Contra la pena capital: Tyler Robinson, Charlie Kirk, Donald Trump y la polarización política en Estados Unidos

Trump y su tropa de seguidores dentro y fuera de Estados Unidos posan de víctimas tras el asesinato de Charlie Kirk y piden la pena de muerte para Tyler Robinson.

“Nadie piensa ahora en las figuras pálidas y tristes que suspiran tras los barrotes de la prisión por haber violado las leyes ordinarias. Sin embargo, también ellos son víctimas desgraciadas del orden social infame contra el cual se dirige la revolución…

La justicia de las clases burguesas fue nuevamente como una red que permitió escapar a los tiburones voraces, atrapando únicamente a las pequeñas sardinas. Los especuladores que ganaron millones durante la guerra han sido absueltos o han recibido penas ridículas. Los ladronzuelos, hombres y mujeres, han sido sancionados con severidad draconiana.”

Rosa Luxemburgo

Tras el asesinato de Charlie Kirk por parte de Tyler Robinson en Utah, la extrema derecha internacional lanzó una campaña ideológica de pose de víctima y criminalización de la «izquierda radical». Tras años de violencia de extrema derecha, ahora los grupos fascistas y el gobierno que los ampara se hacen los pacifistas y fieles seguidores de la ley.

Los mismos protagonistas del asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021, lo criminales y asesinos absueltos por Trump y dejados en libertad, los defensores de la impunidad para la violencia fascista, ahora lloran contra la «violencia» por un caso de asesinato contra un fascista.

 

En medio de esta campaña, el Donald Trump exigió públicamente que se le dicte pena de muerte a Tyler Robinson. Quieren hacer responsable del asesinato a la «extrema izquierda», a pesar de que no todavía no están claras las motivaciones de Robinson y todo indica que actuó solo. El fiscal a cargo del caso siguió las órdenes de Trump y pidió pena de muerte. En Utah, la pena capital sigue siendo legal. El trumpismo tiene un objetivo político claro: hacer escarmentar a sus enemigos mientras impera la impunidad para los delincuentes de la extrema derecha. 

Crítica del terrorismo individual

Al momento de escribir estas líneas, no hay una versión oficialmente establecida de las motivaciones de Robinson para matar a Kirk. Mucho se ha dicho acerca de su filiación «de izquierda» y su «ideología trans». Todos esos relatos son, al menos por ahora, fake news.

Sin embargo, es obviamente muy probable que el móvil del asesinato haya sido directamente político. Y esos móviles son perfectamente entendibles: Kirk era un monstruo fascista. La propaganda de la víctima del atentado en Utah tenía consecuencias muy concretas en la vida cotidiana de Estados Unidos. No es inocua la propaganda en favor de la segregación racial, la criminalización de las minorías, etc.

Pero el método del asesinato individual de personajes del poder, incluso de los más detestables, nunca ha servido de nada. El marxismo históricamente ha criticado a las corrientes que propugnaban los atentados a los opresores y enemigos del pueblo como método de lucha. Marx lo hizo polemizando con los anarquistas, los bolcheviques se forjaron como corriente en Rusia rechazando a los narodnikis. A ese método le oponemos el de la acción de masas, todo lo que aporte a la cohesión, organización y consciencia de la clase trabajadora.

Como explicó Marcelo Yunes en «Crítica marxista del terrorismo islamista«: «Las razones del rechazo del marxismo a las tácticas terroristas no son simplemente ‘humanitarias’ (aunque esa consideración tiene su importancia), sino políticas. En primer lugar –y esto es lo fundamental–, el terrorismo representa, como vía de “solución” a los grandes problemas sociales, un callejón sin salida, porque debilita la fuerza y la voluntad de las masas para entrar en acción de manera independiente contra los opresores.»

Justicia tuerta

La extrema derecha y su discurso neo-fascista son los responsables de la escalada de violencia en Estados Unidos. Y eso incluye al provocador de extrema derecha asesinado. Su muerte no cambia los hechos: tanto él como los demás propagandistas del odio racista e imperialista son responsables del sufrimiento y la muerte de muchas otras personas.

Charlie Kirk era un fascista. Rechazaba el Acta de Derechos Civiles, que puso fin a la discriminación legal. Era partidario de la era de la segregación racial y de la «Teoría del Gran Reemplazo», una teoría de la conspiración neonazi. Sostuvo explícitamente que «los judíos» financian actividad política «anti blancos».

«La izquierda es siempre en todo momento y lugar un fenómeno violento lleno de odio” dijo Javier Milei como respuesta al asesinato de Charlie Kirk. La realidad es exactamente la inversa: la inmensa mayoría de los crímenes de odio, la violencia y el asesinato por motivos políticos son perpetrados en Estados Unidos por la extrema derecha.

La extrema derecha fue responsable del 73% de los ataques terroristas en Estados Unidos entre 2001 (después del 11 de septiembre) y 2017. Sin ir más lejos, los grupos fascistas provocaron varios muertos cuando intentaron asaltar el Capitolio en enero del 2021. Y a esos grupos de violencia organizada Trump los perdonó y les permitió circular nuevamente libres por la calle.

 

Como el fascismo clásico, estas figuras se dedican a mentir para demonizar a grupos humanos enteros: inmigrantes, musulmanes, personas trans. En estos momentos, Estados Unidos vive una ola de detenciones arbitrarias en manos de las tropas irregulares de ICE. El fondo ideológico de la persecución, la violencia y el odio los propagan organizaciones como Turning Point USA, fundada por Charlie Kirk.

Atentados a mezquitas, matanzas racistas y asesinatos políticos son una cosa común en manos de supremacistas blancos, fanáticos religiosos, trumpistas desatados, etc. En junio, la congresista demócrata Melissa Hortman y su esposo fueron asesinados en Minnesota por un fanático trumpista. Obviamente, nadie pidió pena de muerte en este caso.

“Juicio justo” y «garantismo»

Los marxistas hemos denunciado siempre que “la igualdad ante la ley”, bajo el capitalismo, es prácticamente una ficción. Están quienes pueden pagar su propio buffet de abogados y quienes no, están los que son de la misma condición de clase que los jueces y quienes no, los que pueden esperar el resultado de un juicio por años y archivarlo y los que no.

Sin embargo, las “garantías” legales que son una conquista democrática de los oprimidos. El derecho al debido proceso y la presunción de inocencia lo son. Históricamente, la ley ha sido siempre una expresión de cruel y arbitrario despotismo de las clases dominantes. Las instituciones “republicanas”, que incluyen las formas democráticas en lo político y las garantías legales para los de abajo en lo penal, fueron necesarias para crear una forma de dominación disfrazada, parte de la búsqueda de ganarse a las masas populares para los objetivos de la nueva clase dominante, la burguesía.

Más allá de las consideraciones históricas, las “garantías” legales que hunden sus raíces en las primeras revoluciones burguesas siguen siendo una conquista popular, una herramienta para defenderse de la arbitrariedad de la clase dominante y su Estado.

Tal vez el documento más conocido, uno de los grandes hitos históricos en este asunto, sea la “Declaración de los derechos del hombre” de la Revolución francesa. En cuanto a los aspectos “penales” era una medida defensiva por parte del “Tercer Estado” frente a la completa parcialidad de casta de los tribunales de la monarquía absoluta. Los marxistas defendemos esas conquistas. Se le deben arrebatar al Estado capitalista todo lo que se pueda las herramientas de violencia a los trabajadores y las masas populares. Y eso, incluye, obviamente, la pena de muerte.

La pena de muerte: “Liberar tiburones, atrapar sardinas”

En 2016, el Estado de Carolina del Sur decidió revisar el caso de George Stinney Jr. Parece que era inocente. En 1944 fue preso acusado de asesinar a dos niñas blancas. Él era negro y tenía 14 años. Su juicio duró dos horas y el dictado de la sentencia, diez minutos. La familia estaba escondida por miedo. En la silla eléctrica pusieron varios libros gruesos para que su cabeza llegue a los electrodos. El tribunal que lo declaró culpable estaba compuesto exclusivamente por blancos, el juez que lo sentenció era blanco…

Dejar en manos del Estado capitalista el derecho a asesinar tiene ejemplos de ese tipo.

El racismo sigue siendo sistema en el régimen político y judicial estadounidense. La extrema derecha internacional hace campaña con que los «afroamericanos», según toda la información disponible, están sobrrerepresentados en las estadísticas de personas encarceladas, en los casos de crímenes violentos, etc. Los propagandistas del racismo, como lo era Charlie Kirk, asumen que los «negros» son delincuentes.

Observando críticamente las cosas, lo cierto es que si hay más personas de color en las cárceles es porque el sistema judicial y policial se ensaña más con ellos.

Según un estudio, «en Estados Unidos los negros tienen tres veces más probabilidades de morir a manos de la policía que los blancos, y 4,5 veces más de ser encarcelados». Es decir, en circunstancias similares y por crímenes similares, hay más presos y muertos negros que blancos. También afirmaba que «de los más de 1000 casos de homicidios cometidos por la policía cada año, sólo en el 1% de ellos se presentan cargos contra los agentes».

La pena de muerte en Estados Unidos le da derecho a matar a la arbitrariedad imperialista y racista.

Mientras tanto, Trump afronta condenas por estafas, falsificación y hasta un intento de golpe de Estado y no afronta ninguna consecuencia. Al contrario, se le permitió volver a presentarse como presidente y ganar las elecciones. No hay mucha inteligencia necesaria respecto a su responsabilidad. Trump es un delincuente y un golpista, y no afronta ninguna consecuencia. Además, para qué mencionar que todos los presidentes de Estados Unidos, sin excepción, son criminales de guerra.

A la derecha le encanta presentarse como la fuerza política de «la ley». Pero no se trata de la ley escrita, la realmente existente, que dice en los papeles que todos los individuos son iguales frente a la ley. Las leyes reales, que incluyen todas las conquistas democráticas, no son lo que defienden. Para ellos, están los que son naturalmente delincuentes y como tales deben ser tratados, que son los pobres y los negros. Y están los delincuentes que no son delincuentes, porque son ricos y poderosos. La «ley» de la derecha es el reino de la arbitrariedad, su reino de la arbitrariedad.

Que Trump pueda presionar para que se pida pena de muerte a Tyler Robinson mientras logra poner en libertad a los golpistas del 6 de enero, que también mataron, es sumamente elocuente. No les interesa ninguna «justicia». Solamente quieren impunidad para sus propios crímenes y escarmiento para todos los demás.

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