Faltaban apenas algunos meses para el golpe del 76′, la Masacre de La Plata fue uno de los últimos golpe de las bandas fascistas de la Triple A contra la militancia obrera y popular.
Poco tiempo antes de la Masacre, la clase obrera había derrotado el ajuste brutal conocido como Rodrigazo (4 de junio de 1975) con los primeros paros generales a un gobierno peronista. La lucha había logrado la salida del gobierno del ministro de Economía Celestino Rodrigo y del ex cabo policial José López Rega, devenido en ministro de Bienestar Social de Perón y jefe de la Triple A. Pero la patronal, el imperialismo, la burocracia y el gobierno no se quedaron de brazos cruzados; no lograban derrotar la fuerte rebelión obrera y juvenil que atravesaba al país.
El PST ya había sufrido varios duros golpes, como el crimen del compañero Inocencio “Indio” Fernández y la Masacre de Pacheco, en la cual asesinaron a Mario Zidda, Antonio Moses y Oscar Meza, ambos en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, durante mayo de 1974.
La zona de La Plata se encontraba conmocionada por la lucha de los obreros de Petroquímica Sudamericana. Adriana Zaldúa, Hugo Frigerio, Roberto “Laucha” Loscertales, Lidia Agostini y Ana María Guzner Lorenzo se dirigían a la planta a llevar lo que habían recolectado para la huelga en una campaña de solidaridad. No llegaron. El 4 de septiembre de 1974 fueron secuestrados para después ser asesinados. Al día siguiente, los trabajadores de Obras Públicas paralizaron sus tareas como respuesta a los asesinatos. Patricia Claverie y a los compañeros Oscar Lucatti y Carlos Povedano fueron también secuestrados y asesinados en respuesta a la medida de lucha.
Después de los “azos”, las puebladas que recorrieron el país después del Cordobazo a lo largo y ancho del país, un fuerte incremento de las luchas estudiantiles y obreras, los militares se tuvieron que ir y, después del fracaso del alfil del general Perón, Héctor Cámpora, el mismo general Juan Domingo Perón vino a intentar poner en orden las cosas.
En ese entorno político y social, de gran conflictividad, surgen las bandas parapoliciales: la CNU (Concentración Nacionalista Universitaria), el C de O (Comando de Organización), la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Sus víctimas sumaron miles en esos pocos años, antes del golpe del 76. Después del golpe, se pusieron a sus órdenes, por supuesto. Los registros oficiales contabilizan en su “haber” 1.500 asesinatos, 600 desapariciones y centenares de atentados.
El golpe militar también arremetió contra los/as luchadores/as de Petroquímica: Juan Carlos Leiva, Miguel Ángel Lanzafame, Néstor Cortez, Julio Beltraco Zurita, Néstor Azar, Héctor Juliá, Alberto de la Canal, Jorge Giorgieff, Julio Heredia, Martínez, Cisneros y Ana María, de Personal, fueron desaparecidos.
“Laucha”, Adriana, Oscar, Patricia, Ana María, Hugo, Lidia y Dicky: ¡Presentes! ¡Hasta el Socialismo Siempre!