No comenzaron las clases

Contundente paro universitario en el comienzo del segundo cuatrimestre

Desde la asunción de Milei se le impuso a las Universidades Nacionales la lucha por presupuesto, contra un gobierno que quiere destruir la educación pública. La contundencia del paro se debe a la bronca acumulada frente a la destrucción del salario, a pesar de la tibieza de las conducciones sindicales.

El gobierno de Milei quiso imponer a los docentes universitarios de manera unilateral aumentos escalonados de salario completamente miserables: 1,3% para junio, 1,3% para julio, 1,3% para agosto, 1,2% para septiembre, 1,1% para octubre y 1,1% para noviembre. Los docentes perdieron un 30% de su poder adquisitivo desde el 2023 según los números disponibles. Pero lo más probable es que sea mucho más: los índices de inflación han quedado completamente desencajados con la realidad con el ajuste de este gobierno.

Desde principios de su mandato Milei impulsó un feroz ajuste sobre las universidades. Anunciaron al comenzar el año pasado que iban a prorrogar el presupuesto universitario del año 2023 sin aumento alguno. Era un recorte absoluto, teniendo en cuenta la inflación del año pasado y la de los primeros meses de este. Este ajuste significaba la virtual paralización de la educación superior, ya que los fondos remitidos por el gobierno no alcanzaban para pagar los servicios ni llegar al segundo semestre.

El ataque de Milei sobre las universidades y la educación en general es brutal, y su objetivo es destruirlas. El congelamiento del presupuesto universitario ante una inflación interanual de casi 300% puso el año pasado a las facultades al borde del cierre. En 2025, el gobierno perpetúa el financiamiento del año pasado, intentando más y más ahogar la educación superior.

Esta situación límite llevó a la inmensa marcha del 23 de abril, que congregó a millones en las calles de todo el país. Gracias a su masividad y a la potencialidad que expresaba esa lucha en las calles es que el gobierno de Milei reculó y terminó otorgando un aumento del presupuesto para las universidades… que sigue siendo un ajuste brutal.

Esa asignación extraordinaria de partidas (que en principio le fue otorgada a la UBA y que luego extendieron al resto) fue únicamente para gastos de funcionamiento, que cubren aproximadamente el 10% de los gastos de las universidades. Para el 90% restante, es decir el pago de salarios de docentes, investigadores y no docentes, no hubo respuesta.

En los hechos, el gobierno congeló los salarios universitarios durante meses, mientras la brutal devaluación del gobierno se trasladaba a la inflación y destruía el poder adquisitivo de los salarios.

En la segunda mitad del año pasado fue que se dio la ola de tomas de facultades que pusieron nuevamente sobre la escena el reclamo. El movimiento estudiantil fue el primer protagonista de la radicalización de la pelea por presupuesto, que esté a la altura de las circunstancias.

Pero la ofensiva del gobierno no termina en el recorte del presupuesto. El gobierno quiere mano de obra barata, no educación. Hay que recordar a Benegas Lynch planteando “mandar los niños al taller” en vez de a la escuela. Mientras tanto, Milei plantea una ofensiva reaccionaria y mentirosa sobre cualquier tipo de conocimiento crítico producido, tildándolo de “adoctrinamiento”.

Sin embargo, la respuesta a esta situación de emergencia por parte de las conducciones sindicales de los docentes universitarios ha sido, como mínimo, tímida. «Las federaciones de docentes universitarios (CONADU y CONADUH) convocaron a un paro de una semana en las 57 universidades nacionales, el cual fue determinado desde arriba y sin preparación en la base docente» dijeron desde la Corriente sindical 18 de Diciembre. «Es por esto que desde la Corriente sindical 18 de diciembre opinamos que debemos organizarnos de forma independiente y mediante reuniones, asambleas y charlas, a la vez que articulemos acciones con los nodocentes y los estudiantes, con el objetivo de enfrentar seriamente el plan de ajuste que los libertarios imponen a la universidad pública.»

El gobierno se prepara ahora para vetar la nueva Ley de Financiamiento Universitario, junto al veto a los jubilados y discapacitados. Milei juega con fuego, especialmente si sus provocaciones extienden la organización y la bronca nuevamente al movimiento estudiantil.

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