
“ (…) El tema ha logrado avanzar y hay un «borrador» que, en caso de ser autorizado por Economía, podría oficializarse a través de una resolución de la SSS. Pero, en verdad, restan charlas con la flamante ministra Silvina Batakis, hoy abocada a intentar frenar la corrida cambiaria y lograr cierta normalización de la economía. (…)” Mundo gremial, 23/7/22)
Después de la convocatoria a la marcha del 17 de agosto por parte de la CGT, apoyada verbalmente por aliados y competidores, hay otra negociación en curso que nunca es mencionada públicamente por los referentes de las centrales y de los sindicatos que nuclean.
Es la negociación de los pesos de las obras sociales. ¡Esa sí que es una negociación que les importa y les conmueve su espíritu de “nobleza”!
Las charlas entre amigos sobre el tema las llevan adelante José Luis Lingeri por parte de la CGT y Juan Manuel Olmos, jefe de asesores del presidente, en la Casa Rosada. El tema es el recurrente: la deuda del gobierno con la cobertura de los servicios por discapacidad afrontados por las obras sociales.
Es un viejo “tironeo” entre la central y los gobiernos de todo color, en el cual el de Fernández no es ajeno. “Tironeo” totalmente ajeno a los/as trabajadores/as, ya que no tenemos “arte ni parte” en esa disputa entre poderes, en el que está en juego nuestra atención médica.
La central, atenta al desbarranque del gobierno de Alberto, quiere cubrirse de que le lleguen los pesos para sus arcas antes de que vuelva la ministra de Economía, Silvina Batakis, con un ajuste superior que también afecte el envío de estos fondos a las arcas sindicales. Se rumorea que están trabajando sobre un borrador de “oxigenación” del servicio de las obras sociales. Que no nos deje sin oxígeno a nosotros…
Esta puja entre el gobierno y los referentes sindicales nos es totalmente ajena, a pesar de que está en juego la atención de nuestra salud y la de nuestras familias. Pero pone blanco sobre negro los verdaderos intereses de los dirigentes sindicales burocráticos que encaran una convocatoria “Ni Ni” para mostrar algo de combatividad frente a sus bases, mientras a nuestras espaldas negocian en secreto sobre el destino de los fondos de las obras sociales, que son los aportes de los trabajadores registrados. Trabajadores registrados que, si bien han disminuido notablemente a raíz de la precarización laboral que ha emergido con fuerza, aportan regularmente para mantener el sistema de salud de su respectivo gremio.
Ellos/as deberían ser los/as únicos/as dueños/as del sistema de salud. No sólo porque lo solventan, sino porque son los/as que lo reciben y sufren sus déficits, como quedó trágicamente reflejado durante el pico de la pandemia. Y cuyos resabios se siguen viviendo actualmente.
Junto con la pelea por el salario, por las condiciones de trabajo, contra la precarización, peleamos también por el control y administración de las obras sociales a cargo de sus legítimos/as dueños/as: los/as trabajadores que aportan regularmente.






