Argentina recibe hoy otros $4355 millones de dólares del FMI, como parte del paquete de ayuda que el organismo aprobó para asistir la economía mundial post pandemia.

Este lunes el FMI acreditará los fondos destinados a 190 países en concepto de Derechos Especiales de Giro (DEG). Se trata de un asiento contable que busca engrosar las reservas de los países beneficiados. Aunque no es posible utilizarlos para realizar transacciones, el FMI los acepta para cancelar deuda con el propio organismo.

Argentina confirmó que recibirá los fondos a principios de este mes, cuando el organismo aprobó el paquete. En el último acto del 9 de julio, el Presidente confirmó que los utilizará para pagar parte de la deuda con el organismo.

En febrero de este año, una carta abierta de diputados y senadores del bloque kirchnerista impulsaban la idea de que estos fondos que llegarían del FMI sean utilizados para mejorar el sistema de salud y asistir a los sectores golpeados de la economía. Sin embargo, las ilusiones duraron poco: poco tiempo después el gobierno confirmó que se utilizarán para pagar una parte de la deuda con el Fondo.

Como país miembro y según su aporte al capital del organismo, a la Argentina le corresponde el 0,67% del paquete total. Esto significa que los países más beneficiados en este reparto de fondos son los más poderosos, es decir, los que menos lo necesitan.

La directora del organismo, Kristalina Georgieva, adelantó que los países que tengan «buena posición externa» podrán utilizar los DEG como crédito para países más necesitados, es decir, podrán prestarlos como deuda. Finalmente, esto significa que la supuesta «ayuda» en realidad seguirá endeudando a los países más pobres en beneficio de los ricos.

Estos u$s 4300 millones que recibe el país podrían cubrir los vencimientos que Argentina tiene de acá a fin de año con el organismo. En lo que va del año, nuestro país ya desembolsó más de u$s 6000 millones para pagar deuda externa. Una cifra indignante teniendo en cuenta la crisis social y económica que atraviesan las mayorías trabajadoras en nuestro país.

Sin embargo, los verdaderos vencimientos grandes de deuda con el Fondo serán el año que viene (u$s 17.000 millones, aprox.) y en 2023 (u$s 18.000 millones, aprox.). Por eso, el gobierno apuesta a cerrar un acuerdo con el FMI para renegociar la deuda antes de la llegada de esos vencimientos. Lo más probable es que esto suceda una vez superado el calendario electoral de este año.

La llegada de estos fondos y su utilización para pagar deuda no redundará en ningún beneficio para el país. Como es historia repetida, el pago de la deuda es una bola de nieve sin fin en donde, mientras más deuda paga el país, más endeudado termina.

Además, el acuerdo con el FMI que se aproxima implicará fuertes condicionamientos de corte neoliberal a la política económica. Si el gobierno ya viene aplicando un duro ajuste a las cuentas fiscales, la renegociación con el Fondo implicará también ataques a derechos de la clase trabajadora reunidos bajo la forma de nuevas leyes laborales y/o previsionales, como es usual en la historia del Fondo.

El gobierno, a pesar de patalear sobre la «irresponsabilidad» que tuvo el Fondo en otorgar un insólito préstamo durante el gobierno de Mauricio Macri (u$s 57.000 millones, el más grande en la historia del organismo), pagará dólar por dólar al Fondo.