
La «agenda oficial» del presidente en Nueva York comienza rindiendo cuentas de la gestión económica ante los jefes del Fondo. La reunión será en el consulado argentino en la ciudad.
El encuentro se da luego de que el Fondo aprobara las metas previstas por el gobierno para la segunda mitad del 2022. Así, por hacer bien los deberes con el ajuste, se le desembolsará a Argentina la suma de 4.100 millones de dólares. Ni uno solo de esos dólares irá a parar a la golpeada economía nacional, por supuesto. La suma se usará para el pago de una alícuota de la deuda contraída por Macri y refinanciada en los nuevos términos del acuerdo cerrado por Guzmán.
Oficialmente, la reunión incluye intercambio de opiniones, muy «preocupadas», por la alta inflación y la escasez de dólares de Argentina. Pero claro está todo en el marco de que lo único que no puede hacerse es no aplicar a rajatabla el acuerdo de ajuste. Uno que, como todos los demás, solo puede implicar más crisis.
En su reunión de la semana pasada con Massa, Georgieva celebró por sus «esfuerzos» en reducir el déficit del Estado, ratificando la meta de 2,3% para este año y 1,9% para 2023. Claro que el «esfuerzo» real lo hacen quienes sufren el ajuste. El gobierno viene de aplicar un duro recorte de $210.000 millones a distintas áreas, entre las que se encuentran salud, educación y vivienda. La titular del Fondo destacó el «compromiso» de Massa en lo que refiere a «estabilizar la macroeconomía, la reducción del gasto y la acumulación de reservas».
En particular, el Fondo respalda explícitamente el «dólar soja» a la vez que imposta preocupación por la escasez de dólares en las reservas nacionales. Pero el gobierno da así más pesos por cada dólar y se endeuda para poder sostenerlo, lo que solo puede ser «pan para hoy y hambre para mañana», más escasez y más inflación. El FMI siempre está de acuerdo con medidas que enriquezcan a los ricos, todo lo demás es menos importante.