
Luego de más de 3 años de incansable lucha de la familia, amigos y organizaciones políticas y sociales, este 24, 26 y 27 de mayo se estará llevando a cabo, en los tribunales de Quilmes con la jueza Carolina Migrone y la fiscal Roxana Karina Giménez, el juicio oral por el asesinato laboral de Brian “Mechi” Cantero. La causa está caratulada como homicidio culposo. Es un importante paso en la pelea por justicia y por terminar con la precarización laboral que se lleva la vida de cientos de jóvenes todos los días por las condiciones laborales a las que se ven expuestos.
Brian “Mechi” Cantero era un joven de 23 años que, como la inmensa mayoría de la juventud, trabajaba de forma precarizada por pocos meses en cada trabajo para ayudar a su familia y terminar sus estudios. Después de pasar por distintos lugares, siempre de manera eventual, recayó en la papelera SEIN, ubicada en el partido de Berazategui. Fue ahí que lo mandaron a engrasar una máquina en funcionamiento y sin ningún protocolo de seguridad. Fue succionado por la misma, produciéndole la muerte en el acto en octubre de 2018.
Este asesinato laboral fue el desencadenante de una dura lucha por parte de la familia de Mechi y sus amigos. La primera en darle la espalda fue la burocracia papelera. Según denunció Elvira, madre de Mechi, el secretario general del Sindicato Papelero, Rubén Rico, le planteó que no se podían tomar acciones que molestaran a la patronal, porque corrían el riesgo de que decidieran cerrar y llevarse la fábrica a otro país. La misma cantinela de siempre por parte de quienes deberían luchar por la seguridad y condiciones dignas de trabajo para todos los trabajadores.
Es así que gracias a la organización y la lucha hoy estamos ante el logro de llevar a la justicia a algunos de los implicados en su muerte. Los imputados en la causa son Juan Carlos Españon, Antonio Alberto López y Alejandro Planera, personal jerárquico de la papelera, calificados como responsables directos. Mientras tanto, Mario y Pablo Espósito, dueños de la papelera SEIN, siguen sin ser juzgados, dirigiendo con total impunidad la fábrica donde hubo ya otros “desperfectos técnicos” generando que una máquina se incendie, poniendo nuevamente en riesgo la vida de varios trabajadores. Tampoco estará en el banquillo de los acusados Ramón Fuentes, tercerizador de Mechi y de cientos de jóvenes de la zona, un reclutador sin escrúpulos que se aprovecha de la necesidad de los jóvenes de los barrios populares y los lleva a trabajar sin ningún derecho y protección a su salud, por dos pesos y sin ningún horizonte de estabilidad laboral. Y tampoco ninguno de los funcionarios municipales y provinciales que deberían cuidar que esta situación no suceda. Pero ni la familia, ni los amigos de Mechi, ni las organizaciones que damos esta pelea, nos olvidamos de sus nombres y por eso nos haremos presente los días del juicio para seguir exigiendo la investigación y que sean juzgados todos los responsables del asesinato laboral.
Hay que terminar con la precarización y la tercerización laboral
Esta lucha que es por Mechi, también es la lucha contra la tercerización y la precarización laboral, un problema estructural que afecta a más de un tercio de la clase trabajadora y que todos los gobiernos lo mantienen como la forma privilegiada de contratación. Este flagelo crece día a día en la juventud trabajadora, por ejemplo, con el desarrollo del trabajo de reparto por aplicación donde bajo la promesa de “ser tu propio jefe” o falsos “colaboradores” se niegan todos los derechos laborales, inclusive los que hacen al cuidado de la salud, como ART, seguro médico, etc. llevando a que se exponga de manera continua la vida en el trabajo.
La ofensiva de las patronales de avanzar con diversas maneras de precarización se ha profundizado con la crisis económica, queriendo pisotear derechos laborales y extremar las condiciones de explotación bajo la consigna de que el único trabajo posible es precarizado.
Estas formas de explotación laboral, responden a objetivos muy definidos. Desde el punto de vista económico, un trabajador tercerizado está fuera de convenio y cobra la mitad o menos que un trabajador efectivo que realiza la misma tarea. Desde el punto de vista político, la tercerización genera una fuerte división dentro de la clase trabajadora en distintas modalidades, convenios y formas de contrato, a la vez que le saca responsabilidades a la empresa “madre” ante luchas sindicales o incluso “accidentes” en el lugar de trabajo, como es el caso de Mechi.
La burocracia sindical ha sido garante desde el primer momento de este régimen de contratación, permitiendo que se divida a los trabajadores entre los “representados” que gozan de derechos laborales, y los de “segunda” sin ningún tipo de cobertura. Los mismos burócratas muchas veces son dueños directos de tercerizadas, “cooperativas” o sacan una tajada “por abajo de la mesa”. Esta división es muy útil para fomentar un pensamiento corporativo donde los efectivos y los tercerizados quedan inmersos en una falsa oposición.
Como se puede ver, la tercerización es un gran negocio para el Estado, las patronales y las burocracias sindicales; mientras los trabajadores sufren la miseria salarial, la pérdida de derechos laborales e incluso ponen en riesgo su vida. En la zona sur, el caso de Mechi es un emblema de los asesinatos laborales, hace casi un año lamentamos el fallecimiento de Norberto “Chochi” Stauffer en la Papelera Berazategui, así como el del repartidor Edgar Zapara (trabajador de reparto de la aplicación “Rappi”, “accidentado” debido a las condiciones de superexplotación que manejan). Según el espacio “Basta de Asesinatos Laborales” (BAL) se estima que cada 14 horas muere un trabajador producto de las condiciones de trabajo, lo que demuestra que para las patronales los laburantes somos solo un número en su afán de seguir acumulando ganancias y que Estado y burocracia sindical miran para otro lado.
Pero con la fortaleza de la lucha de la familia, amigos, trabajadores y organizaciones independientes se conquistó el gran paso de llevar a juicio bajo la carátula de homicidio culposo el caso de Mechi Cantero plantando la bandera de que las vidas de los y las trabajadoras valen más que sus ganancias.
Es necesario seguir por este camino ligando la pelea por justicia por Mechi con las peleas de la clase trabajadora contra la tercerización y la precarización laboral, como la que vienen dando los trabajadores ferroviarios de las líneas San Martín y Mitre o las y los repartidores por aplicación en la pelea por el reconocimiento de su sindicato de base (SiTraRepA) para poder exigir los derechos laborales que corresponden.
Un triunfo en este juicio puede ser un gran paso adelante para ir en busca de los responsables que faltan; sentar un precedente para luchar por justicia por Edgar zapata, Chochi Stauffer y todos los asesinatos laborales; y ser un importante punto de apoyo para la pelea de fondo contra la tercerización en todos los lugares de trabajo.