El pasado miércoles 5 de noviembre, en el Museo de la Cárcova, se llevó adelante una nueva Asamblea Universitaria en la UNA. Como adelantamos en otra nota, es una instancia institucional completamente antidemocrática que se realiza cada 4 años para llevar adelante la reelección de la Rectora que ocupa el cargo desde hace 12 años y donde también, por vez primera, se planteó una reforma – reaccionaria – del Estatuto de la Universidad.
Se trató de una instancia completamente antidemocrática, de espaldas a la comunidad educativa de la Universidad, buscando mantener entre cuatro paredes la decisión sobre quién y cómo se gobierna la UNA. En este manejo de cercenamiento del debate, las autoridades buscan continuar impunemente con su política de adaptación al brutal ajuste de Javier Milei sobre las universidades, sin dar cuenta de los reclamos de les estudiantes y trabajadores que verdaderamente habitan la universidad y quieren defenderla de la profunda crisis presupuestaria y edilicia en que está sumida, donde se degrada su calidad y se restringe su acceso cada día más.
La Asamblea se informó públicamente con menos de 24hs de anticipación vía mail y sin socializar las discusiones que se llevarían a cabo. Es así que se configuró una vez más un evento hecho a la medida de las autoridades, donde sólo pudieron expresarse los consejeros departamentales, contando el espacio de Sandra Torlucci con una mayoría absoluta, dado que todos los representantes docentes, nodocentes, auxiliares y graduados pertenecen a su mismo color político y son colocados a dedo por la propia rectora: tal es así, que nuevamente fue la única candidata a rectora en la elección.
El único claustro con representantes independientes de dichas autoridades es el estudiantil, que está a su vez completamente sub subrepresentado: pese a ser el claustro más numeroso de la universidad, tiene el menor porcentaje de representantes en los Consejos y por ende en dicha “asamblea”.
Lejos de procesarse un debate democrático, se trató de un grotesco circo donde las autoridades de los diferentes Departamentos de la UNA y consejeros afines desfilaron bufonezcamente para endulzar la gestión de la reina Sandra Torlucci y su nuevo Estatuto, con discursos sobre cómo la UNA estaría no solo bien, sino cada vez mejor, terminando por otorgarle la reelección y la aprobación de la reforma del Estatuto al colocar sus votos cantados uno tras otro dentro de una urna literalmente transparente.
Un espectáculo realmente obsceno de presenciar para quienes estudian y trabajan día a día en los diferentes Departamentos, defendiendo concretamente y desde abajo una universidad que como institución se cae y entrega pedazo a pedazo al ajuste de Milei.
La asamblea fue en realidad una convención del peronismo en la UNA, donde fueron a hablarse entre ellos y si algo destacó fue la confirmación de cómo las distintas versiones del peronismo, pero principalmente La Cámpora, organización a la que pertenece la rectora, tienen acaparado de forma casi monolítica el gobierno de la universidad. No solo todos los claustros tienen una mayoría en los consejos seguidora de Torlucci, cuya carrera política logró despuntar por eso mismo, sino que también se confirma que militantes de La Cámpora, que nada tienen que ver con la UNA o las disciplinas artísticas, se encuentran llevando adelante funciones administrativas en la universidad. Puro acomodo obsceno.
El claustro estudiantil: independencia política o integración a la gestión
Desde ArteInsurrección, la única voz independiente del Departamento de Audiovisuales, alertamos sobre esta situación y nos movilizamos a la Asamblea Universitaria para rechazar la reelección de Torlucci y la reforma reaccionaria del Estatuto. Mateo Guagnini, consejero departamental por Arteinsurrección, intervino denunciando todo lo anterior: lo antidemocrático de la Asamblea Universitaria y a la gestión de Sandra Torlucci como garante del ajuste de Milei en la UNA, quien lejos de defender la educación pública frente al avance de la ultraderecha, se dedicó a aplicar cupos, virtualizar materias, precarizar a docentes y nodocentes, dejó que las sedes se cayeran a pedazos y boicoteó las tomas y procesos de lucha que surgieron en el marco del estudiantazo.
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Sobre la reforma reaccionaria del Estatuto, denunció que busca reforzar el dominio de la universidad por parte de esta gestión que desde la existencia de la UNA se ha dedicado a adaptarse a aplicar el ajuste: los trascendidos sobre esta reforma auguran más virtualización, el ataque a la autonomía de los centros de estudiantes, recortes importantes que hacen que la universidad se acomode a lo que quiere Milei y que degradan nuestra formación, por ejemplo, abriendo paso para la aplicación del SACAU.
Además, se avanza bajo un secretismo vergonzoso: hasta ese mismo día de Asamblea no hubo siquiera un borrador público del texto que se pondrá a discusión y las formas en que se llevará adelante su redacción. Señaló que no había lugar en esa Asamblea para un verdadero intercambio y para la elaboración de un estatuto que responda a las necesidades del conjunto de la comunidad educativa. Terminó por retirarse del recinto, marcando que como representante estudiantil independiente no iba a legitimar un espacio concebido de forma completamente antidemocrática, a espaldas de la comunidad educativa y con la intención de perjudicarla.
En relación a la intervención de las otras representaciones estudiantiles, cabe mencionar el desempeño de las agrupaciones peronistas, como el FULF, que lejos de denunciar lo antidemocrático de la instancia y alertar a les estudiantes del avance que pretenden hacer sobre nuestras carreras, ambas consejeras votaron a favor de la reelección de la Rectora y de la reforma reaccionaria del Estatuto. Completaron el paquete celebrando la instancia y dando su apoyo explícito, llegando a sacarse fotos codo a codo con la rectora, fundiéndose acríticamente con las autoridades. Se consolidan en su integración total a las autoridades, dándole la espalda al movimiento estudiantil que dicen representar.
Las agrupaciones independientes, como La Santoro de Dramáticas, si bien reconocieron discursivamente lo antidemocrático del proceso y la gestión ajustadora de Torlucci, terminaron por subordinarse a legitimar la Asamblea, votando en blanco en los momentos decisivos y depositando expectativas en lo que pudiera procesarse por esa vía. Una política de tibieza y confianza en las autoridades que termina por desarmar a les estudiantes frente a las peleas durísimas en defensa de la educación que se vienen.
Párrafo aparte merece el Partido Obrero, que se dedicó a hacer una especie de show propio bastante errático, dejando de lado cualquier criterio básico de intervención en este tipo de espacios. En el marco de una Asamblea Universitaria antidemocrática a la medida de la gestión, donde el movimiento estudiantil, y en particular los sectores independientes, contaban con una cantidad de representantes limitada, la actitud lógica sería impulsar algún tipo de iniciativa común, para plantear un polo opositor al circo de las autoridades.
Desde ArteInsurrección, viendo que coincidían en rechazar la reelección de Torlucci y la reforma del Estatuto, les propusimos coordinar la acción de retirarse del recinto para darle fuerza a estas posiciones compartidas, un criterio básico que es tradición del movimiento estudiantil independiente y ya había sucedido en la última asamblea hace 4 años.
Sin embargo, la respuesta del PO fue negarse a coordinar ni hacer una acción común, sin ningún tipo de justificación. Tras sus intervenciones hicieron lo mismo que ya habíamos anunciado y realizado desde ArteInsurrección: retirarse de la elección para no convalidarla… aunque sin siquiera plantearlo públicamente, por lo que nadie se enteró que se retiraban de la sesión. Esta actitud evidencia una vergonzosa desconexión con la realidad y un desinterés por representar realmente los intereses estudiantiles en lugar de solo sus intereses de aparato, al negarse a una acción común de la izquierda solamente para intentar mostrarse en redes sociales como algo que, en la realidad del movimiento estudiantil, ya no son.
En síntesis, la Asamblea Universitaria se demostró como un espacio que se disfraza de representativo, pero en realidad es totalmente antidemocrático, donde las autoridades imponen su mayoría automática y el claustro más numeroso, el estudiantil, se encuentra completamente subrepresentado.
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Abajo la reforma reaccionaria del Estatuto. Por la democratización de la UNA
Luego de la Asamblea, las autoridades comenzaron el proceso de reforma del estatuto: para eso organizaron una serie de “comisiones” con poco más que una decena de consejeros, que son los únicos que votan cómo será el nuevo reglamento, que para colmo es debatido de forma fragmentada.
Luego de semanas en las que no se presentó una palabra concreta sobre las reformas del Estatuto, el funcionamiento de las comisiones demuestra su carácter antidemocrático claramente: allí las autoridades leen una vez su propuesta (que no presentaron antes en ningún espacio), sus 10 amigos de la comisión la “aprueban” y así, de forma exprés y en solo 30 minutos, se emiten las supuestas “conclusiones del debate para un nuevo estatuto”. Son los manejos evidentes de la burocracia universitaria, que decide de espaldas a las grandes mayorías de la universidad
Desde ArteInsurrección nos hicimos presentes para denunciar el conjunto del proceso que se está llevando adelante, y no es más que una fachada para simular un debate de un texto ya definido a espaldas de toda la comunidad educativa, evidenciando que se trata de una reforma del estatuto reaccionaria. Por el contrario, desde nuestra agrupación planteamos que una verdadera reforma debería ser democrática, discutida con la amplia participación de la comunidad educativa de la UNA, que comprende a miles de estudiantes y trabajadores en sus distintos departamentos. Sólo así se puede pensar y expresar qué universidad quieren y necesitan quienes la viven día a día, algo contrario a las trampas de las autoridades que buscan reforzar un gobierno ajustador de la educación.
Para combatir los métodos de la gestión, tenemos que avanzar hacia la verdadera democratización de la Universidad. Para eso hay que dar vuelta la forma en que se toman las decisiones. Por eso llevamos nuestro planteo de que los organismos de gobierno de la universidad tienen que tener mayoría estudiantil, un aumento en la representación de los nodocentes, un claustro único docente donde todos tengan los mismos derechos para votar por igual; que las autoridades de la universidad y los departamentos deben ser votadas por elección directa de toda la comunidad educativa. Y en definitiva, que para democratizar la universidad, las decisiones las debe tomar realmente la comunidad educativa.
Expresamos en la asamblea universitaria el rechazo a la reelección de la rectora Torlucci, así como a esta reforma reaccionaria y antidemocrática del Estatuto al servicio de sus intereses. Seguiremos peleando en defensa de la educación pública y el arte y la cultura independientes, contra el gobierno de Milei y las autoridades que aplican su ajuste, y por la democratización de la universidad. Invitamos a todes les estudiantes que compartan esta perspectiva a organizarse con ArteInsurrección.
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