
Hace ya semanas que los movimientos de desocupados vienen reclamando frente al Ministerio. Abrieron el debate de la declaración de la Emergencia Alimentaria ante la crisis social que vive el país.
Todas las estadísticas indican que a lo largo de los últimos años, el porcentaje de pobres e indigentes no paró de subir. Detrás de los números hay personas de carne y hueso, realidades diarias en las que conseguir un plato diario de comida es una pelea casi imposible de ganar. Esa acumulación de realidades es la que viene movilizando al Ministerio de Salud y Desarrollo Social.
Las organizaciones sociales habían anunciado un nuevo acampe, esta vez de dos días, minutos antes de que la Policía de la Ciudad avanzara de manera violenta para evitar el corte del Metrobus.
Referentes de quienes comenzaban el acampe denuncian que las reuniones con el gobierno en las que exigían mayor presupuesto para comedores, asignaciones y planes sociales fue un completo fracaso. Sostienen que el gobierno se niega a escuchar su reclamo incluso frente a la creciente catástrofe social que se cierne día a día sobre más y más cabezas. Hasta el macrista más alcahuete sabe y reconoce el crecimiento de la pobreza que minuto a minuto arrastra a una nueva persona.
La jornada de hoy por parte de los movimientos sociales era de ollas populares y acampe por sus reclamos pero la brutal violencia policial puso en entredicho como será la continuidad de la pelea en curso.







