
Por Facundo Goldstein
El fallo fue ratificado en octubre pasado a escasas semanas de la muerte de Fabián Tomasi[1], incansable luchador contra el uso de agrotóxicos que padecía cáncer producto de la contaminación sufrida por glifosato, entre otros.
Para Macri es un «fallo irresponsable» prohibir la fumigación con agroquímicos alrededor de las escuelas rurales. Las ganancias de Monsanto y de los patrones rurales están primero. La salud de los niños y adolescentes poco le importa. https://t.co/RsSHWT8aHF
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) 5 de abril de 2019
Lo de Macri no es casualidad: en Argentina la burguesía agraria detenta el poder desde la concepción misma del país, tanto que siempre se revive el mito del “granero de mundo” haciendo referencia al modelo Agroexportador, donde la oligarquía terrateniente no sólo controlaba los negocios nacionales sino que ponía y sacaba presidentes según su antojo. Macri es férreo defensor de las ganancias capitalistas a como dé lugar, sin importar las consecuencias que tiene sobre toda la economía (debate que requiere de un artículo aparte) o del conjunto de la sociedad y su salud.

Pablo Piovano-«Fabián»
En los últimos 40 años, con la aparición de las semillas genéticamente modificadas, se expandió el negocio de la biotecnología y los agroquímicos. Bien es sabido que, antiguamente (hasta mediados del siglo pasado), los fertilizantes eran orgánicos y las plagas y malezas se combatían “manualmente”. Con su expansión, las mismas empresas que generaban las nuevas semillas empezaron a difundir los agroquímicos, conformando un “paquete tecnológico”[2] al que ningún productor que quiera participar del nuevo modelo de agronegocios podría escapar. En los últimos años, y sobre todo con el avance de la frontera agrícola y el éxito del modelo sojero, esto se ve cada vez más agravado.
Lo que defiende Macri es el derecho de los capitalistas del agro de destruir el medio ambiente y la salud de las personas en pos de generar cada vez mayores ganancias[3]. Un modelo basado en el desgaste atroz de los suelos y la utilización de agrotóxicos cancerígenos, como el glifosato.
Marx dijo que el capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano. La única alternativa posible para acabar con la contaminación ambiental y por un modelo en armonía con la naturaleza y la salud de las personas, es el gobierno de los trabajadores. El socialismo, allí donde los humanos y la naturaleza no están puestos al servicio de la producción sino que la producción está al servicio de la naturaleza y la humanidad.
[1] https://izquierdaweb.com/murio-fabian-tomasi-luchador-contra-los-agrotoxicos/
[2] A esto debemos agregarle que el negocio de los “paquetes tecnológicos” está en manos de un puñado de empresas en todo el mundo, como Syngenta y la nueva fusión Bayer-Monsanto (productores del veneno y del remedio, así de “irónico” es).
[3] SIn olvidarnos de las constantes rebajas a la alícuota de la retenciones.