Literatura y política

“Gracias a la educación pública argentina”: las palabras de Gabriela Cabezón Cámara al recibir el National Book Award

La escritora argentina fue distinguida con el National Book Award 2025 en la categoría de Literatura Traducida por la versión en inglés de “Las niñas del naranjel” (We are green and trembling). En su discurso defendió a la educación pública argentina y reivindicó a los trabajadores del sector.

Gabriela Cabezón Cámara dedicó su premio a la educación pública y pronunció un discurso en español que resonó con toda la fuerza de una defensa contundente a la igualdad de oportunidades y la defensa incondicional de los derechos conquistados con la lucha y resistencia de los de abajo. Su intervención, cargada de gratitud y de desafío, volvió a poner el foco en el papel de la universidad pública como motor de movilidad social y de acceso a la cultura.

Al subir al escenario, la argentina arrancó su intervención con una frase que cortó el aire: “Voy a empezar hablando en español, que sé que a muchos fascistas no les gusta”, y continuó agradeciendo a su equipo antes de pronunciar la línea que se volvió lema de la noche: “gracias a la educación pública y gratuita argentina. Gracias a sus trabajadores. Porque sin la educación pública y gratuita los de clase trabajadora como yo, nunca jamás llegaríamos a estar acá”. La declaración, pronunciada en Nueva York ante un auditorio internacional, fue recibida con aplausos y se viralizó en redes, donde se leyó como un gesto de solidaridad con la educación pública argentina.

El momento quedó registrado en video y circuló rápidamente por medios y plataformas, lo que amplificó el alcance del mensaje y permitió que su voz llegara a audiencias que no estuvieron presentes en la ceremonia. Ver a una autora argentina reivindicar en español la universidad pública en un escenario global fue, para muchos, una imagen potente: la literatura como altavoz de causas sociales y resistencia a la coyuntura reaccionaria internacional.

Recordemos que Gabriela enfocó su discurso en la defensa de la educación pública, la cual está siendo ferozmente atacada en Argentina por el presidente Javier Milei. Además, lo hizo en Nueva York, una ciudad perteneciente a EE.UU, gobernado en estos momento por Donald Trump, quien se inscribe en la misma ideología reaccionaria de extrema derecha. Esto, desde nuestro punto de vida, dota de mayor influencia la acción de la autora.

Cabezón Cámara fue distinguida con el National Book Award 2025 en la categoría de Literatura Traducida por la versión en inglés de Las niñas del naranjel (We are green and trembling), traducida por Robin Myers. Con este galardón se suma a una lista de autores argentinos reconocidos internacionalmente, junto a figuras como Julio Cortázar, Samanta Schweblin y Mariana Enriquez.

“Las niñas del naranjel” un imperdible de la literatura contemporánea

Las niñas del naranjel, de Gabriela Cabezón Cámara, es una novela que reimagina la figura histórica de Catalina de Erauso, la célebre “Monja Alférez”, y la sitúa en el contexto de la conquista de América.

A través de una narración polifónica y poética, la autora expone la violencia colonial ejercida sobre los pueblos guaraníes, al tiempo que explora la diversidad sexual y de género en personajes que desafían las normas impuestas.

La obra combina historia, mito y crítica social, convirtiendo la lengua en un espacio de rebelión y memoria. Con un estilo neobarroco y cargado de imágenes impactantes, Cabezón Cámara denuncia la brutalidad de la colonización y reivindica la fuerza de las voces silenciadas, transformando la novela en un canto de resistencia cultural y política.

La literatura y el arte como resistencia simbólica

En un momento marcado por debates intensos sobre políticas educativas en Argentina, la intervención de Cabezón Cámara se leyó como un acto de resistencia simbólica.

Para sectores que denuncian recortes o transformaciones que representan un retroceso en el sistema público, la frase de la escritora fue una ráfaga de aire fresco: la educación pública como derecho y como herramienta de emancipación. Para la comunidad literaria, fue también un recordatorio de que los premios internacionales pueden convertirse en tribunas de denuncia.

Más allá del brillo del trofeo, la escena dejó una imagen clara: la literatura no es solo estética; es también política y memoria. Gabriela Cabezón Cámara subió al podio con un libro en la mano y una consigna en la boca, y por un instante convirtió la ceremonia en un acto de reconocimiento a quienes sostienen la educación pública día a día.

Como declara Gabriela, la educación pública, gratuita y de calidad se defiende con uñas y dientes, porque los hijos de la clase obrera pudimos entrar y no vamos a retroceder en ese derecho.

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