El 25 de setiembre terminaron las elecciones en el SUTNA. La Lista Negra retuvo el gremio nacional con 811 votos (47%); le siguió el Frente Naranja Marrón con 436 (25,1%); luego la Lista Violeta con 278 (16%), y, finalmente, el Frente Multicolor con 185 votos (10,7%). Pero este dato numérico oculta más de lo que esclarece.
El contexto en que se dio a elección es conocido por todos, un gobierno de ultraderecha que está ejecutando un ajuste global y que dio vía libre a las patronales para atacar las conquistas y derechos de los trabajadores. La Negra no estuvo a la altura de las circunstancias, no quiso llevar una lucha seria y en unidad de las tres plantas contra los despidos y “arreglos” involuntarios.
También, fue directamente cómplice de la patronal en los cambios de sistema de trabajo. Los resultados son más de 2000 puestos de trabajo perdidos, flexibilización laboral, pérdida de salario y una paritaria congelada hace 10 meses. Para llevar adelante esta política era inevitable el reforzamiento de “Crespo conducción”, un método burocrático que avasalló la democracia de los trabajadores y las asambleas.
Pasemos ahora a ver los datos. En Fate, ganó la Negra por sólo 24 votos (346 contra 322 de la Naranja Marrón); en Bridgestone, la Negra sacó 152 votos y la Lista Violeta 123, retuvo por 29 votos. En Merlo hubo un empate, con 167 votos para la Negra y la misma cantidad para la Multicolor. Solo en Córdoba ganó con holgura. Es decir, a nivel seccional la Negra retuvo agónicamente dos de las tres seccionales y, en Merlo, hay elecciones complementarias por empate.
Hace 4 años, la Negra era hegemónica en el gremio y ganó con el 71% de los votos todas las seccionales y la delegación Córdoba. Hoy la realidad es totalmente distinta, pues la Negra es la primera minoría y lo que prima es la fragmentación. El triunfo nacional se explica centralmente porque no hubo una oposición unificada –cosa imposible porque hay programas antagónicos–. Pero es evidente que el voto castigo a la Negra fue mayoritario (899 votos) –por derecha y por izquierda– y expresa el agotamiento de esa experiencia producto de sus entregas y burocratización.
Las elecciones estuvieron atravesadas por dos tendencias generales entre los trabajadores, que también es lo que se ve en las elecciones nacionales. Por un lado, una conservadora de mantener lo que hay, de “no hacer olas”, “aferrase a la máquina”, de salida individual y no ver la salida colectiva. Esta tendencia operó en primer lugar en los votos a la Negra. Por el otro, una tendencia a la resistencia, a lo colectivo, a la democracia desde abajo y la participación, que es lo que se expresó enel frente Naranja-Marrón.
Maniobras fraudulentas al por mayor
El comentario generalizado en el gremio es que la Negra perdió, que ganó con los votos de los compañeros que están afuera de la fábrica. Acá hay varias maniobras fraudulentas, pero todas alrededor de la confección del padrón y, por lo tanto, de los habilitados a votar. A la luz de los hechos, queda más que clara la importancia de la justa pelea que dieron la Naranja y la Marrón por tener una junta electoral donde participaran todos los opositores y que fuera totalmente transparente.
¿El padrón está inflado? ¿Un compañero que arregló hace meses puede estar en el padrón? ¿Los compañeros que se fueron por arreglo o despedidos mantienen la afiliación y los derechos políticos durante 6 meses? ¿Un compañero que fue despedido hace un año puede votar? ¿Los compañeros que están peleando por su reinstalación pueden votar?
El artículo 4 del estatuto, inciso “a”, es claro: para ser afiliado activo el trabajador tiene que tener relación de dependencia con un empleador vinculado a la actividad y solicitar la afiliación (y para poder votar, 6 meses de antigüedad).
Pero la Negra encontró, en la reglamentación de la ley de asociaciones sindicales, que “Los trabajadores que quedaren desocupados podrán conservar su afiliación hasta una vez transcurridos seis meses desde la ruptura de la relación laboral”. Esto nunca se aplicó en el gremio, pero como Crespo dejó pasar 2000 despidos, recurrió a esto para incorporar a compañeros que arreglaron o se fueron hace 6 meses o más y, así, asegurarse la reelección.
En concreto, si el despido o el “arreglo” se dio después del 23 de marzo de este año, debería estar en el padrón. ¿Alguna vez ocurrió esto en el gremio? No. ¿Alguien sabía esto? No, solo los especialistas. ¿Alguien informó sobre esta situación? No. ¿Estaba en el reglamento electoral? No. ¿Quién sabe la fecha exacta del despido de los compañeros o de su desvinculación? Nadie, salvo la empresa, el compañero y la Negra. ¿Se aclararon en el padrón las fechas de despido o desvinculación? No. Todo poco transparente.Todo maniobra. Todo vale para seguir en el sillón. La democracia de los trabajadores, respetar la decisión de la base, no es un principio para Crespo, como lo ha demostrado en reiteradas oportunidades.
¿Los trabajadores despedidos que están luchando su reinstalación deben estar en el padrón? Sí, es una conquista democrática que se le arrancó a Wasiejko después del conflicto del 2008, es una tradición y es parte de los usos y costumbres del gremio desde esa fecha. Pero la Negra puso como condición para que los compañeros participaran –nunca antes se había hecho– que demostraran que están haciendo juicio por reinstalación. ¿Se mostraron o se publicaron las pruebas? ¿Se informó de cuántos compañeros había en esta situación? No.
Una vez más, todo poco transparente, todo maniobras antidemocráticas
En definitiva, ¿alguien sabe si en el padrón estuvieron incorporados compañeros que no correspondían? Sólo la Negra. Las sospechas y los rumores circulan por todas las fábricas. Las prácticas antidemocráticas de la Negra, sus prácticas patoteras, su no respeto a las asambleas, sus acuerdos con las empresas, aumentan las sospechas.
En resumen, la Negra usó a algunos compañeros que están fuera de planta, que no pertenecen a la actividad ni pelean por volver, para imponerse sobre la verdadera voluntad de los trabajadores. ¿Con qué objetivo? Ganar el sindicato y mantener el aparato, que es la fuente de sus privilegios.
El balance de la Naranja-Marrón
Los 436 votos del frente Naranja-Marrón son mucho más que eso. La enorme campaña, la cantidad de activistas que se sumaron a ella, los más de 400 avales para la lista, los más de 70 fiscales, las recorridas con 15 y 20 compañeros dentro de FATE, los volanteos con 30 trabajadores en las puertas de las empresas, los viajes a Córdoba, los más de cinco volantes, la elaboración de un programa, las pintadas y afichadas dentro de planta, todo eso es la expresión de las reservas democráticas y de lucha que hay en el gremio y que se concentran en la Naranja-Marrón, la única alternativa real para enfrentar a la burocracia Negra.
Un párrafo aparte se merece el “clasismo” funcional a la Negra de la Granate-Roja, que dividió el voto opositor de izquierda y, con sus 40 votos, permitió que se consumaran las maniobras fraudulentas de la Negra. Sus argumentos mentirosos, la campaña contra el frente Naranja-Marrón los últimos dos días y su llamado a votar a la Negra o a la Naranja-Marrón, como si fueran lo mismo, es una canallada que los pone en un punto casi de no retorno. En definitiva, pesó más su acuerdo en el FITU que los intereses de los obreros del neumático. Los compañeros ya les están pasando factura por permitir que siga “Crespo conducción”.
El Frente Naranja-Marrón, más allá de los límites que pueda tener, es un fenómeno enormemente progresivo, y apostamos a seguir desarrollándolo. Tenemos planteado hacer un plenario común de balance, avanzar en más organización y prepararse para lo que se viene.
Lo que se viene
La gran participación de los compañeros de base en las elecciones, más allá del color que se votó, habla de la tradición enorme de lucha y de que el gremio no está derrotado, aunque esté golpeado y dividido por responsabilidad de “Crespo conducción”. Pero es claro que hay reservas y que el colectivo de trabajadores se puede recuperar.
Es el momento de levantar la cabeza, hay que preparase para lo que viene, hablar con el compañero, reagrupar al activismo, juntarse a jugar a la pelota y comer algo, porque con todos los movimientos que hubo, hay muchos compañeros en los sectores que casi no se conocen. La política de “no hacer olas” no sirve, hay que empezar a ponerse más firmes porque las patronales van seguir avanzando; por ejemplo, la situación salarial es insostenible. Los manoseos son constantes, y todos saben que si no se los frena siguen avanzando.
Compañeros, la elección dejó un tema pendiente, no resolvió el problema de fondo: el sindicato necesita otra dirección. La Negra no va más, sale débil de las elecciones, deslegitimada y cada vez más burocrática y maniobrera. Se necesita una nueva dirección democrática, pegada a la base y a las necesidades y luchas de los trabajadores, una nueva dirección realmente clasista, que reconstruya la relación de fuerzas y que una realmente al gremio.
Los compañeros de la Lista Marrón van a seguir trabajando con los compañeros de la Naranja en esa perspectiva de una nueva dirección, que defienda el salario, las condiciones y la salud de los compañeros y sus familias.Una nueva dirección democrática, abierta a la participación de todos los trabajadores sin importar los colores, independiente de todos los patrones y los gobiernos de turno.
Desde la Corriente Sindical Anticapitalista 18 de Diciembre felicitamos a todos los compañeros que hicieron la campaña por el Frente Naranja-Marrón en todo el país y la excelente elección en la fábrica FATE, y seguiremos apoyando los esfuerzos del activismo para recuperar el gremio para los trabajadores, para la democracia de los trabajadores y el verdadero clasismo.