Jara y Kast competirán por la presidencia de Chile

Este domingo (16) se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, en las cuales se impuso Jeannette Jara con el 26% de los votos contra el 23,9% que obtuvo José Antonio Kast. En tercer lugar se ubicó Franco Parisi con el 19% de los sufragios, seguido por Johannes Kaiser y Evelyn Matthei, con un 14% y 12,5%, respectivamente. De esta forma, Jara y Kast disputarán la segunda ronda el próximo 14 de diciembre.

A pesar de quedar en segundo lugar, el escenario es favorable para el candidato de extrema derecha, pues se da por descontado que sumará una gran parte del 27% de los votos que recibieron los otros candidatos del campo de la derecha (Matthei y Kairser).

La campaña electoral en Chile demuestra el cambio de clima política del país tras el fracaso de la Convención Constituyente bajo el gobierno de Boric, con lo que se cristalizó una derrota de la rebelión popular que atravesó el país en 2019.

Quiénes son y qué proponen

Jeanette Jara es abogada, tiene 51 años y es militante del Partido Comunista desde joven. Se desempeñó como Ministra de Trabajo del gobierno de Boric desde 2022 hasta abril del presente.

Durante su gestión como ministra, destacó por su papel en la aprobación de tres reformas claves del gobierno: la reducción de la jornada laboral a 40 horas, los aumentos sostenidos del salario mínimo (con participación de la CUT, la principal central sindical del país) y la reforma al sistema de pensiones.

Estas reformas le ganaron críticas desde algunos sectores sindicales. La reducción de la jornada, por ejemplo, habilitó la introducción de mecanismos de flexibilización laboral por parte de los empresarios; asimismo, la reforma previsional dejó en pie las aseguradoras privadas de los fondos de pensiones.

A pesar de lo anterior, la percepción popular es que fueron reformas a favor de la clase trabajadora. No se puede perder de vista que se trata de Chile, un país que estuvo gobernado por una brutal dictadura que aplicó a fondo la agenda de los Chicago Boys y donde el Estado es “subsidiario” (no solidario, para no “entorpecer” la mano invisible del mercado capitalista). En este marco, cualquier regulación laboral formal puede fácilmente ser interpretada como un “avance”.

Por otra parte, Jara no plantea grandes cambios para destruir la herencia pinochetista. Por ejemplo, está a favor de reforzar las policías, incluido el cuerpo de Carabineros, que, como es bien sabido, fue una pieza central del aparato represivo empleado por la dictadura militar y durante la “democracia”, como quedó demostrado en la represión a las protestas de la rebelión popular de 2019.

En contraposición, en materia de género es el terreno en que Jara se muestra más progresista, pues defiende el aborto sin causales, la implementación de la Educación Sexual Integral y la remuneración del trabajo reproductivo y de cuidados. También, defiende la creación de un impuesto a los súper ricos y la regulación estatal de los servicios básicos.

Jara se presenta como una gestora de la conciliación de clases y defensora de reformas mínimas que no cuestionan el orden de la cosas en el Chile neoliberal post pinochetistista (una línea de continuidad con la administración Boric). Es una “comunista” forjada en la escuela reformista del estalinismo chileno, dentro del cual destaca como una de sus figuras más moderadas.

Es más, son públicas las tensiones que mantiene con la cúpula del PC, que la mira con recelo por sus posiciones laxas en temas sensibles para la “vieja guardia”; por ejemplo, ante los cuestionamientos sobre Cuba o Venezuela, respondió que no quería a “a Chile subordinado a gobiernos extranjeros ni modelos externos, por eso mantendré una política internacional basada en la independencia y el multilateralismo, defensora de los derechos humanos en cualquier lugar del mundo donde se violen”. Llegó a declarar que podría suspender o renunciar a su militancia para poder gobernar con mayor autonomía.

Por su parte, José Antonio Kast tiene 59 años, también es abogado y se ubica en la extrema derecha del espectro político. Fue diputado por Santiago (2002-2018) y, en 2019, fundó el Partido Republicano. La campaña pasada se transformó en el fenómeno electoral de la derecha, pues ganó la primera ronda con un discurso contra los inmigrantes y pregonando la mano dura contra la delincuencia común.

Es conocido como el “nazi de Paine”, en referencia al lugar donde se asentó su familia de origen alemana, así como al hecho de que su padre fue miembro del Partido Nazi. Es un defensor confeso de la dictadura de Pinochet.

En los últimos meses realizó un giro a la derecha extrema, por lo cual adoptó un perfil más conservador y abandonó parte de la agenda radical que caracteriza a la extrema derecha, principalmente en lo que atañe a la llamada “batalla cultural”.

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