
El resultado de la elección se puede resumir en la frase «todo queda en familia, pero más a la derecha».
La polarización entre las dos coaliciones patronales dejó pocos votos para la izquierda, que se presentó dividida por exclusiva responsabilidad del Frente de Izquierda que se negó a realizar la unidad con el Nuevo MAS.
Votó el 70% del padrón, principalmente población más adulta, mientras que el 30% de abstención alrededor de 120.000 personas, corresponde en su mayoría a jóvenes que no fueron a votar.
La trampa de la Ley de Lemas, inventada para dirimir la interna entre los hermanos Saá no le alcanzó al “Gato” Fernández (candidato del actual gobernador Alberto Rodríguez Saá) para ganar, finalmente Poggi ganó con el 53.25%, 152.000 votos y Fernández quedó segundo con el 45.79%, 131.536 votos.
El resultado no representa ningún cambio de fondo en la provincia, los poderes económicos no se tocan, al igual que el patrimonio de la familia del poder. Adolfo fue el primero en abrazar a su hijo político Poggi y hasta exigió las llaves del PJ local. Después vinieron a sacarse la foto con el ganador los candidatos nacionales de JxC Larreta y Morales, para utilizarla en la interna nacional contra Bullrich, aunque la realidad indica que fue clave el apoyo del Adolfo que le aportó parte de su 22% obtenido en la elección del 2019.
Por ello lo que viene para el pueblo trabajador son más ajustes, de la mano de un gobernador alineado con las propuestas de Larreta o Bullrich que prometen, si llegan al gobierno, un plan de ajuste de la mano del FMI y las patronales, imponiendo la reforma laboral y la previsional a fuerza de represión contra la resistencia que puede haber de parte los trabajadores y sectores populares .
El Nuevo MAS en San Luis presentó una alternativa anticapitalista contra las dos coaliciones pro-patronales de los hermanos Saá (Unión por SL y Cambia SL), denunciando que ganara quien ganara todos acuerdan (más allá de los matices) en garantizar que el dominio de los poderes económicos de la provincia siga intacto, condenando a la mayoría de las y los puntanos a sobrevivir con sueldos de miseria.
Nuestra propuesta de un salario mínimo de 500.000 pesos indexado por la inflación para todas las trabajadoras y trabajadores tuvo un gran impacto.
Muchos se sintieron identificados con la propaganda por TV y los miles de volantes repartidos en la calle, las plazas y la Universidad, lo que posibilitó abrir un diálogo real a partir de las necesidades más urgentes de la mayoría de la población trabajadora, donde explicamos que la salida para que haya salarios dignos, salud, educación, trabajo genuino y vivienda es afectar las ganancias de los empresarios, los banqueros y los agroexportadores, y dejar de pagar la deuda externa contraída por el anterior gobierno de Macri y refrendada por el actual gobierno de Fernández-Cristina-Massa.
Agradecemos a los que nos votaron, a los que nos ayudaron en la fiscalización, a los simpatizantes y amigos que nos dieron una mano en la campaña electoral.
Hacemos un balance positivo de toda la actividad, para adelante nos queda el desafío de organizar a todos los que nos acompañaron en la campaña. Los invitamos a fortalecer una izquierda anticapitalista a nivel provincial y nacional para dar pelea contra el ajuste actual y del próximo gobierno, como también apoyando la candidatura de Manuela Castañeira y las propuestas el Nuevo MAS en defensa de los trabajadores, las mujeres y la juventud en las próximas elecciones de agosto del 2023.






