Nadie se salva del “plan de guerra de Milei y las patronales”, empezaron contra los estatales, siguieron con los jubilados, con las pequeñas empresas, ahora llega a las grandes empresas y multinacionales que se suponía estaban bien.
Las fábricas son pequeños campos de concentración, aprietes constantes, la gente de personal caminando y hostigando a los trabajadores entre las líneas, sanciones por cualquier cosa, despidos de contratados y de efectivos. Se vulneran los convenios colectivos. Las líneas de producción son una carnicería.
El salario en otro tiempo permitía proyectar un vida de ascenso, ahora apenas da para “parar la olla” y pagar la escuela a los pibes.
La empresas hacen y deshacen como quieren con la colaboración de la burocracia, en este caso, de la Verde del SMATA.
¡No se pueden dejar pasar estos ataques! Parece que Juan Salvo llegó a la Ford. Hay que organizarse!




