El discurso de Cristina: el capitalismo, China, el Frente de Todos y el ajuste

En un discurso en la Universidad del Chaco Austral, Cristina se despegó del ajuste, criticó duramente a Alberto Fernández y defendió al capitalismo.

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Cristina Kirchner recibió, el pasado viernes, el Doctorado Honoris Causa de la Universidad del Chaco Austral. En esa ceremonia aprovechó a hacer lo mismo que todas las últimas oportunidades que tuvo para hablar: defender al capitalismo. 

Elogio al «modelo» chino

“El capitalismo es un sistema productivo que se independizó de las ideologías”, sentenció. Cristina luego ejemplificó con los casos de Estados Unidos, una «democracia» presidencialista, y China, un país gobernado por el Partido Comunista. La vicepresidenta afirmó una vez más que el capitalismo es el sistema más eficiente y sorprendió con un elogio al modelo chino.

“Si hablamos de eficiencia, China es el capitalismo es el más eficiente”, aseguró. Es interesante señalar este aspecto del discurso de Cristina por varias discusiones que se desprenden de él. 

1- Afirmar que el capitalismo no tiene ideología, que todos lo reproducimos y que cualquier alternativa sería “utópica” es una posición ideológica. Hay cientos de miles de personas en todo el mundo que militamos día a día por la construcción de una vía anticapitalista para el desarrollo de la humanidad. El capitalismo desde el siglo XX se ha vuelto regresivo: cada vez trae más pobreza, desigualdad y destrucción del planeta. Utopía no es pensar en un nuevo sistema, utópico es pensar que con este sistema nos puede ir mejor. 

2- Cristina defendió el modelo capitalista chino: si hay lugares donde se superexplota a los trabajadores es en China. Si hay un país donde los sindicatos son un riñón del mismo estado ajenos a los intereses de los obreros es en China. A la vez, si hay un país que reprime brutalmente a quien desafía este realidad es China. Para ponerles un ejemplo: la fábrica FoxCom, de Apple en China, hace firmar contratos a los que los obreros para que se comprometan a no suicidarse en la planta.

Esto se debe a las terribles condiciones infrahumanos de trabajo que sufren los obreros con jornadas laborales de 12 horas a altos ritmos de producción.

En su libro “Morir por un iPhone”, la socióloga Jenny Chan relata esta explotación brutal y miserable que el gobierno chino, el capitalismo más eficiente de todos según Cristina, les permite a Apple descargar sobre los trabajadores.

El desarrollo del “capitalismo más eficiente” se hizo sobre las espaldas de cientos de millones de obreros, que pagaron con sus cuerpos y condiciones de vida las ganancias de las multinacionales y de los burócratas del PCCH. 

3- Cristina con sus elogios al capitalismo chino intenta hacer una apuesta estratégica de alineamiento internacional: entrar dentro de la esfera de influencia de un imperialismo naciente. Los trabajadores, conociendo los niveles de explotación del gigante asiático, no tenemos nada bueno qué esperar de esta apuesta. 

El doble juego: despegarse del ajuste y asegurar la unidad del gobierno

“En el 2020 en La Plata(…) dije que no tenía dudas de que iba a venir un gran crecimiento, pero ojo que no se lo queden cuatro vivos”, recordó Cristina ante una multitud de militantes que la ovacionaban. Los integrantes de las organizaciones kirchneristas le daban la razón y está bien que sea así porque la tiene.

Argentina en el último año creció un 10% aunque, como Cristina también dice, podríamos afirmar que se recuperó de la caída durante el primer año de pandemia. Ahora bien, los trabajadores, en el reparto de “la torta”, es decir de la distribución de las ganancias totales del país, retrocedimos 5%: del 48% a 43%. Ni hablar de la caída en los salarios y la consecuente pérdida de poder adquisitivo. 

Paralelamente, hay superganancias de los exportadores agrarios e importantes ganancias empresarias. Incluso los niveles de desempleo bajaron. Todo esto significa que los trabajadores estamos trabajando más por menos dinero para que los de arriba se hagan más ricos. 

Frente a esta situación, Cristina sentenció: “No le estamos haciendo honor a tanta confianza y esperanzas depositada por la gente”. Algo en lo que también tiene razón y su última derrota electoral así lo demuestra. Lo que no dejó para nada claro Cristina es cuál sería la alternativa para dejar de defraudar a la gente, para que el crecimiento (o recuperación) que está teniendo el país no sea apropiado por “cuatro vivos”. 

“Hay quienes piensan que (la designación de Alberto como candidato) fue un error generoso pero no, fue inteligente (…) lo que sí fue generoso, fue que el presidente electo por el voto de la ciudadanía elija todo su gabinete económico”, planteó Cristina. Suena muy contradictorio lo que plantea: por un lado dice, correctamente, que la condición de los trabajadores está peor, que el gobierno nos defraudó. 

Por otro lado plantea que su elección de quien nos defraudó fue “inteligente”. Podríamos pensar que solo este fragmento del discurso sólo responde a un problema de autocrítica de Cristina pero no, en la segunda parte de la cita se encuentra el verdadero sentido de sus palabras. Cuando Cristina plantea que fue “generoso” dejarle elegir el gabinete económico a Alberto, ella se despega de todo el ajuste, el acuerdo con el Fondo y las decisiones que defraudan a los trabajadores que los votaron.

Cristina en esa cita mantiene intacto su doble juego, no rompe con el gobierno, afirma que estuvo bien haber designado a Alberto como presidente y se despega del ajuste: «son sus funcionarios, no los míos» los que lo aplican.  

Las palabras de Cristina solo apuntan a salvar su capital político, su caudal de votos de cara al 2023. Lamentablemente, en el medio están los trabajadores y los sectores populares a quienes el kirchnerismo no les da salida, solo les dice: yo no fui. 

¿Cómo se enfrenta al poder? 

Cristina habló del “poder concentrado”. Ella lo definió como la suma del poder económico y el poder mediático frente al cual los Estados no tienen “herramientas” para enfrentar correctamente. 

Pero Cristina omitió que los trabajadores, los sectores populares, numerosas veces enfrentan al poder real y algunas con éxito: los elefantes de Neuquén, trabajadores de salud peleando por su salario contra el gobierno, la prensa neuquina y las petroleras. ¿Hay más poder concentrado en esa provincia? Sin la ayuda del gobierno nacional ni de las corrientes kirchneristas lograron torcerle el brazo a todo el poder concentrado y conquistaron sus demandas con la lucha en las calles, con los piquetes, afectando las ganancias de las petroleras. 

El pueblo de Chubut se enfrentó con las multinacionales mineras, la prensa provincial, El gobernador Arcioni que tiene el apoyo del gobierno nacional y logró frenar el avance de la legislación pro megaminería en la provincia. Enfrentaron la represión, la difamación de los medios más importantes de la provincia y los intereses de importantes grupos económicos. 

¿Entonces?

Estos ejemplos son ilustrativos porque Cristina dice que el Estado no tiene herramientas para hacerle frente al “poder concentrado” pero el kirchnerismo dirige sindicatos, movimientos sociales con cientos de miles de militantes, tiene una importante base popular y juvenil de masas y a toda esa gente les ofrece solo resignación. 

Para Cristina no hay alternativa al capitalismo, ni herramientas para enfrentar al poder concentrado. Pero para ella es fácil decirlo, no es parte de nuestra clase, no sufre la precarización laboral, la pobreza y la falta de oportunidades. Nosotros tenemos que construir las alternativas, porque es nuestro futuro el que está en juego. 

1 COMENTARIO

  1. Flaca, ahí no. Preséntate en Plaza de Mayo, con bloqueo de micros y grupitos pagos, tal cual lo hacen los camioneros, cuando cortan todo. Ahí vas a conocer al verdadero pueblo argentino y no, la basura que pagas. Te animas? A que no! Ah, y no olvides a Maximito.

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