Crisis burguesa y desafíos estratégicos para la izquierda

Ante un escenario tendiente a una grave crisis económica y política, volvemos a recomendar la lectura de este texto de análisis de la situación nacional y los desafíos de la izquierda revolucionaria en nuestro país.

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Informe nacional al Plenario Nacional de Cuadros, 18 y 19 de diciembre, Torcuato Tasso

Crisis burguesa y desafíosestratégicos para la izquierda

Roberto Sáenz

Buen día a todos los compañeros y compañeras. Voy a intentar presentar un informe lo más global posible sobre la actual coyuntura nacional y sus perspectivas.

  1. Una encrucijada estratégica

La primera definición,es la más importante y la más general. La burguesía argentina vive unaencrucijada estratégica que es visible; se pueden poner muchos ejemplos. Existe una contradicción entre la economía del país y las relaciones de fuerzas. Para decirlo de manera gráfica: el Argentinazo, del que se cumplen 20 años hoy y mañana, atrasó veinte años las contrarreformas burguesas estructurales en el país. Tiene un atraso de veinte años la burguesía en hacer las contrarreformas explícitas, legalizadas. Un país en el que si vas por la micro, explotás, precarizás, reventás el salario, atomizás. Pero si vas por la macro, si querés expresar esto de forma legal, te pasa lo de Chubut…

Es una contradicción terrible: pueden dominar, dominan de hecho, explotan de hecho, pero no pueden explicitar reformas de fondo. El ejemplo de Chubut, aunque no conozco los detalles, es bueno para explicar esto, que igual está dicho como definición global, no quiero discutir Chubut. Pero por las necesidades económicas de Arcioni, por la necesidad de divisas del país, la burguesía chubutense y nacional quisieran desarrollar la megaminería; quisieran, pero se me ocurre que la población chubutense, que está rodeada de esa belleza natural, dice “la maldita megaminería no nos va a dejar nada y nos va a arruinar la provincia”.

Piensen en el país: todos los días en la fábrica nos aceleran el ritmo de trabajo, sí; nos pulverizan el salario, sí; nos precarizan laboralmente, sí; pero cuando quieren llevar eso al campo político, te explota el país. ¿Se entiende esta idea? Cuando quieren generalizar, universalizar esa transformación, por ejemplo con la reforma jubilatoria, te explota el país. Cuando quieren universalizar legalmente una necesidad de la burguesía, te explota el país. Es una encrucijada que la burguesía no puede resolver, que hubiera podido resolver mejor si hubiera seguido el menemismo o la lógica del menemismo. La Argentina parece de otro planeta en términos de reformas convalidadas legalmente en relación al mundo capitalista neoliberal que todavía campea hoy.

Otra manera de explicarlo es la siguiente: ¿en la micro más o menos funciona la explotación cotidiana? Y, sí, más o menos funciona. ¿Hay burgueses que ganan guita? Claro que sí. Pero en la macro no funciona, visto el país como totalidad, como Estado, como responsabilidad de la clase política. Visto así el país, no hay un cobre, no hay un dólar. ¿Hay dólares en la micro? Por supuesto, hay 400 mil millones de dólares de argentinos en el exterior, los argentinos son el quinto tenedor mundial de dólares divisa billete (los argentinos burgueses, evidentemente). El Estado argentino, la responsabilidad de la clase política argentina, no tiene un cobre en el bolsillo (un dólar de reservas en el BCRA).

No quiero discutir economía; todo esto es para explicar que la burguesía tiene una encrucijada. Podría decir (en forma abusiva, porque dicen que van a restringir importaciones de medios de producción y materias primas) que el paísen lo micro funciona, pero el Estado argentino, el país como totalidad de la burguesía, vive de crisis en crisis.

Los 90 fueron una década de derrotas y se notó, una etapa de desacumulación en general en la izquierda, con los despidos. Desde el 2000 para acá, la izquierda en general tuvouna lenta acumulación ascendente (en realidad esto es más desigual, pero no es el lugar para entrar en detalles), porque no hubo derrotas históricas. Entonces hay una contradicción: la burguesía, el imperialismo, el FMI, reclaman transformaciones estructurales consagradas legalmente; ¿quién se postula para hacerlas? (Bullrich, López Murphy, Espert, Milei, parecería que quisieran postularse, pero primero tienen que llegar al gobierno y luego ver si pueden).

La triple contradicción que existe, en esta encrucijada estratégica, es entre la economía y las relaciones de fuerzas, entre lo micro y lo macro, entre la explotación pura y dura por abajo y la dificultad para consagrarla legalmente.

Podría también expresarse de otra manera, económicamente: esta Argentina, con estas relaciones de fuerzas, funciona con el 50 o 60% de inflación anual; para imponer algo parecido a la convertibilidad, para liquidar la inflación y hacer ese ajuste explícito, hay que lograr una derrota.La dinámica augura choques sociales;y eso no es un país normal.

Chubut está lejos de Buenos Aires, pero está contaminada por Chile; es obvio que hubo un contagio de la rebelión chilena en la pelea contra la megaminería en Chubut. Entonces hay una cosa no resuelta. Por ejemplo, en Brasil sí se avanzó un montón, con Bolsonaro y con Temer se avanzó; una contradicción, porque Argentina es hijito menor de Brasil, ¿y quién es el candidato a Bolsonaro o a Temer en la Argentina? ¿Dónde está el golpe parlamentario? Esto podría venir en el 2023 y hay sectores que se postulan para ello. Pero para el 2023 falta demasiado; muchas cosas podrían pasar (el calendario político real no sigue el formalismo muerto del calendario parlamentario).

Las relaciones de fuerzas en la Argentina no están resueltas; lógico, tampoco están resueltas para nuestro lado, no somos objetivistas: no hay organismos de doble poder, la clase obrera industrial es más remolona, las organizaciones de izquierda somos de vanguardia, no hay conciencia política anticapitalista; todo eso también ocurre porque Argentina es parte del mundo. Pero es una parte incoherente del mundo; desde el punto de vista de la lucha (aunque no de la conciencia) está un poco más avanzada, y desde el punto de vista burgués… ¡es ridículo! Nos gobierna un grupo de psicofantes (dicho exageradamente). Los de Juntos ahora están yendo a ver a Cavallo, dicen “las acciones de Cavallo están en alza”; o sea, reapareció Cavallo, lo sacaron de la tumba, y dicen “el último Cavallo no, queremos hablar del primer Cavallo, el del 92-93”, el de la convertibilidad…

Respecto del mundo, las relaciones de fuerzas en la Argentina siguen estando a la izquierda en relación con el promedio mundial, y no están probadas. El lío de la burguesía es ese. Si quieren ver el mundo de los últimos 40 años tal como es, es de una ofensiva neoliberal brutal, es los años 90 recargados, basta con mirar Brasil.

Entonces la Argentina es rara. Si le pisás el dedo chiquito a la clase trabajadora capaz que no pasa nada, por ejemplo la pulverización del salario, que llegó a ser de mil dólares diez años atrás y hoy es de 300. Pero si le pisás el dedo gordo… Si interpelás a la clase obrera como economicista reivindicativa, como persona individual, controlada por la burocracia sindical, las cosas pasan, los ajustes pasan: la burocracia hizo votar en Toyota un nuevo convenio desfavorable (obvio que el que votaba en contra quedaba afuera).Pero si la interpelás como colectivo, en el plano político, ahí se te arma un quilombo bárbaro: las miles de toneladas de piedras arrojadas contra la policía en el Congreso en diciembre del 2017 están para atestiguarlo, y ni siquiera era la reforma jubilatoria completa, era la ecuación para calcular los aumentos…

¿Esto significa automáticamente la revolución? Para nada. ¿La crisis económica significa automáticamente ascenso? Para nada; puede deprimir. ¿Aumentó un montón la pobreza? Obvio que aumentó, se ve en los movimientos de desocupados. Pero todo eso ocurre en un contexto donde la sociedad está muy viva, sigue muy viva, tiene capas geológicas de vida; también de boludeces, obvio, de atraso, de conciencia reivindicativa, entonces un bono, otro bono…

Esto la burguesía lo discute. Juntos está discutiendo que si llega al gobierno en 2023 va a hacer un shock, pero no se ve quién es el candidato. A Larreta no lo veo con mucho pelo para hacer un shock; quieren alargar la tormenta, o sea gradualismo. Pero la Bullrich, si fuera presidenta, o Milei, son la política del shock: “en tres meses hacemos todo y que nadie se dé cuenta”.

Lo internacional sirve para ver dónde está parado el país: económicamente es un paisucho; cultural y políticamente, los explotados y oprimidos podrían hacer historia, porque tienen una relación de fuerzas que no hay en todos lados y hay una tradición de lucha que no se cortó, aunque limitada por el eje principal que es la clase obrera industrial.

Por lo demás, el contexto internacional está en el extremo centro y el regional, sobre todo el Cono Sur latinoamericano, parece moverse a una centro izquierda social liberal (al cierre de nuestro Plenario Nacional se confirmó el triunfo de Boric en Chile).

  1. Una clase política en crisis

¿Cómo se expresa esto en el plano político? El FdT asegura la gobernabilidad (controla territorio, los sindicatos de masas, etc.), pero se postula para ser social-liberal, acordar con el Fondo y seguir con reformas y ajustes graduales; no asegura, a priori, transformaciones estructurales consagradas legalmente; sí por lugar de trabajo y por gremio. Juntos tiene la contradicción inversa. En realidad Macri es una doble contradicción, ni hizo reformas estructurales ni garantizó la gobernabilidad; Larreta y Vidal son bien conservadores de derecha, pero no quieren ir al fondo con el cuchillo (quisieran durar en el gobierno, pero entonces es consagrar contrarreformas legalmente). O sea, Juntos quisiera postularse para hacer esas transformaciones estructurales, el problema es si asegura la gobernabilidad.

La burguesía como clase económica funciona, además está trasnacionalizada (Argentina es uno de los países dependientes más transnacionalizados); no funciona como clase política, con la responsabilidad de llevar al país a algún puerto como cosa global. En Brasil sí, por muchas razones. Brasilia está en la loma del kinoto, por eso nos preocupamos cuando Alberto salió con que quiere trasladar la Capital; no es una boludez, es un problema estratégico: si yo soy la burguesía te mando la Capital a Tierra del Fuego, porque hay otro problema estructural en la Argentina, y es que todo está demasiado concentrado en el centro: la vida política, la clase obrera, la juventud más concentrada, todo en el GBA y la Capital. Si sos estratega y querés hacer un shock, primero trasladá la Capital, sacala de acá.

Para ir a Brasilia hay que hacer una procesión, está a tres mil kilómetros de San Pablo o Río de Janeiro, dos de las ciudades más importantes del país (como Brasil es un país-continente tiene varias ciudades de enorme importancia y varios centros). ¿Saben dónde estaba la Capital de Brasil un siglo atrás? Estaba en Río. Y los compañeros me dicen que la ciudad con más tradición política no es San Pablo, es Río, que es –precisamente- donde estaba la Capital. Y los tipos agarraron y la trasladaron a Brasilia, donde la avenida principal es mucho más ancha que la 9 de Julio, vas con cien mil tipos y parecen dos pajaritos, tenés que llevar banderas de 500 palos. Juntos y el FdT son como los hermanos “macana”; son una vergüenza desde el punto de vista burgués. La burguesía igual los apaña porque no le queda otra.

  1. Gobernar sin un dólar

Esto se expresa en una coyuntura muy atada con alambre, que es la tercera definición. No es que la gente esté pensando en hacer una rebelión; no, la gente está pensando en las fiestas. Puede que alguno esté pensando que se pudre todo, escuché algo de eso: “si se pudre todo voy con el chango y me llevo un aire acondicionado”, o sea, si otro la pudre aprovecho, pero no la pudro yo. El elemento más dinámico no es la lucha de clases en este instante, es la falta de dólares; en el Banco Central tienen depositados como encaje 11-12 mil millones de dólares, y hay supuestamente en el sistema bancario 15 mil millones de dólares de ahorristas privados. Han ampliado el encaje (lo que tiene que quedar resguardado en el Banco Central) después del 2001 para que los bancos no hagan corralito.

El encaje se hizo para que el Estado aparezca resguardando los depósitos en dólares. El peligro es que el corralito lo haga el propio Banco Central; si no hay reservas, que sé yo, para afrontar transacciones comerciales corrientes como las importaciones puede que tome dólares de los ahorristas, los use y mañana los devuelva. El problema es lo que pasa mañana: si acordamos con el FMI, devuelvo, nadie se enteró, listo; si hay dudas sobre el acuerdo, si se va todo al chori, quizás no pueda devolver eso de lo que me apropié, surge un corralito de otra forma, desde el propio BCRA. Y ahí sí hay rebelión y saqueos además de otras cosas,porque se va a una devaluación enorme.Va a haber una devaluación igual; se habla que en enero se podría devaluar el dólar oficial en un 15, 20 o 30% con respecto al peso.

Hay dos escenarios: a) que se vaya todo al chori porque no hay acuerdo con el Fondo, b) o que haya acuerdo y vamos a un ajuste mayor en 2022. En el primer escenario, va todo al campo político más directo, a una semirebelión; el escenario de ajuste 2022 es más “administrado” por la burocracia. Pero sin el cordón de seguridad de un acuerdo con el Fondo, el país va a un estallido, va al default.

En el minué de ayer viernes 17 en el Congreso Nacional, el gobierno quería que le voten el presupuesto pero sin hacer concesión alguna y la oposición quería votarlo con concesiones… ninguna de las dos fracciones burguesas mayoritarias salió bien con lo que pasó, que tuvo elementos de crisis real (corregimos con esto la primera caracterización que sacamos como subproducto de la falta de detalles en lo inmediato).

Pero en un país dependiente como la Argentina, donde los pesos argentinos valen menos que un peso boliviano o paraguayo, la moneda nacional es papel mojado. Si no tenés dólares no podés funcionar en el mundo globalizado de hoy.

De cualquier manera hay finos equilibrios que existen en la Argentina, claro que sí: el peronismo sigue en pie, Argentina no es Brasil pero tampoco Chile. El sistema de partidos resiste; aún con pérdida de votos a derecha e izquierda se lleva el 78%. No hay rebelión popular -por ahora- y tampoco hundimiento del centro burgués, que sigue dominando aunque con muchas dificultades.

No hay rebelión popular ni hundimiento de los partidos burgueses principales. Pero sí hay una encrucijada estratégica que en la coyuntura se expresa, como elemento más dinámico, en que no hay un solo dólar en el Banco Central. Y si quieren agréguenle a eso que las relaciones de fuerzas están intactas (progresistas, no anticapitalistas, no hay radicalización) y que ha habido un gran salto en la pobreza, y además un empobrecimiento generalizado de la clase obrera, no solamente el “pobretariado” sino el proletariado, salvo algunos sectores con mucho plusvalor que en lo micro funcionan bien (petroleros, aceiteros, automotrices), que muestran sectores dinámicos de la burguesía.

  1. La presión sobre el kirchnerismo

¿Qué fuerza burguesa sufre más la presión política en este momento? El kirchnerismo. No en el terreno orgánico, no ha habido grandes avances orgánicos de la izquierda, pero en cierto modo sí como fantasma en el terreno político. Digo “como fantasma” porque igual tener tres o cuatro diputados no corre el amperímetro en sí mismo, pero expresa un fantasma, como dicen los medios. Y ese fantasma no es sólo electoral, es también en los movimientos de lucha. ¿Se desfondó el kirchnerismo? No, no se desfondó, pero está incómodo. ¿Se desfondó la burocracia sindical? Mucho menos, ahí todavía no movemos el amperímetro; el triunfo en petroleros en La Plata es lindísimo por la base, pero por arriba hay un sector K, no es independiente.

Pero hay arenas movedizas; aunque no se hayan roto los compartimientos estancos del dominio burgués, el kirchnerismo se siente un poco acechado, en primer lugar porque no tiene alternativas frente al acuerdo con el Fondo. Ningún programa alternativo porque tendrían que romper con la burguesía para eso; pasar de ser una fuerza burguesa a una pequeñoburguesa. Algunos sectores en la izquierda dicen que el kirchnerismo es una fuerza pequeñoburguesa; yo creo que es una fuerza burguesacon una pátina progre bastante borroneada. Si tuviera elementos de ruptura con el FMI, tendría elementos de fuerza pequeñoburguesa, pero no, se postula a gobernar en acuerdo con la burguesía; no saca los pies del plato. Si fuera una fuerza pequeñoburguesa tendría más presión y oscilaría un poco. Pero el kirchnerismo por ahora no oscila, es una fuerza burguesa al menos hasta el momento; para que oscile no alcanza con lo electoral, tendría que haber presiones de la lucha de clases.

Igualmente está presionada. Juntos también tiene presión por derecha, pero es distinto; están todos peleados porque son ratones que ven el queso para 2023, y hacen show parlamentario pero quieren que haga el trabajo sucio el gobierno. El kirchnerismo tiene un problema mayor, el otro día había desmoralización en la plaza K. Mujica se dormía; Lula no tiene acá el peso que tiene en Brasil, acá dicen “qué viejo que está Lula”, y Cristina tampoco es tan joven, y esos tres son los que suben al palco. Y Alberto, como dice la Vallejos, “es un pelotudo” (desde el punto de vista progresista)… Entonces, ¿cómo sigue el relato, quién toma el mando del relato? Parece una fuerza con más pasado que futuro.

Todo esto dicho entre cientos de miles de comillas, porque para que se rompa la tranquera tiene que haber ascenso sostenido de la lucha de clases. Y ascenso sostenido, no tres días de rebelión. En el Argentinazo no hubo un giro a la izquierda político, y eso que fue un período de movilización masiva de varios meses. Tiene que haber tres o cuatro años de ascenso, sino es todo verso; ¿puede haberlo? Sí, pero tiene que pasar, porque algunos días de rebelión no alcanzan para romper la conciencia que es lo más atrasado, lo más conservador.

En eso Trotsky es muy agudo, decía: las revoluciones se producen no porque la conciencia sea avanzada, sino porque es lo más atrasado, porque ya las condiciones son tan insoportables que le estalla la tapa del cerebro a la clase obrera, y ahí dice “la pucha, me desperté”; pero acumula inercias durante décadas la conciencia de los trabajadores y las masas, por eso es tan complejo.

Acá hay que poner la sintonía internacional antes de pasar a la izquierda y al partido, porque la sintonía internacional lleva y trae. A la burguesía le mete una tremenda presión por derecha, diciéndole “qué atrasada estás con los deberes”; van a Washington Massa, Alberto, todos, y les dan admoniciones (el capitalismo neoliberal mundial y sus reglas de juego presionan a la Argentina). Por la izquierda está muy rico el mundo, es un escenario de tendencia a laruptura del equilibrio político. Por derecha, desde la burguesía, vienen mensajes de contrarreformas estructurales, pero por izquierda viene Chile, el movimiento de mujeres, los sindicatos de repartidores por aplicación.En Chile vamos a ver qué pasa hoy, mi impresión es que gana Boric (efectivamente ganó y por casi 10 puntos); si gana Kast desmoraliza a un montón de gente. Boric es un chanta, en 2019 firmó la ley que pidió Piñera de represión de las movilizaciones; pero no son lo mismo, Boric se plantea reabsorber la rebelión popular desde el punto de vista social liberal, Kast aplastarla.

Igual, con respecto a Chile hay que recordar que cuando se termina la política está el Ejército, está el Estado. Acá no se ve tanto porque el Ejército quedó “hecho bolsa”, pero igual está, ¡ojo! Pero en Chile sí se ve, todos los días se ve al Ejército por ejemplo en la Araucanía, y los Carabineros son una fuerza militarizada, que al lado de la Policía Federal de acá los Carabineros se “cagan de risa”; matan y todo. Exagero, pero para que tengan un parámetro internacional, al lado de los Carabineros o de la Policía militar que militarizó Río cuando mataron a la compañera Marielle Franco, una legisladora conocida… y no pasó nada, militarizaron Río y ya está, y los que la mataron ahora son el presidente, la familia Bolsonaro. Esos son policías de verdad, también en eso la burguesía argentina está por detrás; la Policía argentina es peligrosa y mata, claro que sí, pero para que entendamos los parámetros.

  1. La izquierda: de referencia política a fuerza orgánica

En la izquierda, dos o tres cosas. La situación de la izquierda es favorable en términos generales, pero también contradictoria. Como “fantasma del comunismo” y electoralmente, incluso nuestro partido sin cargos electorales, somos una fuerza política, somos colectivamente parte del debate político nacional, y eso es muy importante, y tenemos en el haber una acumulación de vanguardia.

En el debe, somos muy poco orgánicos todos, el único sindicato real que la izquierda dirige (y no lo dirige como izquierda) es el SUTNA. Y la Lista Negra dirige el SUTNAcasi como “peronistas combativos”, que el otro día hicieron una foto contra el FMI, cosa que está muy bien. Pero son, más bien, una lista reivindicativa, no son antiburocráticos aunque todavía sean independientes; están muy vaciados respecto de las aspiraciones obreras expresadas diez años atrás (aunque no son como la Violeta, por eso los compañeros los votan).

Fue noticia que la izquierda tiene cuatro diputados, y está muy bien. El viejo MAS dirigía cien comisiones internas de fábricas en el GBA. Igual, el mundo está hecho de desigualdades, para ellos, el FIT-U, y también para nosotros; lo vamos a discutir mañana. Tener una organización joven como la nuestra pero orgánica en su composición es un capital inmenso, aunque sea ultra joven, inexperta o, eventualmente, de una envergadura menor; eventualmente digo porque el PO llevó cinco o seis mil desocupados a la Plaza de Mayo pero no sabemos cuántos militantes reales llevó…

Entonces, a la izquierda (FIT y Nuevo MAS) hay que mirarla con ojos críticos pero no sectarios, porque en general la izquierda argentina es militante, aunque la adaptación, llevar a los desocupados de las narices, es horrible, no tiene nada que ver con el 2000; estamos frente a un movimiento de desocupados que en todos los casos –oficialista y la izquierda- tiene fuertísimos elementos de adaptación estatista. Pero en la Argentina hay una característica distinta a la de otras partes: la crisis del trotsquismo en el mundo es que no es militante.

Igual también hay elementos de rutinarismo y peligros. Lo del PO ya lo dije, la adaptación movimentista total y el PTS no es tan burdo como el altamirismo,pero se le ve menos gente en gran medida por la adaptación a la virtualización y la súper-estructuralización. Nuestro partido también perdió algo, poco, de militancia por la pandemia, pero ¿cuántos perdió el PTS? ¿Por qué perdió más, si además tienen plata, sacan votos?

La izquierda, entonces, es parte del debate político y va a ser protagonista si se pudre todo. Ojo, que cuando se pudre todo aparecen las masas, que son mucho más grandes que la izquierda, y la vanguardia de masas también, y no es fácil estar a la cabeza de eso. El otro día en la Plaza era un descontrol, y era una plaza de movimientos de desocupados, militancia, y algún peronista “despistado”.

La contradicción es esta: sos parte del debate político, y sos débil desde el punto de vista orgánico todavía, y una de las corrientes más grandes, que era el PO antes de dividirse, eligió irse del centro a la periferia. ¿La periferia es importante para masificar? Sí, pero el centro es fundamental: donde tenés cien desocupados y un obrero, dirige el obrero, porque tiene más subjetividad, se plantan, te discuten, no van como un rebaño atrás marchando; eso para que se entienda lo del centro y la periferia.

Nosotros apostamos estratégicamente a esos compañeros, a los activistas obreros y estudiantiles, a los que tienen autoconciencia, que son los que dirigen y no van como un rebaño dirigido por un puntero, además de estar concentrados en los centros neurálgicos de la producción y la distribución.

La conciencia está ligada al problema de la clase, al rol que cumple la clase obrera cuando se pone de pie; es una cosa loca, las personas que tienen una trayectoria más estructural tienen más subjetividad que las que son puramente territoriales o más desestructuradas socialmente, es lógico.

Bueno, la izquierda es débil todavía orgánicamente, y un poco se debilitó también por la pandemia. La pandemia debilitó a todas las fuerzas políticas, y la izquierda venía de un debilitamiento anterior, no sólo por subirse solo a la moto electoral sino también porque nos dieron cachetazos: adonde les quisimos tocar un poco como el SMATA, en Lear y Gestamp, fábricas medianas por así decirlo, nos barrieron. El PTS hizo un show, “ganamos, ganamos”, ¿qué ganamos? Eso lo pinta de cuerpo entero al PTS, siempre ganamos…, es la política del verso y la autoproclamación; eso es una vergüenza, es lo peor que hay, a la clase y a la vanguardia, y sobre todo al partido, se le dice la verdad, no se miente.

Eso era una cosa hermosa de Trotsky y Lenin, el Partido Bolchevique era el partido más honesto de toda Rusia, decía la verdad. Eso no quiere decir que no hagamos maniobras; otro capítulo. Pero a la clase se le dice la verdad, y a la militancia. Porque así formás militantes conscientes, con ideas propias, con personalidad propia, no gente aparatizada; disciplinada pero consciente, no disciplinada de manera instrumental. Disciplinada, lógico, porque sin disciplina y centralización no hay nada.

  1. La táctica del frente único

Desde la orientación planteamos una “maniobra política”: no satisfacernos en que estamos bien en nuestro aislamiento, sobre todo ahora que no es un año electoral y no tenemos que tomar ninguna decisión en ese terreno; queremos poner en pie frentes únicos en todos los casos que podamos. A las patadas, porque no va a ser fácil, estamos fuera del FIT-U y el FIT-U suele unificarse contra nosotros, aunque tienen contradicciones internas también.

El frente único tiene valor para dos planos. Es fundamental para el partido entreverarse con las fuerzas del FIT-U en los frentes únicos, en las movilizaciones, en todo lo que tenga que ver con el campo político. Pero también es el frente único que disputamos con el PTS en el Puente Pueyrredón. Y si hay ascenso, los frentes únicos por abajo tipo coordinaciones que surjan porque hay irrupción. En todos los casos son frentes únicos de tendencias, o entre tendencias políticas y trabajadores o jóvenes sin partido. Por arriba es puramente de tendencias, pero por abajo no, llegás desde abajo al frente único, tenés que estar: tenés que estar en La Nirva, en FATE, en Ansabo, en Guernica, con el SiTraRepA conquistado como sindicato, etc.

A los frentes únicos de lucha se llega con representación desde abajo, y a los frentes únicos entre tendencias se llega con la representación política conquistada por el partido desde arriba. Cuando dijimos “queremos ir a la marcha” nos dijeron “sí, por supuesto”; después nos peleamos en la cabecera toda la marcha porque pretendían subordinarnos; que Manuela Castañeira y nuestras figuras quedaran opacadas. Pero eso es parte del frente único: se logra pero es a las patadas; es unidad en la acción pero también diferenciación política y con los métodos más estalinistas; hacer valer los intereses del partido en el marco del frente único.

La revolución y la construcción revolucionaria son serias y objetivas pero no impresionistas, hay que saber tener un pensamiento dialéctico;saber ver detrás de las apariencias. Ver lo que nos conviene y lo que no nos conviene también; ver nuestras fuerzas y las delos adversarios o enemigos, aunque nuestra mirada sea interesada para construir el partido.

  1. Un espacio enorme para construir el partido

Hay otro problema: donde llegamos, mi imagen de la vanguardia es la de un queso gruyere. Hay un actor menos que es el PO, que se retiró en cierta forma de los centros. Por su parte, el PTS, como señalamos, acumula elementos de rutinarismo y súper-estructuralización; todo el año en el Puente Pueyrredón lo vimos débil, llegando tarde y con poca militancia (aunque tiene mañas y oficio, y también métodos estalinos).

Las debilidades del PO y del PTS se expresan en el enorme espacio que hay en la vanguardia. Nuestro partido tiene una acumulación creciente –lo puede ver cualquiera en nuestras columnas, en los cortes, en la juventud o lo que sea; tenemos menos extensión e inserción laboral pero una militancia entusiasta(aunque todavía inexperta).

Venimos de aguantar el aislamiento;pero el partido está fuerte, entusiasta y orgánico en su composición(nuestra dificultad está todavía en la falta de una mayor sindicalización, extensión y territorialidad). Como la vanguardia es un queso gruyere,hay muchísimo espacio por abajo que a veces no podemos aprovechar porque nos falta dimensión.

Pero en varios lugares sí tenemos acumulación; la acumulación en fábrica es muy lenta pero estamos estructurando más compañeros/as. La ley constructiva arranca por la juventud y este partido es una conquista de la juventud; el partido más joven –más nuevo- de la Argentina.

Para unir el principio de este informe con esto último: es factible que haya en los próximos dos o tres años en la Argentina una prueba grande de la lucha de clases. Puede ser que no, que hagan el shock y la gente se quede mansa, o que explote todo; no sabemos porque no hubo una prueba de fuerzas. En Brasil hubo prueba de fuerzas: desde 2013 hasta que llegó Bolsonaro hubo varios años de prueba de fuerzas.

Es importante que entiendan esto: nos bancamos solos hasta acá para conquistar este capital político, y ahora queremos jugar ese capital en la lucha política de tendencias de manera más clara. Hacemos una maniobra política, reubicamos al partido, porque el partido lee la realidad, hacemos política con la realidad, valorando eso.

Para terminar, es obvio que el rechazo al acuerdo con el Fondo es un elemento programático ordenador, y también nuestro programa anticapitalista por los $100.000 de mínimo indexado mensualmente (¡y ya nos estamos quedando cortos con esta cifra!).

Tenemos el programa que formulamos durante la campaña, que está muy bueno, que se puede empezar por varios lados, y atento a lo siguiente: por ejemplo en Chubut hay que plantear ¡Fuera Arcioni y Asamblea Constituyente!; hoy a nivel nacional todavía no, pero si hay crisis política se plantea una consigna más general.

Lo último: ocupar espacios de representación. Si ocupás espacios de representación construís frentes de masas. Viene una crisis, se va a un choque a mediano plazo, hay que estar más fuertes para eso, hay que captar para el partido, pero para captar hay que romper el aislamiento, que nadie se embelezca con el aislamiento del partido. Si estás a la cabeza de frentes de masas se capta mucho más, y hay mucho espacio.

Queremos hacer un Campamento anticapitalista multitudinario del ¡Ya Basta! en febrero, prepararse para ir con todo a las facultades; va a haber un montón de mesas vacías y hay que salir a ocupar todos esos espacios en la juventud.Yo siento que nuestro partido hoy es el más militante de la Argentina; que sostiene una presión permanente militando y con buena moral.

No estamos armando para que mañana se pudra todo, no sabemos exactamente; sí tiene que estar armado el partido estratégicamente sabiendo que puede haber un choque duro, porque esto así no da más. Ojo que en el 89-90 hubo un choque, se combinó con un retroceso internacional, ese choque destruyó al viejo MAS, que era un partido muy fuerte pero sin cabeza política después de la muerte de Moreno; los dirigentes estaban muy acostumbrados a los oficios prácticos pero no tenían cabeza política ni teórico-estratégica y eso mató a ese partido. Pero hubo dos huelgas ferroviarias, dos hiperinflaciones, saqueos, de todo. No fue como el 2001, porque terminó en derrota, Menem se estabiliza con una derrota, no ganando la elección.

Este año, el que viene o el otro, no sabemos, pero no hay escapatoria, se viene algún choque fuerte. En la Argentina va a haber un choque social y hay que prepararse para ello. Y si el partido es una izquierda revolucionaria, como lo es, hay que construirnos siguiendo nuestras leyes constructivas, de manera orgánica, en el seno de la juventud y nuestra clase con esa perspectiva, sabiendo que se viene ese desafío con el objetivo que la izquierda tenga un peso cualitativamente mayor que 20 años atrás.

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