamente, es femicidio. Si una niña es asesinada por su padre que ejercía violencia contra ella, es femicidio. Si una mujer es asesinada por un proxeneta en el contexto de la explotación sexual, es femicidio.
¿Se puede afirmar que el hecho de que Brenda, Morena y Lara sean mujeres adolescentes, NO incidió en su muerte? Por supuesto que no.
Esto no significa que no existen asesinatos de varones: pero hablar de femicidios es poner el acento en las condiciones de desigualdad que exponen a mayores riesgos a las mujeres.
Condiciones que son estructurales de un régimen capitalista y patriarcal, que arroja a grandes porciones de la sociedad a la pobreza; que recarga en las mujeres y diversidades la esclavitud del trabajo doméstico (fuertemente agravado en momentos de crisis social y económica); que margina a mujeres y diversidades del ámbito de la producción social, y por tanto del mercado formal del trabajo; que mercantiliza sus cuerpos propiciando las condiciones necesarias para la trata y explotación sexual; que sostiene discursos que legitiman todo tipo de violencia contra las mujeres y diversidades, niñes y adolescentes.
Estas condiciones que son propias del régimen, hoy están profundamente reforzadas por un gobierno ultraderechista como el de Milei, Bullrich, y todos los gusanos de su gabinete.
Brenda, Morena y Lara vivían en el conurbano bonaerense en un contexto de pobreza, en situación se explotación sexual, totalmente expuestas a las redes de proxenetas y mafiosos que terminaron con sus vidas. El capitalismo patriarcal actuando.
Desmantelamiento de las redes de trata y explotación sexual
Una de las versiones que se planteó fuertemente es que las tres pibas se iban a encontrar con uno, o varios hombres para pasar el fin de semana por 300 dólares. La madre de Lara confirmó que su hija, junto con las otras dos, estaban en situación de explotación sexual. El barrio entero lo sabía. Tres adolescentes (de 15 y 20 años) eran sometidas a la prostitución como forma de supervivencia.
En estos días se quiso contraponer el femicidio al accionar de “una banda narco”, como si no fuese parte de lo mismo. Estas tres chicas estaban sometidas a una banda de explotadores sexuales, narcos que regenteaban parte del negocio de venta y distribución de drogas en CABA. Es sabido que en los barrios populares las bandas narcos funcionan como una suerte de paraestatalidad, que además de la explotación sexual y el negocio de la droga, muchas veces son los organizadores de “la seguridad”, incluso de los comercios y puestos de venta ambulante.
La degradación social causada por las políticas de este gobierno le dan más peso a estos sectores, que se suma al amparo de la policía y las fuerzas de seguridad con quienes “coordinan” todas sus acciones.
Es en esta multiplicidad de circunstancias que se da la explotación sexual de las adolescentes y los femicidios. Quienes son explotadores sexuales, también son los regentes del negocio de la droga. Las tres pibas de La Matanza era explotadas sexualmente, es decir sometidas a cualquier tipo de actividad sexual, a cambio de algunos pesos. No hay ahí trabajo autónomo, no hay elección en un contexto de extrema vulnerabilidad como el que las rodeaba. No hay trabajo sexual, cuando tu vida termina en la tortura y muerte publicitada: hay explotación.
Las redes de explotación sexual y trata puede ser más o menos chicas, más o menos organizadas. Todas tienen en común que lucran con el cuerpo, con la sexualidad y con la vida de las mujeres y diversidad explotadas, como es el caso de Brenda, Morena y Lara.
Las Rojas, feministas socialistas, somo abolicionistas de las redes de trata y explotación, porque entendemos que no hay liberación, no hay elección autónoma en la venta del propio cuerpo y sexualidad para la supervivencia: hay explotación y opresión.
Peleamos por el desmantelamiento de estas redes, por cárcel para los explotadores, tratantes y femicidas. Y peleamos contra el gobierno y el Estado, que genera las condiciones de extrema precariedad que le regala las pibas a los proxenetas. Peleamos por trabajo genuino, por programas de asistencia a las víctimas, por la educación pública y la inserción laboral.
Peleamos contra un gobierno que con sus discursos y sus políticas hoy es el responsable de que haya un femicidio cada 36hs y que la explotación sexual sea la única fuente de ingresos económicos para sectores cada vez más amplio de mujeres, diversidades y niñes.
A las calles por justicia para Brenda, Morena y Lara
La primera reacción fue inmediata. Los grupos de wasap se prendieron fuego, nos organizamos y en todo el país llenamos plazas y cortamos calles para gritar llenas de rabia ¡Ni Una Menos! Este sábado hay una convocatoria en CABA vamos a marchar de Plaza de Mayo al Congreso, y en todo el país se están convocando acciones en los centros y Plazas más importantes.
Está demostrado que la lucha contra la violencia patriarcal, contra los femicidios, contra los gobiernos que nos quieren volver al medioevo, está viva y llena de rabia. Cuando sectores del progresismo quisieron instalar que las feministas nos pasamos tres pueblos, y que le abrimos la puerta a la extrema derecha (para no hacer su propio balance), nosotres les respondimos que al patriarcado lo vamos a tirar dando vuelta todas las relaciones de opresión y explotación: que cada conquista se defiende en las calles, ¡y que con los fachos y reaccionarios no transamos!
El crimen de Brenda, Morena y Lara puso sobre la mesa que la opresión patriarcal sigue siendo parte de la realidad, y que lejos de habernos pasado tres pueblos, nos queda un largo recorrido por hacer. Y también demostró que este movimiento no está dormido, no está cooptado, y que vive con el vigor de la lucha por la emancipación.
Este sábado vamos a ser cientos de miles en las calles. Las Rojas vamos a marchar, junto a nuestra compañera Manuela Castañeira, la Juventud Anticapitalista ¡Ya Basta! y el Nuevo MAS, y nos vamos a encontrar con ese activismo, esas pibas, pibis y pibes que no se resignan a un futuro de opresión. Vamos a gritarle en la cara al gobierno de Milei ¡que es el responsable del triple femicidio!
Vamos todas, todes y todos a las calles por Ni Una Menos, por justicia para las pibas de La Matanza ¡y hasta darlo vuelta todo!