El anuncio de la medida de fuerza llegó luego de que fracasara la reunión paritaria de la semana pasada entre el gobierno, los gremios universitarios y el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional, integrado por los rectores).
Los trabajadores universitarios pidieron un aumento del 40% para recuperar una parte la pérdida de poder adquisitivo de los últimos meses. El gobierno respondió con una provocación: propusieron un aumento del 3% en agosto y del 2% en septiembre. La irrisoria suma demuestra la voluntad del gobierno de Milei de destruir los salarios docentes y no docentes. Se calcula que los salarios docentes perdieron del 50 al 55% de su poder de compra bajo Milei.
Desde principios de su mandato Milei impulsó un feroz ajuste sobre las universidades. Anunciaron al comenzar el año que iban a prorrogar el presupuesto universitario del año 2023 sin aumento alguno. Era un recorte absoluto, teniendo en cuenta la inflación del año pasado y la de los primeros meses de este. Este ajuste significaba la virtual paralización de la educación superior, ya que los fondos remitidos por el gobierno no alcanzaban para pagar los servicios ni llegar al segundo semestre.
Esta situación límite llevó a la inmensa marcha del 23 de abril, que congregó a millones en las calles de todo el país. Gracias a su masividad y a la potencialidad que expresaba esa lucha en las calles es que el gobierno de Milei reculó y terminó otorgando un aumento del presupuesto para las universidades… que sigue siendo un ajuste brutal.
Esa asignación extraordinaria de partidas (que en principio le fue otorgada a la UBA y que luego extendieron al resto) fue únicamente para gastos de funcionamiento, que cubren aproximadamente el 10% de los gastos de las universidades. Para el 90% restante, es decir el pago de salarios de docentes, investigadores y no docentes, no hubo respuesta.
En los hechos, el gobierno congeló los salarios universitarios durante meses, mientras la brutal devaluación del gobierno se trasladaba a la inflación y destruía el poder adquisitivo de los salarios.
Ante la postura inflexible del mileísmo, el Frente Sindical de Universidades Nacionales se vio obligado a convocar a un nuevo paro de 48 horas.