
Este lunes 29 se desarrolló el Congreso Ordinario de la AJB, de manera virtual, dada la situación sanitaria, que dificulta o impide la movilidad de los congresales provinciales, más los cuidados por una reunión prolongada en espacio cerrado.
Si bien el orden del día de la convocatoria establecía el tratamiento de la Memoria y Balance en forma exclusiva, entendíamos que estando en plena negociación salarial con el gobierno, por un lado y la amenaza de una nueva ola de pandemia por otro, por lo menos estas problemáticas ameritaban alguna reflexión o un mínimo debate por parte de la dirigencia. Pero no fue así: el esfuerzo organizativo sólo sirvió para votar dicha Memoria y Balance, tal como establece el Estatuto y allí terminó la reunión.
Mientras la inmensa mayoría de los trabajadores judiciales, primero en el interior y luego en el Gran Buenos Aires y La Plata, hemos vuelto ya desde el año a distintas modalidades de tareas presenciales, la AJB se sigue manejando en la más absoluta virtualidad, como si ello no hubiese ocurrido. ¿Tenemos que ir a trabajar pero no podemos hacer Asambleas al aire libre con todos los cuidados sanitarios?
Ni siquiera se aprovechó el descenso de los casos y el verano para impulsar asambleas al aire libre, en las puertas y veredas de tribunales, con distanciamiento y barbijo, para poder impulsar un plan de lucha que permita recuperar el salario y discutir cómo lograr superar los $58.000 que el INDEC ha fijado como línea de pobreza, debajo de la cual hay una gran cantidad de compañeros y compañeras. Tampoco cómo enfrentar una posible segunda ola: no nos olvidamos los arquitos con los que la Corte nos mandó a trabajar “protegidos”, mientas algunos de ellos pasaban por los “vacunatorios VIP”.
La AJB debe romper con la lógica de que reuniéndose con el gobierno “amigo”, con el respaldo de Asambleas por el “Zoom”, vamos a lograr defender nuestro salario. Priorizar la salud de los judiciales, teniendo en cuenta en cada momento la situación de la pandemia y todos los debidos cuidados, no significa renunciar a la organización y el debate de cómo impulsar la lucha: lo virtual es una ayuda, no lo único.
Salario inicial mínimo de $60.000
Ajuste mensual de los salarios, única manera que no los devore la inflación
Por un plan de lucha discutido en asambleas, para superar los paros aislados






